He leído
Los Vengadores Nº 43 – 47.
Retomo la lectura de esta serie tras mi
anterior comentario.
Después de leer estos números, cada vez tengo más claro que Hickman está cocinando una etapa muy grande, la cual ha conseguido atraparme sin remedio. Y lo mejor es que parece que comienza a dirigirse, por fin, hacia un desenlace en el que se aclare toda la intriga. También debo reconocer que si la siguiera mes a mes me costaría mucho coger el hilo. Sobre todo teniendo en cuenta la manera tan fina de hilar del guionista, conectando hechos anteriores de la trama principal. Me gusta mucho la manera en que Hickman esta dando forma a un concepto muy complejo y denso, pero que poco a poco va cobrando sentido. No son tebeos sencillos, el guión es muy elaborado y hace referencia a algunos acontecimientos del Universo Marvel, a la antigua usanza, creando ramificaciones muy interesantes. Un ejemplo perfecto es la mención al perro de Clint, el tema de Thor y su martillo o la recuperación de personajes como Iron Lad. Se va tejiendo una compleja madeja alrededor de una etapa que parece ir en un
in crescendo continuo. Además, me parece muy inteligente la manera en la que se aprovecha Pecado Original para devolvernos a una de las tramas que mayores incógnitas nos había suscitado: el momento en el que los Illuminati le borran la memoria a Steve, tras romper de manera inconsciente la piedras que conforman el Guantelete del Infinito. Incluso conoceremos el paradero de la gema del Tiempo, la cual se perdió en aquella secuencia, desvelando su importancia con respecto a las Incursiones.
Las revelaciones surgidas tras la muerte de Uatu cobran forma de sueños y Steve recuerda todo lo sucedido. Reúne a un pequeño grupo de vengadores para enfrentarse a Tony Stark pero, en esos momentos, aparece la gema del Tiempo y comienzan un viaje por el espacio tiempo que revelará retazos de la compleja trama que rodea las Incursiones. Si hasta el momento esta etapa se ha caracterizado por ser ciencia ficción pura y dura, en esta fase, ese aspecto se multiplica exponencialmente. Aunque debo reconocer que me da un poco de miedo la incursión del autor en los diferentes mundos de futuros distópicos, ya que quizás se estén estableciendo algunas bases que después no se puedan sostener. Es algo que solo el futuro dirá, pero teniendo en cuenta que la trama es lo suficientemente confusa si contar con ese elemento, posiblemente el guionista se esté metiendo en un fregado del que le puede resultar complicado salir airoso. Por supuesto, son solo elucubraciones y hasta que no veamos el final de la etapa no podremos valorar en su justa medida el trabajo de Hickman. Sin embargo, meterse en un terreno tan pantanoso no me acaba de convencer. De momento, el autor tiene mi confianza, se la ha ganado a pulso, pero una pequeña reticencia y temor siguen presentes sin que pueda evitarlo. Posiblemente lastrado por los resultados obtenidos en otros trabajos suyos que me defraudaron un poco al final. A pesar de todo, se palpa cierta tensión y se derrocha épica por los cuatro costados. Incluso hay que reconocer que cada viaje al futuro incluye algún guiño al lector veterano tanto del Universo Marvel en general como de los Héroes más Poderosos de la Tierra.
Uno de los aspectos más criticables de Hickman es la ingente incorporación de miembros a un grupo ya de por sí bastante nutrido. Vengadores de ayer y hoy se han unido para formar una alianza multitudinaria contra cualquier amenaza que pueda sufrir el planeta. Pero el guionista no es Johns y la coralidad no ha sido una de sus características más destacable. En este bloque incluso reduce el grupo a un número más manejable. No obstante, lo grandes protagonistas son Steve Rogers y Tony Stark. Ambos con dos visiones totalmente diferentes de cómo hacer las cosas. Esto es un reflejo de la compleja relación que los dos amigos han desarrollado en la última década. También es perfecta para profundizar en lo que estamos viendo en Los Nuevos Vengadores, donde los héroes están tomando decisiones de mucha responsabilidad, las cuales comienzan a pasar factura cuando el Capi recupera la memoria. Este es uno de los aspectos más interesantes de la etapa y diría que Hickman lo está desarrollando muy bien. El protagonismo del Capitán América nos ofrece una perspectiva diferente a la serie protagonizada por la logia secreta. Además, nos conecta con el intento de evitar las Incursiones y su germen. Los viajes en el tiempo son prácticamente una excusa para que al final se cierre el círculo y todo parezca abocado a suceder como estaba previsto: en un enfrentamiento entre héroes, como si el destino no tuviese atajos ni pudiese ser cambiado; amigos contra amigos en una variante de la Civil War, con algunas connotaciones morales mucho más interesantes que en cierta forma son las bases del género superheroico. Conceptos tan manidos como el héroe no mata, o salvar el mundo a cualquier precio son expuestos desde un prisma relativamente fresco y original, en un escenario de ciencia ficción de niveles apocalípticos. Es imposible no detectar la épica a estas alturas de la historia-río que está elaborando Hickman y de momento va por buen puerto. Esperemos que todo siga por ese rumbo. Ojalá podamos decir al final del camino que estamos ante una de las mejores etapas de la colección bajo el paraguas del cómic moderno y tras la etapa de Kurt Busiek, que supuso el final de una forma de hacer tebeos en esta cabecera. Si de verdad esto es así, yo seré el primero en alegrarme.
La calidad del argumento y la capacidad del mismo de transmitir emoción quedan un poco deslucidas gracias al trabajo de Leinil Francis Yu. Si en Axis este dibujante realizaba un trabajo relativamente solvente, aquí volvemos a ver su estilo sucio e irregular. No es que haga un mal trabajo realmente, pero es que su estilo no pega en absoluto en este escenario de ciencia ficción y con una temática llena de épica. Realmente me parece una mala elección para estos tebeos. De un tiempo a esta parte, las elecciones de los dibujantes para las series en Marvel me parecen un cúmulo de errores. Ya no tanto porque sean mejores o peores, que también, sino porque no tienen estilos que se ajusten a lo que los guionistas quieren transmitir. Una pena, porque cuando surge una idea tan interesante como esta, bien merece estar acompañado de un narrador gráfico a la altura, mejorando la calidad de los guiones.
Para finalizar, tenemos una historia protagonizada por Hiperion que es toda una alegoría al Superman de DC. Es inevitable ver las diferentes analogías entre ambos personajes, las cuales son acentuadas en la medida de lo posible. Al Ewing se encarga de profundizar en una de las incorporaciones más interesantes al grupo durante esta etapa de Hickman, que comienza a perfilarse como uno de mis favoritos de la misma. Ewing me parece un guionista que encaja muy bien en el ambiente de los Vengadores, como ha demostrado perfectamente en Poderosos Vengadores, una de las colecciones de la franquicia, caracterizándose por el tratamiento y desarrollo de los protagonistas, algo que en cierta forma se espera de una serie coral como esta. En la historia incluida al final de este bloque, solo tenemos a Hiperion, pero la manera en la que el autor profundiza en él, me parece sumamente interesante. Me ha gustado mucho el número autoconclusivo. Además, cuenta con el dibujo de Dale Keown, lejos de los tics noventeros y con un estilo bastante depurado que también me ha gustado bastante. Diría que se “inspira” un poco en Gary Franks. Sin duda alguna, un buen tebeo para hacer un pequeño alto en el camino antes del acto final de la gran epopeya narrada por Hickman, la cual nos conducirá a Secret Wars. Ya veremos si está a la altura de la expectación que se está creando.