Bien,este lunes debería estar hablando de otra cosa. Hoy la idea era plantar aquí mis desvaríos sobre uno de esos clásicos marvelitas que tanto han contribuido a mi afición por los comics. Pero, sorpresivamente, hace unos días se ha anunciado una reedición de Fuerza-X/X-Statix y ya he empezado a leer preguntas acerca de si merece o no la pena leer esta etapa. Y como las ocasiones están para ser aprovechadas y esta en concreto la pintan calva, qué menos que intentar responder a ello.
La respuesta corta es sí. Fin del suspense, lo siento.
Pero como eso no es suficiente, ahora viene lo más divertido, la respuesta larga.
Fuerza-X/X-Statix, de Milligan y Allred.Y como no contaba con este imprevisto, ahora me encuentro frente al portátil buscando el enfoque para intentar explicar a grandes rasgos qué es lo que tiene este tebeo de especial y por qué deberíamos malgastar nuestro tiempo en su lectura.
Y lo primero que se me viene a la cabeza es sintetizar mi opinión en una frase, en uno de esos titulares llamativos y luminosos que tan bien funcionan entrecomillados y con cinco estrellitas grandes y visibles al lado.
Sí, eso es exactamente lo que voy a hacer. Vamos a ello:
- En primer lugar, es ineludible utilizar la palabra "pop". No queda otra, estando Allred de por medio. Llegados a un punto en que la vieja Marvel ya no existe como tal (si me preguntan, diría que se perdió en algún momento de los 90, entre portadas brillantes, armas gigantes y más interés por parte de creadores y lectores en el dibujo que en las historias a dibujar), no creo que resulte peyorativo decir que este tebeo no parece no parece un comic Marvel: con su estilo tan de ayer y al mismo tiempo tan de mañana, Allred convierte el etapón en una
rara avis en el catálogo de la editorial, un tebeo que lleva el sello marvelita y utiliza algunos de sus conceptos y personajes pero que, a todos los efectos, es uno de esos tebeos alternativos que tantos premios se llevan y con los que tanto cuesta que nos animemos a probar.
Me arriesgo a decir que ese regustillo
indie en el dibujo será una de las cosas que podrán echar atrás a potenciales lectores. Seguro que no me equivoco. Pero desde ya, anticipo que sería una pena: basta leer el número del mes mudo, por ejemplo, para que hasta el más escéptico se dé cuenta de que esta serie sólo podría haber funcionado escapando de convencionalismos.
- Tampoco puedo dejar de señalar lo moderna que resulta la obra, incluso a pesar de que ya tiene más de diez años a sus espaldas. De hecho, diría que a día de hoy sigue siendo tan moderna como cuando se publicó por primera vez. En lugar de acudir a los lugares comunes en los que se lleva instalando el comic de superhéroes desde hace décadas, Milligan y Allred escapan de los arquetipos inherentes al género, "odiados y temidos" incluido, para crear un producto diferente a partir de la renovación en las tramas y la creación de unos personajes tridimensionales y carismáticos.
- Y está su audacia, por supuesto. Si ya de por sí los primeros compases del siglo XXI supusieron un paso adelante en los comics Marvel, ésta es una de sus propuestas más arriesgadas: por un lado, por la acidez de una obra que supone una crítica constante a la sociedad de consumo, al culto a las celebridades o al inmovilismo y a la falta de riesgo en la que se habían instalado los comics de capas. Y en segundo lugar, y no menos importante, por la comodidad con la que los protagonistas asumen las ventajas de la fama o por la frivolidad con la que enfocan sus actos con la popularidad como meta principal.
Dicho de otra forma, si en esa oda al fandom descerebrado que supuso Kick-Ass el ocurrente Mark Millar lamentaba en boca de su protagonista que la gente común quisiese ser Paris Hilton pero nadie soñase con ser Spiderman, este comic ya había ido mucho más lejos casi una década antes explorando las consecuencias de que la propia Paris, ay, hubiese sido mordida por una araña radioactiva (no lo digo de forma literal, que nadie se asuste).
- El último ingrediente que nos falta a la hora de definir la obra es su falta de seriedad. Y es que ese sentido del humor inteligente y autoparódico, esa imposibilidad de tomarse en serio a sí misma es precisamente uno de sus grandes activos.
Así que, en principio, parece que con estos elementos ya puedo llegar a mi objetivo y resumir más de mil páginas y varias horas de lectura tan adictiva como gratificante en un titular que le haga justicia. Vamos allá:
"
Lo que nos ofrece Fuerza-X/X-Statix es puro delirio pop, una obra vanguardista, valiente y sobre todo muy, muy divertida. Cinco estrellas".
Vale, objetivo cumplido, ya puedo respirar tranquilo.
Pero, más allá de las sentencias estupendas, las críticas pedantes y los titulares grandilocuentes, lo que verdaderamente importa es que este es un tebeo guay, extremadamente guay. Y creedme, es con eso con lo que os deberíais quedar.
Lo demás es adornar el currículum.