A mí otra cosa que me fascinaba de los comics de antaño eran las portadas, que normalmente representaban una situación del interior del tebeo y que te dejaban intrigado sobre cómo el/los héroe/s iban a poder resolverla, dando unas ganas locas de leerlo. Incluso algunas tenían bocadillos o globos con textos que, de puro impactantes, me terminaba aprendiendo de memoria.
Esto empieza a ocurrir más bien a partir de la época Bruguera ya que Vértice, aunque sí representaba en sus portadas una escena del tebeo, normalmente eran ilustraciones de López Espí o de Enric imitando la versión original pero eliminado textos y bocadillos.
Luego llegaron los 90 y las portadas han pasado a ser principalmente, hasta hoy, una sucesión de pin-ups que no informan absolutamente nada de lo que encontraremos leyendo el cómic. Algunas, como las de Punisher, incluso parecen idénticas de un número a otro.