Gracias por la crítica, Taneleer.
Para nada. Las gracias habría que daroslas a vosotros por vuestras aportaciones y ganas de ayudar a los demás.
Al tajo. Mucho se ha comentado siempre sobre si
Necrópolis estaba originalmente destinada a ser el último gran Mega-Epic que Wagner iba a escribir sobre Dredd antes de su marcha en dirección a Toxic, una nueva revista con vistas a un público similar que Neptune tenía en mente sacar al mercado en competencia directa con Fleetway y con los padres fundadores del 2000AD (Wagner, Mills, Grant, Ezquerra, McMahon, etc) como principal reclamo de cara al público.
La razón de este comentario viene porque fue en aquella época cuando comenzaron a circular diferentes rumores (con mucho fundamento, como luego se acabó demostrando) de que uno de los principales personajes de la revista iba a morir. Tales comentarios habían empezado a producirse a raíz de que con motivo de la llegada de los famosos códigos de barras al mundo de los tebeos, apareciese publicada esta imagen.
Como los buenos aficionados a la música ya se habrán dado cuenta, esta ilustración suponía un claro homenaje a la portada de
Abbey Road, el último disco que grabaron los Beatles (que no el último en publicarse, aunque esa es otra historia). El caso es que con motivo de esta portada de
Abbey Road, una de las leyendas urbanas que circularon con mucha fuerza a finales de los sesenta fue que Paul McCartney, precisamente el que iba descalzo y con el paso cambiado, es decir, exactamente igual que ocurría con Dredd en esta imagen, había muerto. Y esta coincidencia, con base en aquella vieja leyenda urbana del mundo musical sesentero, provocó que se disparasen las especulaciones sobre que era Dredd quien iba a morir a la conclusión de
Necrópolis.
Como a estas alturas ya sabéis, el personaje del 2000AD destinado finalmente a perecer fue el cazador de recompensas mutante Johnny Alpha, pero muchas han sido las especulaciones sobre que originalmente pudiera haber sido efectivamente Joe Dredd el destinatario de aquel aviso encubierto; y también sobre que mucho iba a tener que ver con ello el que Wagner tuviese en mente marcharse a Toxic al no estársele reconociendo económicamente los derechos de merchandising sobre el Juez Dredd.
Al no haberse pronunciado nunca John Wagner sobre esta cuestión, todo lo que viene a continuación no deja de ser pura teoría (o sea, en castellano, pajas mentales), pero según cuenta David Bishop, Wagner se presentó un día ante Jon Davidge, el nuevo director de publicaciones de Fleetway, y sin más palabras empezó a sacar de una bolsa que llevaba, extendiéndolos a continuación sobre su mesa, todos los muñequitos, pins, cintas, novelas, etc, sobre Judge Dredd cuyas licencias estaba explotando Fleetway sin que Wagner estuviera viendo nada de tales ingresos. A pesar de lo que Wagner se esperaba encontrar en aquella reunión, el escritor se quedó gratamente sorprendido al descubrir que la persona con la que tenía que negociar era un ejecutivo claramente receptivo a sus reivindicaciones y que acabaría siendo el responsable de una nueva época de contratos y royalties reconocidos por escrito. Aparte, me imagino también que el cariño hacia el personaje y la añadida promesa editorial de lo que acabaría convirtiéndose en el Megazine, con el papel que Wagner iba a desempeñar en el mismo, debieron suponer un fuerte incentivo tanto económico como creativo a la hora de disuadirle de cualquier posible idea de marcha.
Sea como fuere, lo cierto es que
Necrópolis no acabó significando el final de Joe Dredd, sino más bien todo lo contrario: un nuevo renacimiento de la mano precisamente de los propios creadores del personaje, John Wagner y Carlos Ezquerra.
