Con más de 160 págs y un total de 26 episodios de duración,
Necrópolis es otra de las macrosagas de Dredd que más reediciones ha llegado a tener desde su publicación, tanto en tomos recopilatorios como en formato comic-book. Ahora bien, a la hora de abordar su lectura, es necesario tener en cuenta que
Necrópolis no es una historia que se pueda leer aislada de todo lo que la precedió, en primer lugar, porque suponía la culminación de varios subargumentos que Wagner había ido tejiendo a lo largo de los dos últimos años en la serie; y en segundo lugar, porque
Necrópolis comenzaba con los acontecimientos en marcha, siendo también la culminación de toda una serie de tramas que habían ido teniendo lugar durante los seis meses anteriores, en los que las piezas se fueron situando en su punto de partida.
El comienzo de todos esos acontecimientos que acabarían conduciendo a uno de los megaeventos más trascendentes para la historia de MC-1, como atestiguan los más de 60 millones de ciudadanos asesinados durante el transcurso de la misma, debe situarse en el Prog. 650. Ahora bien, en principio, en los créditos de ese número aparecía únicamente una historia de Judge Dredd,
The Shooting Match, un conspirativo episodio de 9 páginas, con dibujo y color de John Higgins, en el que el Juez Odell evaluaba a Dredd y a Kraken en un mismo test de campo sin llegar a saberlo nunca ninguno de ellos, comenzando así a cerrarse el círculo en torno a Joe Dredd.
Sin embargo, como a estas alturas ya es sabido, no era
The Shooting Match la historia con la que John Wagner iba a poner en marcha los acontecimientos conducentes hacia aquel nuevo Mega-Epic de Dredd, sino
The Dead Man (Progs. 650-662) una historia a b/n (lo que aumentaba la falta de pistas sobre la identidad de su protagonista, puesto que Judge Dredd llevaba más de un año apareciendo en color) que con un total de 81 págs comenzaba igualmente en ese mismo número pero bajo diferente nombre de su protagonista y utilizando Wagner el seudónimo de Keef Ripley para que nadie sospechase por asociación entre autor y personaje lo que estaba sucediendo. Dibujada por John Ridgway, la historia apareció serializada en trece episodios publicados de Octubre de 1989 a Enero de 1990, no siendo hasta los tres últimos cuando las fichas comenzaban a caer en su lugar y tenía lugar la impactante revelación final. Como cuenta el propio John Wagner, el secreto era algo esencial para obtener el efecto sorpresa que se pretendía: hacerlo de otro modo hubiera desvelado la verdad a los lectores antes de tiempo. De hecho, para que os hagáis una idea, el secreto fue tan absoluto que el propio John Ridgway no sabía la identidad del Hombre Muerto cuando comenzó a dibujar la historia, aunque sí recuerda haberlo sabido muy pronto.
Ambientada en el radioactivo desierto de la Tierra Maldita y protagonizada por la icónica figura del hombre sin nombre, de guardapolvo, sombrero de ala ancha y pistolero acojonante que habían popularizado las pelis de Sergio Leone,
The Dead Man presentaba inicialmente el aspecto de un western de frontera. Luego, aparte, con un destacable trabajo de tinta, era John Ridgway quien aportaba una atmósfera más que adecuada para los elementos terroríficos y de suspense que posteriormente se iban añadiendo a esa puesta en escena, conformando la mezcla resultante algo muy parecido a lo que hoy llamaríamos Horror-Western.
La historia aparecía contada en primera persona por Yassa Povey, un chaval que vivía en un pequeño asentamiento de la Tierra Maldita denominado Bubbletown, y comenzaba con Yassa y su amigo Fuzzy Greel cazando lagartos en las inmediaciones del lugar, siendo entonces cuando descubrían en una cañada el cuerpo de un hombre horriblemente herido y desfigurado por las quemaduras de ácido al que Yassa bautizaba como el Hombre Muerto.
Sin muchas esperanzas de que el desconocido sobreviviese a sus heridas, los lugareños se hacían cargo de él, siendo la madre de Yassa quien lo llevaba a su casa para intentar salvarle la vida. Esa misma noche, una presencia envuelta en un aura de negrura rondaba el asentamiento, siendo el joven Povey el que más nítidamente llegaba a ver una sombra espectral que parecía buscar algo sin llegar a encontrarlo.
