Buenas

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He visto que algunos foreros estáis señalando escenas concretas de vuestras películas favoritas. Como no me apetece incurrir en spoilers ni soy capaz de quedarme con una sola escena de esta "Goodfellas", directamente voy a comentar la película.
Los chicos del barrio.
Es un hecho aceptado, asimilado y poco discutido que la tercera parte de "The Godfather" se trata de una entrega indigna de la saga a la que pertence. Podemos convenir entonces sin temor a equivocarnos que Francis Ford Coppola (DEP) nos dejó un díptico magistral, apabullante y maravilloso. Sin embargo, y sin entrar en comparaciones, el resto de los directores barbudos de su generación no se quedaron atrás. Ahí están "Scarface"/"Carlito's way" de Brian de Palma o "Goodfellas"/"Casino" del bueno de Martin Scorsese.
"Goodfellas" ofrece una visión de los entresijos del funcionamiento cotidiano de la mafia en Estados Unidos. No se trata, como en el caso de "The Godfather", de un acercamiento de altos vuelos a los lujosos despachos en los que se toman las grandes decisiones y que tan bien retrató Coppola. Es una historia contada a ras de suelo y protagonizada por la clase obrera de la organización. Son soldados que se manchan las manos, peones de un tablero mucho más grande y que no pueden escalar posiciones debido a su origen sanguíneo. Hombres que, de vez en cuando, se quedan sin un solo dólar que gastar y que tienen que buscarse la vida al margen de sus actividades oficiales, realizando algún que otro trabajito o planificando algún golpe aquí y allá.
Los protagonistas son, por tanto, asesinos, ladrones, traficantes... ése es su estilo de vida y "Goodfellas" nos invita a disfrutarlo. Ahí donde Coppola levantaba una infranqueable cortina de glamour, Scorsese nos invita a escabullirnos en el
club por la puerta de atrás, nos enciende el cigarrillo y nos reparte unas cartas para que juguemos al póker con ellos. -"
Tráeme un Cutty Shark, araña". Y durante unas horas, nos sentimos como ellos.
"As far back as I can remember, I've always wanted to be a gangster" (Henry Hill)La película explica la fascinante historia de Henry Hill (espléndido Ray Liotta), un gángster neoyorkino que perteneció a la familia Lucchesse durante las décadas de 1950, 1960, 1970 y 1980. Alrededor de su figura se tejen multitud de pequeñas historias y de personajes interesantes. Realmente no se puede hablar estrictamente de una estructura de introducción-nudo-desenlace en el sentido clásico. El fantástico guión avanza a base de pequeñas anécdotas explicadas al calor de unos whiskies. Son esas pequeñas historias los que le dan su color al film. No es que se trate de explicar como dan "
el gran golpe" o "
el día más importante de sus vidas". Es distinto porque todo el film supone una constante rememoración de pequeños momentos que conformaban el día a día, dotando así a la película de una cotidianedad inédita. Así, la duración es de tres horas, pero podrían ser cinco sin ningún problema, encajando cualquier nueva escena antes o después del par de escenas claves de la película.
Además de los momentos de pistola y cigarrillo, uno de los puntos de interés del film es la visión que tienen los propios mafiosos acerca de su pertenencia a la organización. Para ellos, no se trata del delito tipificado en un Código Penal. Es su forma de vida. En este sentido, resulta especialmente interesante el papel de Lorraine Bracco, que ingresa en la organización al contraer matrimonio con Henry Hill. Es un punto de vista, el femenino, que se nos había escamoteado constantemente en las películas de gángsters, pero que aquí brilla con todo su esplendor.
Del estupor inicial por su entrada en la Mafia y de sus ácidos comentarios sobre sus nuevos amigos, el personaje de Bracco pasa a la total integración. Y es que, como comentan en el film, siempre están todos juntos. Nadie se junta con personas ajenas a la organización. Siempre asisten todos juntos a sus bodas, bautizos y comuniones y se presiona a sus miembros para que eviten el divorcio. Incluso en caso de ser encarcelados, mueven los hilos convenientes para cumplir condena en la misma prisión que los otros miembros. Todo finalmente redunda en una percepción de absoluta normalidad del mundo en el que viven.
Junto a Henry Hill, conoceremos también a sus dos mejores amigos, Jimmy Conway (¿recordáis cuando Robert De Niro era actor?) y Tommy DeVito (maravilloso Joe Pesci). El primero posee un cerebro calculador, frío y metódico. El segundo es temperamental, violento y algo loco. Los tres trabajan para el desconfiado Paul Cicero (excelente Paul Sorvino), el jefe local de la organización. El elenco de secundarios es básicamente el mismo del que se han ido nutriendo películas posteriores sobre la mafia italoamericana y aparece también de forma constante en la notable serie "Los Soprano". Como detalle simpático, comentar la actuación de la mamá de Scorsese, en otra de las escenas memorables del film.
"Para nosotros vivir de otra manera era impensable, la gente honrada que se mataba en trabajos de mierda por unos sueldos de miseria, que iba a trabajar en metro cada día y pagaba sus facturas estaba muerta, eran unos gilipollas, no tenían agallas. Si nosotros queríamos algo lo cogiamos y si alguien se quejaba dos veces le dábamos tal paliza que jamás volvía a quejarse, era una simple rutina ni siquiera lo pensábamos." (Henry Hill)La realización técnica es notable. Scorsese deja en esta película alguno de los travellíngs más conseguidos de la Historia del Cine. Alcanza además todo un prodigio de planificación, por cuanto la imagen se funde con las constantes voces en off que toman la narración, enriqueciéndose mutuamente. También rueda la violencia con un evidente buen gusto, pues aunque muestra sangre nunca acude al exhibicionismo, siendo siempre peor lo que el espectador imagina que lo que puede ver. Un detalle concreto que siempre me gustó es cómo retrata en el tercio final la presión y angustia de un Henry absolutamente desquiciado. La escena final del juicio es otra maravilla. Scorsese ofrece multitud de trucos que implican al espectador en todo momento con la narración. Se trata, pues de una dirección imaginativa. Es cierto que existen algunos fallos de raccord en escenas clave, pero son fácilmente disculpables por la brillantez del conjunto.
No se puede hablar de esta película sin comentar su banda sonora. Se incluye un gran número de canciones y casi todas son brillantes. En lo personal, y ciñéndome a su utilización en el film y no a su calidad intrínseca, me quedo con el piano final de la maravillosa 'Layla' de Derek and the Dominoes, aquel grupo que Eric Clapton formó a principios de los 70's. Supongo que escoger una canción de amor para una escena tan desagradable da buena idea de dos aspectos fundamentales del film: el sentido del humor tan cabrón que lo recorre, y un cierto sentimiento de nostalgia, de mejores tiempos pasados que ya no volverán.
Admirado y copiado, pero nunca superado, se trata de un film influyente. El propio Scorsese, junto a su madre, De Niro, Pesci y Frank Vincent nos ofrecería una secuela no oficial, con la apasionante "Casino". Algunos alumnos aventajados tomaron buena nota de la receta y realizaron obras notables ("Cidade de Deus", "Boogie Nights") o buenas ("A Bronx Tale"). Otros fracasaron estrepitosamente ("Blow"). Y un reconocido admirador del film directamente fichó a un actor semidesconocido en ese momento y que se presentaba en sociedad con este film (Quentin Tarantimo).
A nivel personal, se trata de una de las películas de mi vida.
Un
10, claro.
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