Comenta John Wagner que la creación de
Necrópolis tuvo unos inicios bastante sencillos. Con Kraken situado en escena, Wagner comenzó a trabajar con la idea del gusano dentro de la manzana, y a partir de ahí empezó a construir el resto de la línea argumental. No obstante lo anterior, con la perspectiva que dan los años, la inspiración de una buena parte de
Necrópolis parece hoy también bastante clara. Sabido es que
Ciudad de los Condenados fue una macrosaga abortada antes de tiempo y muchas de las ideas planificadas para la misma debieron ser reutilizadas por Wagner en su elaboración. En este sentido, podría decirse que Wagner canibalizó su propia historia para convertirla en algo más desarrollado y elaborado, existiendo paralelismos más que evidentes entre ambas, como el que las dos sagas presentasen villanos de amplios poderes psíquicos que esclavizaban a los Jueces y los utilizaban como herramientas para asesinar a los ciudadanos, o el que ambas incluyesen versiones distorsionadas de Dredd al servicio de los villanos de la historia, el protagonismo de Anderson, o incluso la propia transformación de la megaciudad en un oscuro reflejo de sí misma. De hecho, si os fijáis en la propia etimología grecolatina del título de
Necrópolis (Ciudad de los Muertos), su propia significación evoca bastante el título utilizado en
Ciudad de los Condenados.
Escrita por Wagner con Ezquerra en mente a la hora de encargarse de la saga,
Necrópolis acabó siendo una de las obras del dibujante español que a mí personalmente más me han gustado. Desde luego, una de mis favoritas, sino la que más. A la hora de describirla, lo primero es que
Necrópolis resultaba ser más una obra pintada a color que simplemente coloreada, con acrílicas (a veces casi acuarelas) reforzando las tintas para dar ambiente a la historia y profundidad a las páginas. Las composiciones se integraban perfectamente en la propia narrativa que derivaba de la lectura de las viñetas y visualmente era además imposible no percatarse de la espectacular utilización de las dobles páginas y de las viñetas a página completa, sobre todo vistas en el tamaño que presentaba el 2000AD y las posteriores recopilaciones de Hamlyn y Titan. No quiero decir con esto que la historia no se disfrute hoy adecuadamente en el formato de página más reducido que utilizan los actuales Complete Case. Es sólo que, como gusto personal, a mí me suelen gustar estas cosas en su formato de presentación original, básicamente por resultarme más cercanas a la versión final que el artista pensaba que yo iba a ver.
Argumentalmente, el hilo central de la macrosaga comenzaba con
Dear Annie (Progs 672-673), dos episodios de trece páginas que funcionaban como prólogo a
Necrópolis. Ambientada a mediados del 2112, la historia constituía una nueva muestra del género epistolar que tanto le gustaba a Wagner, si bien la peculiaridad radicaba esta vez en que la carta en cuestión nunca iba a llegar a su destino, un consultorio hotline que respondía al nombre comercial de
Ask Annie. Su protagonista era un anónimo ciudadano de MC-1 llamado Chip Lowther, residente en el bloque Dunc Renaldo, uno de los megaedificios que en el 2107 había sufrido el ataque de los
4 Jueces Oscuros (Progs 416-427).
Dirigiéndose a la tal Annie en busca de ayuda, el desesperado ciudadano contaba como todo había comenzado cinco años atrás, el día en que los Jueces Oscuros se habían materializado en su bloque y empezado a impartir justicia de manera masiva. Sin enterarse de lo que sucedía a su alrededor, Chip y su chavala, Xena, estaban echando un tranquilo polvo en su casa cuando el humo y el alboroto hacían levantarse a Xena para enterarse de lo que estaba pasando, encontrándose con el Juez Muerte al abrir la puerta.
