JSA de Geoff Johns
La Sociedad de la Justicia de América, comúnmente conocida como JSA, tiene el honor de ser el primer grupo de superhéroes de la historia. Su primera aparición data de 1940, en el histórico All-Star Comics #3, de la mano del editor Sheldon Mayers y nacida de la pluma del veterano guionista Gardner Fox. El innovador experimento destacó por reunir no solo a héroes que contaban con una colección propia, sino que se utilizó como banco de pruebas para crear personajes de nuevo cuño, los cuales se iban incorporando a la plantilla del grupo de forma paulatina.
Durante la Edad de Oro, la JSA contaba en sus filas con Superman, Batman y Wonder Woman, los primeros espadas del Universo DC. Posteriormente, en la Edad de Plata, coincidiendo con el intento de reestructuración del universo de ficción, algunos miembros de la JSA pasaron a formar parte de la Liga de la Justicia de America (JLA), por lo que se estableció que existían dos realidades: Tierra 1 y Tierra 2. En la primera se había situado a la JLA, mientras que la segunda servía de escenario para las aventuras de la JSA. Esto propiciaría un cruce dimensional que acabaría convirtiéndose en una tradición anual.
Con el paso del tiempo, la compleja estructura del Universo DC se simplificó gracias a Crisis en Tierras Infinitas. Esto provocó que la JSA dejase de vivir en una tierra paralela para establecerse en la continuidad oficial como el primer grupo del Universo DC. Su actividad heroica en el remoto pasado serviría de inspiración a muchos otros. De esa forma, se solidificó un legado que, con el tiempo, acabaría convirtiéndose en el paradigma perfecto que define al universo de ficción más longevo de toda la historia.
Pese a su dilatada trayectoria, el grupo contó con innumerables seguidores en su país de origen. Aunque no tenía una serie regular con su nombre, ya que protagonizaba colecciones con títulos como All-Star Western, All Star Squadron, incluso Adventures Comics, consiguió asentarse dentro de la compleja trama del Universo DC. Sin embargo, en España, estos personajes eran prácticamente unos desconocidos hasta que gracias a Geoff Johns se popularizó, a través de su etapa, a un grupo que por fin ostentaba el puesto que se merecía por derecho propio. Desgraciadamente, hizo falta esperar más de medio centenar de años para que eso sucediera.
En 1999, a las puertas de un nuevo siglo, se ponía en marcha una serie regular bajo el acrónimo JSA. Para dicho encargo se eligió al guionista James Robinson. Desde luego, no podía ser una mejor elección. Robinson, cuyo conocimiento del pasado del Universo DC demostró con creces en la magnífica Starman, era el candidato perfecto para dotar a la serie de un estilo a caballo entre lo clásico y lo moderno, respetando al máximo la esencia de los personajes.
La JSA vuelve a reunirse debido a que antiguos miembros del grupo y sus amigos están siendo asesinados. Bajo esta premisa tan impactante, Robinson nos abre el camino hacia el cómic de superhéroes por excelencia, demostrando que las viejas fórmulas funcionan si se sabe que hacer con ellas. Personajes del pasado, presente y futuro se dan la mano en diferentes historias que se van encadenando con un ritmo frenético. Una vez que la maquinaria está funcionando, entra en escena Geoff Johns para tomar el relevo, asesorado por David S. Goyer, que conseguirá elevar tantos las ventas como la calidad durante un largo periodo de tiempo.
La perseverancia y el buen hacer de Johns lo situarían en los siguientes años como una de las piezas claves del Universo DC junto a autores de la talla de Morrison. Prácticamente surgido de la nada, procedente del mundo cinematográfico sirviendo de asesor a Richard Donner en Superman y otras películas, o en la saga de Arma Letal, Johns comenzó su trabajo en DC escribiendo Stars and S.T.R.I.P.E., creando al personaje de Stargirl basado, en cierta forma, en el recuerdo de su hermana fallecida pocos años antes. Se trata de una serie fresca y divertida que ponía de manifiesto que clase de autor era el guionista, cuyos conocimientos y respeto por el pasado de los personajes eran la base para cimentar el futuro. Hay mucho de la JSA en esta colección y no me refiero solo al personaje, sino a la esencia que respira el tebeo: una forma clásica de entender el cómic de superhéroes que muchos creyeron caducada durante los noventa, pero que autores como Johns demostraron que no era así.
La importancia del trabajo del guionista en la JSA es innegable. Le sirvió de presentación para encargarse de Flash ese mismo año. Poco después, se hizo cargo de un nuevo volumen de los Nuevos Titanes y, posteriormente, rescató a Hal Jordan como Green Lantern e inició una época dorada para el personaje, que llegó a protagonizar una película, forjándose una autentica franquicia de tremendo éxito a su alrededor. Así comenzó una escalada hacia lo más alto de la editorial, convirtiéndose en uno de los arquitectos del Universo DC, que alcanzó uno de sus mejores momentos en cuanto a calidad se refiere.
La clave del éxito puede encontrarse al leer cualquiera de las sagas iniciales de esta JSA. Gracias a su conocimiento del pasado, forjó un concepto que a medida que pasaban los números cobraba más fuerza: el legado. Cada universo de ficción tiene su característica principal. En Marvel tenemos el universo cohesionado y los superhéroes con superproblemas; en DC tenemos el legado y la familia. Ambos conceptos son desarrollados y profundizados por Johns, hasta sus últimas consecuencias, durante su etapa al frente de la JSA. Además, consiguió que el lector empatizase con unos personajes totalmente desconocidos, construyendo una serie coral que incluye un reparto descomunal, sin que esto repercutiese lo más mínimo en el ritmo de las historias. Una tras otra se iban engarzando diferentes tramas y subtramas, en una serialización perfecta del género, aludiendo a una fórmula clásica que se adaptaba a los nuevos tiempos. De ese modo, resurgía el género de superhéroes con una fuerza tremenda, eludiendo los fuegos de artificio y basándose en el desarrollo de los personajes y su entorno. Si alguien quiere saber como se debe escribir una serie grupal de superhéroes sin esquivar el pasado y afrontando el futuro, sin lugar a dudas debe leer la JSA de Johns, la mejor en su género en lo que llevamos de siglo.
Pero lo realmente bueno de esta etapa es que, pese al gigantesco plantel de protagonistas que pasan por sus páginas, el lector puede llegar totalmente virgen. El autor es capaz de dosificar el espacio y, poco a poco, acabas conociendo a todos y cada uno de los personajes, ya sean de nuevo cuño o pertenezcan a la mítica formación original. Y no solo a ellos, sino que también acabas empapado del rico pasado del Universo DC y la trayectoria de las diferentes encarnaciones de los integrantes del grupo. Johns consigue acrecentar el interés del lector por los personajes y su historia de tal forma que, tras su marcha, acabas irremediablemente ligado a la JSA y su colección. Desgraciadamente, la llegada del Nuevo Universo DC dejó un hueco que, por mucho que Robinson lo intente, no se ha podido cubrir con la serie titulada Tierra 2, en un vano intento por recuperar un concepto que parece haber muerto con Flashpoint. Sea como sea, siempre nos quedarán nuestras estanterías, donde la leyenda perdura eternamente y las viejas glorias renacen cual ave fénix. Posiblemente porque el legado sea lo único que es imperecedero, algo de lo que Johns se dio cuenta mucho antes que nosotros y su JSA es un testigo mudo de ello.
