Imposibles Vengadores (1-5) o "Pensé que sería Hickman".Los que a estas alturas de la película ya me tienen bien calado saben hasta qué punto he disfrutado de aquellos Nuevos Vengadores que Bendis inauguró intentando detener una fuga en masa y cerró dando un paseo por el parque tras pelarselas con Osborn entre las ruinas de Asgard. También intuirán cómo paso olímpicamente de todo lo que hizo el calvo tras eso, con el modo automático activado, la chispa perdida, y la exposición de todos sus defectos y ninguna de sus virtudes.
Y también alguno que otro podrá dar fé de cómo siempre he dejado claro que por más que la sacudida se me antojaba no necesaria, sino obligatoria, algún día tendría que llegar el momento en que un nuevo guionista recogiese los bártulos y devolviese, desde la comodidad de ser la franquicia más exitosa de la editorial, la colección a su esencia, a sus premisas más básicas. O si se prefiere, a esos Vengadores que tanto tiempo han estado esperando los fans más clasicistas.
Y pensé que sería Hickman. De verdad. Y a día de hoy, estoy seguro de que me equivoqué. No voy a entrar a discutir sobre la etapa de éste, porque no estamos en el hilo adecuado. Y seguro que sus Vengadores acaban siendo la hostia cuando la colección vaya cogiendo ritmo, el puzzle vaya resolviendose y podamos tener alguna certeza de hacia dónde se dirige su macrohistoria realmente. Pero si lo que hemos visto desde mediados de la pasada década no eran Los Vengadores, sabe Dios que los de Hickman tampoco lo son.
El caso es que me he vuelto a leer los primeros cinco números de Imposibles Vengadores. Y joder, es que me parecen muy buenos. Para empezar, se toma de partida el punto que se debería tomar de partida (es decir, el final de AvX, ese evento que empezó dándome mala espina, acabo gustandome mucho y que cada vez se me antoja más como un punto de inflexión fundamental en la extensa cronología marvelita). Con lo que hemos leido todos estos años, el que Los Vengadores miren hacia adelante y den un paso al frente por la integración real de los mutantes en la
jet set superheroica es un acto de coherencia tan inevitable como que los mutantes recuperaran aquella declaración de intenciones que conducía a la integración y convivencia pacífica, algo que se perdió en algún momento del camino y que es tan inherente a La Patrulla-X como los cambios de formación periódicos en Los Vengadores.
Lo que ha hecho Remender en tan sólo cinco números es construir algo creible sobre unas bases que llevan ahí la hostia de años y, al mismo tiempo, darle una capa de barniz que hace que lo viejo parezca incluso moderno. Y como el tío es como es, nos va a cascar algunos conceptos que habiamos conseguido desterrar de nuestra memoria y que nos recuerdan que hubo un tiempo en que era muy fácil e incluso recomendable dejar de comprar tebeos. Y conseguirá que encima nos mole, porque sabe hacer tebeos que molen.
De momento ya hemos visto entremezclados a Onslaught con la Mansión (así en mayúsculas), al legado de Apocalipsis con las ruedas de prensa presentando al grupo, al realismo chungo de los últimos años con los villanos acechando entre las sombras. Y tiene un formación a priori muy extraña, pero que puede acabar siendo clásica, tiempo al tiempo.
(Si he pillado el juego a Remender, que no lo sé, supongo que en algún momento veremos a nuevos personajes incorporarse al grupo y a otros abandonarlo, y veremos a enemigos noventeros como Dyscordia alternar con gente como Kang o Ultrón; y necesitamos a Iron Man, porque reunir a la trinidad vengadora es la única pieza que falta para terminar de mostrar el carácter icónico de la serie; y tal vez un enlace gubernamental que dé un poco de guerra; y por mis cojones que tenemos que ver a estos personajes jugando un partido de béisbol)
Frivolidades aparte, lo más importante y por lo que habría que hacerle un monumento a Remender es por su habilidad para que cada personaje tenga una voz propia, para que de verdad esta sea la serie de un grupo de personas a las que les pasan cosas y que se relacionan entre sí; parece una tontería, pero esta interacción entre personajes es lo que ha hecho grandes tanto a Vengadores como a Patrulla-X, y últimamente parece ser algo difícil de ver en un tebeo.
En definitiva, la colección que a priori no me atraía en absoluto y me parecía una transición cuasianecdótica hacia las series relevantes de verdad se ha convertido, sin hacer nada de ruido y con paso firme, en el tebeo que no puedo esperar a leer cada mes.
Que sí, que Bendis está sentando las bases de lo que parece que puede ser una etapa histórica en la nueva/vieja Patrulla-X, y Jason Aaron está entregando un comic monumental mes a mes en Thor, pero es que estos (esta vez sí) Vengadores me han ganado del todo, sin matices, ni peros ni mierdas.
Estos son Los Vengadores. No los antiguos, ni los nuevos, sino los que en este momento más me apetecía leer.
Y sólo he tardado cinco números en darme cuenta. Todo un record
Pd: Ya sé que muchos escaparán de este mensaje por su extensión, y que otros lo leerán en diagonal. Algunos estarán de acuerdo y otros discreparán totalmente.
Me da igual. No sabeis lo a gusto que me he
quedao.