Los Jueces de MC-1 aparecían en ese momento en el bloque, desapareciendo los Jueces Oscuros antes de que Xena llegase a perder la vida. Sin embargo, el toque del espectro no tenía cura. La vida comenzó a apagarse en Xena, o al menos eso parecía hasta el día en que intentó clavarle un cuchillo mientras dormía y declaró que su único y verdadero amor era el Juez Muerte. A partir de ese momento, la vida de Chip se convirtió en una pesadilla. La revivida Xena se fue transformando poco a poco en un ser mórbido y extraño, amenazando con matarle si le contaba a alguien lo que estaba sucediendo. Afirmaba además haber contactado con las Hermanas del Juez Muerte, contándole a Chip que sus espíritus habían prometido reunirle con su exiliado amor si les ayudaba a llegar hasta su dimensión. Desgraciadamente para el pobre Chip, todo lo que afirmaba Xena resultaba ser cierto y aquella misma noche, antes de poder llegar a echar su carta al correo, el desafortunado ciudadano se convertía en el involuntario sacrificio humano que permitía que Nausea y Phobia cruzasen el puente entre ambas dimensiones y se manifestasen en Mega-City 1, concluyendo así la
Cuenta Atrás hacia Necrópolis.
Con un total de 162 págs y publicada a lo largo de 26 episodios de Abril a Octubre de 1990,
Necrópolis (Progs 674-699) comenzaba la misma noche de la llegada de Nausea y Phobia a MC-1. La presencia de los dos espectros recorría la ciudad hasta dar con Kraken, que se dirigía a su apartamento tras haber concluido su patrulla (en realidad, era el apartamento de Dredd, situado por cierto en el bloque Rowdy Yates, lo que supongo que hará bastante gracia a los cinéfilos que conozcan los inicios de Clint Eastwood en el mundillo). Apenas entraba en él, sufría el ataque psíquico de los espectros, destrozando el apartamento al intentar acabar con unos seres que físicamente no estaban allí aun cuando su presencia resultase muy real. Solicitando refuerzos a Control, Kraken abandonaba el bloque y recogía su motocicleta, siendo perseguido por las Hermanas hasta estrellarse y quedar inconsciente en el suelo, momento que aprovechaban los dos espectros para apoderarse de su mente, sin quedar luego ningún rastro de su presencia al llegar los refuerzos.
Mientras el poseído Kraken comenzaba a debatirse entre la lealtad a Judd y su lealtad a MC-1, en la Central de la Psi Division la Juez Psíquica Kit Agee tenía su primer contacto con Nausea y Phobia en un trance de pintura psíquica, siendo este el momento en que Anderson se incorporaba a la trama. Sin ser consciente de sus actos, un Kraken poseído por Nausea y Phobia comunicaba a continuación con la Juez Agee y la citaba en secreto para llevarla hasta el bloque Dunc Renaldo, donde les esperaban las Hermanas de la Muerte. La telépata se daba cuenta demasiado tarde de lo que estaba sucediendo, siendo reducida y entregada por Kraken a las Hermanas, quienes acababan con la consumida vida de Xena Lowther y usaban ahora a Kit Agee como nuevo anclaje dimensional, permitiéndoles además sus habilidades telepáticas incrementar exponencialmente su propio poder psíquico. Esta ilustración, me da que originalmente concebida para una portada, es del 2000AD Year Book 1992.
Anderson lograba contactar psíquicamente con Agee, compartiendo su agonía al ser invadida por Nausea y Phobia, aunque sin poder llegar a localizar su situación. La desaparición de Agee disparaba todas las alarmas. Su último paradero conocido les informaba de una cita con Dredd, de la que Kraken alegaba no saber nada al ser inconsciente de lo que hacía bajo la influencia de las Hermanas. Sin embargo, apenas cortaba la comunicación, Kraken empezaba a recordar retazos de su encuentro con Agee y descubría además su placa en uno de sus bolsillos.
