Es un desatino mayúsculo incluir los números de Daredevil en que aparecía Spiderman como invitado y que Stan Lee encargó a John Romita para descubrir si sería un buen sustituto para Ditko. ¿A quién diablos le podría interesar ver, en un tomo de Spiderman, el examen que le hicieron al que se convertiría, a continuación, en el dibujante por antonomasia de Spiderman? Es aberrante, una locura, una brutalidad, una manera de invalidar por completo no sólo estos libros, sino todos los que se publican en España y en el mundo. Es un atentado a la inteligencia que sólo podría perpetrar una mente enferma, degenerada, corrupta. Ojalá le entre una apoplegia a semejante individuo y aparte sus apestosas manos de la verdad absoluta y revelada de cómo hay que hacer las cosas.