La canción del verdugo
Es seguro que no es la mejor de las tramas, ni en cuanto a cohesión argumental ni en cuanto a muchas otras cosas. Es más; está repleta de fallos, inexactitudes, contradicciones y patadas a la continuidad.
Ya nos lo dice el gran Scott cuando suelta eso de que;
"Jean Grey siempre disfrutó de sus poderes como una bendición"Sí, hombre, sí.
Tú si que sabes, Scott.
Pero no es eso lo que me gustaba de esta Patrulla-X.
Se cometen fallos graves en muchos de sus números. Muchas de las conclusiones de los personajes no tienen sentido alguno. Es decir: ¿Siniestro cambia a Cíclope y Jean...por material genético de los Summers? Aún siendo bienintencionados y pensando en la especial sangre de Dyscordia...es vago como poco. Logan adivina mágicamente en que momento exacto se encuentran Ciclo y Jean...
"lo mismo se están asfixiando". Pues sí, lo mismo sí. Hay que reconocer que muchos avances en la trama, son pobres excusas para eso mismo; continuar adelante, sin más explicaciones, sin un sentido o una verosimilitud.
Pero como digo, no es eso lo que me gustaba de esta Patrulla-X.
Tampoco era que Cable se pertrechara en la armería como el equivalente a un tanque con patas lo que hacías de estos cómics una de mis aventuras favoritas. O que Bishop tuviera un arma en cada mano en cada momento y pareciera ladrar en lugar de hablar. Las reacciones son abiertamente belicosas, exageradas e hiperbólicas. Las actitudes también.
Pero como he dicho, no era eso lo que me gustaba de esta Patrulla-X.
No.
Lo que SÍ me gustaba de esta Patrulla-X era que sus cómics eran endiabladamente entretenidos. Me gustaba que pese a su incapacidad para crear una trama con solvencia, Scott Lobdell escribiera unos diálogos divertidísimos que me hicieran babear cada vez que uno de mis personajes favoritos abría la boca. Poco me importaba que fueran a copia de Claremont, como bien señala
Julián en el artículo introductorio, ya que de todos los imitadores que ha tenido el patriarca mutante, solo el "trepa" y chapucero de Scott se acerca a la esencia de aquellas conversaciones de familia. Solo sus palabras destilan algo del aceite que hacía mover esos engranajes, por más que aquí, aún, habiendo pasado apenas un año de la marcha del cabeza de la franquicia, estuviera aún verde y aprendiendo a jugar con estos juguetes heredados.
Pero además me gustaba Niceza. Mucho. Aprendiz de arquitecto, planeador en ciernes, su capacidad para desarrollar muy buenos guiones en poco tiempo, deshaciendo sinsentidos de los demás, es admirable. Ha entregado decenas de trabajos de calidad, trabajando siempre en las sombras de la editorial, demostrando ser uno de sus más eficientes artesanos. Un trabajo correcto, de calidad y honesto, para un principiante que era de los pocos que demostraba tener algo de iniciativa en uno de los tiempos más oscuros de Marvel. Suyos son los mejores capítulos de este evento, verdaderos motores de la trama, por encima de los confusos y divertidos tropezones de Lobdell, o de la maestría y mordiente de David. Es Niceza quien cuenta la historia, quien la ideó, y quien se atrevió a deshacer la confusión respecto a un tema que comenzaba a ser enojoso. Es por esto que artistas como él o Alan Davis, siempre me han caído bien; no tendrían porque ensuciarse las manos ni explicar nada, pero lo hacen. Donde otros simplemente ignoran, ellos se atreven a explicar, a dar una solución a los problemas.
Pero no solo me gusta por eso.
Me gusta porque hay épica en muchas de sus páginas. Porque prefiero el exceso de dramas y rasgar de vestiduras que la desidia a la hora de contar una historia. Ahí tenemos el dolor real de un personaje como Dyscordia, "hijo" abandonado, que busca amor y aceptación, tomando el rol del eterno incomprendido. Ahí sigue la figura de En Sabah Nur, incorruptible, inalterable. Más debilitado que nunca, con ciertos "chirridos" en los capítulos de Lobdell, pero arrastrándose siempre en pos de la supervivencia, negándose a rendirse, prefiriendo morir en la lucha. Como se ha dicho alguna vez; "una cucaracha muy bien acorazada". Cucaracha, sí, porque se arrastra y repta con tal de sobrevivir, y sin embargo, irradia cierto honor, cierta majestuosidad que vería su máxima interpretación en La Era que lleva su nombre. ¿Cuantos villanos han conseguido dominar el universo absoluto con una relevancia editorial igual? Ninguno.
Hay épica en la batalle entre Dyscordia y Cable. Hay pesar en Bala de Cañón. Hay...mucha nostalgia al mirar una formación que me apasiona, como es el X-Factor de Mercurio, Kaos, Madrox y Fortachón. Que poco he leído de esa etapa, y cuantas ganas tengo de hacerlo.
Pero sobre todo hay diversión, entretenimiento, acción, épica y cierta elegancia.
Adoro la estética de estos cómics. Todos estaban verdes; Jae Lee, Andy Kubert o Greg Capullo. Todos me siguen apasionando. Todos habrían de mejorar mucho con los años. Incluso Brandon Peterson no me disgusta en absoluto. Era una estética propia, que tenía sus cosas buenas tanto como sus cosas malas. Hoy día sigo enamorado del dibujo de Andy y Adam Kubert como una de las representaciones más altas de la Patrulla-X. Igual que lo puedo estar de Marc Silvestri, Jim Lee, o siguiendo hacia atrás; Paul Smith o John Byrne. Todos representan momentos cumbres de la colección a nivel estético. Cualquiera de estas Patrulla-X son para mí la definitiva.
Pero por encima de todo.
Me gusta La canción del verdugo porque a día de hoy, la sigo leyendo y sigo disfrutando de ella igual que lo hacía con 13 años, cuando miraba con ojos como platos esas portadas provocadoras y tenía que girar el cómic para desplegar la página doble en sentido vertical.
Sigo enamorado de la encarnación de la Patrulla-X que me conquistó, encuadrada en un periodo concreto que encajaba, y encaja, perfectamente en mi sentido de los héroes odiados y temidos, del grupo diferente que va contra corriente, del universo hermético que tiene sus propias reglas y permanece inalterable al resto.
Porque si pudiera elegir, me hubiera quedado en los noventa. Y mis héroes seguirían jugando partidos de béisbol, y tomando tortitas para desayunar, y charlando de todo y de nada, viendo la tele juntos, entre tragedia y tragedia.
Por la Patrulla-X y por los cómics que hicieron de ella mis compañeros favoritos
Salud.