Empezando a comprender lo que estaba sucediendo, Kraken se entregaba al Departamento de Justicia, siendo entonces cuando Anderson se enteraba de la sustitución de Dredd. Sin tiempo para recriminaciones, Anderson interrogaba al confundido Kraken para averiguar qué había hecho con Agee, obteniendo el lugar en el que ambos se habían encontrado. Con Anderson en primera línea de las operaciones, el Departamento movilizaba un auténtico ejército para acabar con los dos espectros, llevándose además consigo a Kraken para que les condujese hasta el paradero de Kit Agee. Sin embargo, al percatarse de que los Jueces se encontraban ya tras su rastro, las fantasmales hechiceras salían al encuentro de las fuerzas del Departamento de Justicia, amplificando su poder psíquico a través de la telépata que tenían en su poder.
Creyendo en la realidad de las terroríficas ilusiones psíquicas proyectadas por Nausea y Phobia, los Jueces abrían fuego a discreción, destrozándose entre ellos y haciendo pedazos el Sector. En medio del caos que se desataba, sólo Anderson comprendía que todo aquello era en realidad una ilusión, apremiando a Kraken para que recordase donde había llevado a Agee, puesto que ella era la clave para poner fin a lo que estaba sucediendo.
Con Kraken en plena agonía, viendo divididas sus lealtades a causa de la influencia psíquica de Nausea y Phobia, Anderson conseguía por fin contactar con Agee y obtenía su localización en el bloque Dunc Renaldo. Dándose cuenta del peligro que suponía Anderson, las Hermanas de la Muerte imponían su voluntad sobre Kraken y le utilizaban para eliminar a la telépata, que desaparecía bajo las ruedas de un tanque.
Tras anunciar que la construcción de
Necrópolis había comenzado, Nausea y Phobia se desvanecían y todo regresaba a una aparente calma que precedía a la tempestad. Viendo el desastre que inexorablemente se estaba desatando sobre la ciudad, Silver trataba infructuosamente de contactar con Anderson y Kraken, siendo éste localizado en los laboratorios de la Tek Division, donde en ese momento obligaba a punta de pistola a los técnicos a invertir el salto dimensional que había arrojado cinco años atrás a los Jueces Oscuros al limbo, regresando Muerte, Miedo, Fuego y Mortis a MC-1 y concluyendo así el primer acto de la macrosaga.
El segundo acto de
Necrópolis comenzaba mediante una elipsis argumental, contándose como en los días subsiguientes el poder psíquico de las Hermanas había permitido a los Jueces Oscuros hacerse con el control mental de los Jueces de MC-1, envolviendo además toda la ciudad en una sombra impenetrable a la luz solar. Kraken formaba ahora parte de ellos y se contaba como Silver había intentado quitarse la vida, impidiéndoselo el Juez Muerte, que lo había matado para después reanimar su cadáver y torturarle hasta convertirle en su mascota, algo que Wagner y Ennis se ocuparían de narrar con más detalle en
Teatro de Muerte (Progs 700-701) y
el Retorno del Rey (Progs 733-735). Con los Jueces de MC-1 en su poder, toda la vida había sido declarada ilegal y todos los ciudadanos habían sido sentenciados a muerte, siendo ejecutados en grupos de diez mil al día. Algunos pocos afortunados habían conseguido traspasar las puertas de la ciudad antes de que se cerrasen todas las salidas y se comenzase a masacrar a aquellos que trataban de huir.
A este escenario es al que ahora regresaba Joe Dredd tras cuatro meses de ausencia de su propia serie. Y además lo hacía acompañado, tras reencontrarse en el camino con una vieja arpía, barbuda, armada y peligrosa, que respondía al nombre de Hilda Margaret McGruder, la antigua Juez Supremo de MC-1 que cuatro años atrás había emprendido también la Larga Marcha a la Tierra Maldita (Prog 457). Dredd y la irreconocible McGruder se topaban con una columna de refugiados de MC-1 que habían huido de la ciudad y entre los que merodeaba un Juez desertor al que Dredd despojaba de su uniforme tras expulsarle de manera expeditiva del cuerpo. A continuación, McGruder y él decidían introducirse en la ciudad a través de Sub-City, remontando el curso del Big Smelly, tal y como ya se había visto años atrás en
El día en que la Ley murió.
