A ver, todo hay que situarlo también en su contexto. Pensad que, cuando aparecieron Los Vengadores de Busiek veníamos de esto:

A partir de ahí, cualquier cosa era ir hacia arriba. Meteóricamente.
Nos ha jodido. Es que, en comparación, Los Vengadores de Busiek son The Spirit al lado de eso

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Pero, descontextualizando la etapa, a mí me sigue pareciendo francamente buena: un compendio de lo que son Los Vengadores, o más bien de lo que han sido previamente a dicha etapa, sorbiendo de su propia mitología (la unión frente a una amenaza más-grande-que-la-vida, el Escuadrón Supremo, las disputas internas de poder, Ultrón, Kang, la disfuncional familia de La Visión y la reivindicación de su propia individualidad como ser humano y no como una máquina, los cacaos mentales de Hank Pym y su búsqueda de una felicidad imposible, los jaleos con el enlace gubernamental de turno, la caida en desgracia y posterior redención de un miembro del grupo, elementos todos ellos ya presentes en los doscientos primeros números de la colección, y que son los tebeos de los que ha mamado Busiek; un
back to basics como una catedral y, al mismo tiempo, un fin de ciclo para un concepto que, en mi opinión, aquí termina de exprimirse al máximo: ¿cómo continuar utilizando los mismos elementos sin resultar reiterativo?).
Si la etapa no es perfecta (dejando de lado el que cada uno pueda encontrar las tramas más o menos estimulantes o excesivamente deudoras del pasado, lo cuál huelga decir que es totalmente lícito) es por pequeños errores que, a toro pasado, se podrían haber evitado perfectamente: los personajes creados ex profeso, como Triatlon y Silverclaw, no están a la altura (y el tiempo les ha colocado, coherentemente, en el más absoluto de los olvidos); el intento de Busiek por crear una nueva amenaza que añadir al imaginario de la colección, como es La Comprensión Trina, no sólo pincha en hueso sino que proporciona a la colección una subtrama demasiado estirada y aburrida que, sinceramente, no creo que diese para más de un par de números; y, la verdad, me habría encantado y habría considerado más adecuado que Siempre Vengadores hubiese sido un arco integrado en la propia colección, en lugar de una
limited aparte (curiosamente se hace muy fácil no vincularla a la serie principal, cuando debería haber sido la gran historia de la etapa Busiek).
Deliberadamente no incluyo entre los contras la incorporación de Estrella de Fuego y Justicia porque me parece un acierto que al final no dio de sí tanto como debería: no sólo porque hay algo de justicia poética en el hecho de que dos miembros de Los Nuevos Guerreros terminen formando parte de Los Vengadores (¿acaso no surgieron con esa premisa implícita ocho años antes?), sino porque siempre me ha gustado ver a Busiek reflejando en Vance Astro toda la emoción y las correspondientes e inevitables inseguridades del fan de Los Vengadores que termina cumpliendo el sueño de formar parte de su historia; ojalá hubiese explotado más y mejor este aspecto.
Con todo, tanto con sus aciertos (que para mí valen un mundo) como con sus defectos (a los que finalmente no les doy demasiada importancia), siempre termino llegando a la conclusión de que estos son
mis Vengadores definitivos en su esencia más pura, los que mejor condensan qué es la colección y cuáles son los cimientos que la sostienen. Pero es de cajón que la balanza oscilará de forma diferente para cada lector: al fin y al cabo, somos nosotros quienes colocamos el peso y lo distribuimos como nos da la real gana.
Y todo esto, evidentemente, no tiene nada que ver con Liefeld, universos de bolsillo ni demás tonterías.
Pd: A Ignacio y demás, ejem, no-fans de los paréntesis, mil perdones

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