Como ya os habréis dado cuenta,
Necrópolis se estaba comportando como una historia muy coral, con un reparto y unos tiempos muy compartidos entre los personajes que se iban incorporando y participando en la trama. Y en ese tono coral que marcaba los tiempos de la saga, la acción se trasladaba de nuevo a MC-1, donde un grupo de cadetes liderados por
el joven Giant trataba de huir de la ciudad a través de Sub-City, siendo implacablemente perseguidos en su fuga por el Juez Mortis. La agónica huida de los chavales por los túneles y laberintos de la ciudad subterránea, y las bajas que sufrían a lo largo de la misma, constituían otro de los momentos definitorios de
Necrópolis.
Durante lo que se revelaba como un auténtico descenso a los infiernos, la cadete Ekerson captaba una débil llamada telepática que conducía a los jóvenes cadetes hasta la Juez Anderson, quien al hundirse el suelo bajo el vehículo blindado que la iba a aplastar, había acabado cayendo hasta las profundidades de Sub-City, quedando malherida e imposibilitada de moverse a causa de un trozo de metralla que tenía clavado en la espalda. Guiados también por Anderson, Dredd y McGruder acababan reuniéndose con los cadetes y la malherida Juez Psíquica, quien les revelaba lo que las Hermanas estaban haciendo a través de Kit Agee y su localización en el bloque Dunc Renaldo, siendo la muerte de Agee la única manera de devolver a Nausea y Phobia a su dimensión y acabar con lo que estaba sucediendo.
Con la incapacitada Anderson escondiéndoles psíquicamente de las Hermanas de la Muerte, Dredd, McGruder, Giant y otro de los cadetes capturaban una Unidad Aérea y la estrellaban sin contemplaciones contra el bloque Dunc Renaldo, acabando así con la vida de Kit Agee. Sin la telépata, Nausea y Phobia resultaban incapaces de mantener su presencia en MC-1 y se desvanecían entre aullidos de vuelta a su dimensión. Los Jueces recuperaban así el control de sí mismos y se reagrupaban bajo la nueva autoridad de McGruder, volviéndose ahora contra Muerte, Miedo, Fuego y Mortis, que durante los cuatro últimos capítulos de la saga eran objeto de una persecución a gran escala.
Tres de los Jueces Oscuros resultaban capturados: Miedo era encerrado en Boing®, Fuego era succionado por un tanque de vacío y Mortis era atrapado por Anderson en su mente. Muerte era el único que lograba escapar, saltando desde un megaedificio al verse acorralado. Ninguna presencia ni ningún rastro psíquico se volvía a tener de él en los meses subsiguientes, dando la impresión de haberse desvanecido sin dejar rastro alguno. Habría que esperar a
Young Death para saber el paradero del Juez Muerte, aunque para aquellos que os guste encontrar a Wally, podéis averiguarlo sin necesidad de leer dicha saga, basta con que os fijéis detenidamente en cualquiera de las dos últimas viñetas de la tercera página del Prog 699 con el que concluye
Necrópolis.
Con McGruder como nueva Juez Supremo en funciones de MC-1 y con Anderson recuperándose de sus heridas, el único cabo suelto que quedaba por atar era el referente a Kraken. Frente a frente con Dredd, el abatido Kraken era el primero en reconocer lo mucho que había fallado a la ciudad que había jurado proteger y lo que ésta había sufrido por su culpa. Siendo consciente de que la única sentencia posible para sus actos era la muerte, el propio Dredd era quien se encargaba de ejecutarla. Con Dredd y Anderson desvaneciéndose en el contraluz de una iluminada ventana, en una pequeña y emotiva acuarela que ponía punto final a la historia, llegaba a su conclusión la macrosaga que había puesto de rodillas a MC-1.
Con la llegada de Garth Ennis a la vuelta de la esquina, aún quedarían no obstante una serie de epílogos a todo lo que acababa de suceder. Y esos epílogos, será lo que habrá que tratar de comentar la próxima vez.