Una semana más tarde, la fiebre remitía y el desconocido recuperaba el conocimiento, aunque no guardaba recuerdo alguno de su identidad o de cómo había llegado hasta allí. Tras recobrarse lo suficiente como para caminar por su propio pie, Yassa le acompañaba hasta el lugar donde lo había encontrado. Utilizando al perro del chico para seguir el rastro que había dejado al arrastrarse hasta allí, ambos llegaban hasta una garganta en la que eran emboscados por los Grunts, unos caníbales que merodeaban las proximidades de Bubbletown. Como desenlace del cliff-hanger, el desconocido demostraba una habilidad singular en el manejo del rifle, cepillándose a los ocho asaltantes en otros tantos segundos, incluso aunque uno de ellos llegaba a utilizar al joven como rehén para evitar ser abatido. A efectos de continuidad, imposible relacionar entonces aquella exhibición de tiro con la presenciada en el episodio
The Shooting Match publicado apenas tres semanas antes.
Aquella misma noche, tras regresar a Bubbletown, volvían a cobrar forma las pesadillas que asediaban al joven Povey. Esta era la primera aparición de Nausea, una de las Hermanas de la Muerte, las villanas que iban a protagonizar
Necrópolis.
Con los habitantes de Bubbletown aterrorizados por la siniestra atmósfera que rodeaba lo que estaba sucediendo y las calamidades que habían empezado a producirse desde que acogieran al Hombre Muerto, el desconocido decidía marcharse en busca de respuestas sobre su origen y lo que le había sucedido antes de llegar allí. Yassa y su perro le acompañaban sin que lo supiera. Cuando les descubría, les prohibía ir con él, pero el joven se negaba a obedecerle y amenazaba con seguirle de todos modos.
Siguiendo el antiguo rastro, ambos cruzaban el desierto y llegaban a la zona boscosa donde los Grunts tenían su territorio. En ese punto, el Hombre Muerto recordaba por primera vez haber atravesado la zona y como los Grunts se apartaban de su paso al observar las quemaduras que sufría. Hacia la mitad del trayecto, Yassa resultaba capturado por los Grunts, viéndose separado del Hombre Muerto. A punto de ser devorado, la mujer espectral de sus sueños volvía a aparecer y ponía en fuga a los caníbales. El Hombre Muerto llegaba a continuación y hacía frente a la aparición, que parecía reconocerle antes de desvanecerse.
Tras lograr salir del territorio de los Grunts, los dos viajeros llegaban a las orillas del Río Acido, identificando entonces el desconocido la causa de sus heridas al tiempo que recordaba la traumática experiencia que había sufrido al atravesarlo.
Al otro lado del río, se encontraba la pequeña población de Crowley. Ahora, lo único que quedaba de ella era un montón de ruinas quemadas y cadáveres carbonizados por todas partes. Buscando respuestas a lo que allí había ocurrido, las dos últimas páginas del episodio suponían una sucesión de viñetas en las que los lectores (con los ojos como platos) iban asistiendo a cómo Yassa y el Hombre Muerto descubrían los restos de un espectacular enfrentamiento, encontrando lo que quedaba de un casco, los restos de una motocicleta, un arma de fuego carbonizada, y por fin, la placa de un Juez de MC-1 en la que se leía el nombre del Hombre Muerto: Judge Dredd.
Revelada así la identidad del protagonista, Dredd recordaba por fin como había dimitido del Departamento de Justicia y emprendido la Larga Marcha a la Tierra Maldita (no se explicaban aún los motivos, aunque en ese mismo Prog. 661 se publicaba
Una Carta para Judge Dredd, que era donde todo daba comienzo). Tras llevar cien días repartiendo justicia en la Tierra Maldita, Dredd había llegado a Crowley, donde se había enfrentado a dos mujeres cadavéricas y espectrales que habían venido en su busca y se denominaban a sí mismas las Hermanas de la Muerte. Las fantasmales hechiceras habían acabado arrasando la población, dando por muerto a Dredd. Nada se decía sobre quienes eran o de dónde procedían, pero su aspecto y su manera de expresarse resultaban claramente identificables con los Jueces Oscuros.
Sin mucho más tiempo para asimilar el giro que acababan de dar los acontecimientos, Nausea y Phobia se materializaban en Crowley dispuestas a enmendar el error de haber dejado a Dredd con vida.
A diferencia de su anterior enfrentamiento, Dredd comprendía en esta ocasión que Nausea y Phobia no se encontraban físicamente allí. Eran proyecciones psíquicas que carecían de forma corpórea y sólo podían dañarle si creía que lo que estaba sucediendo era real, aunque el joven Yassa Povey no resultaba ser tan afortunado y acababa ciego tras quemarle Nausea los ojos en una escena de terrorífico e impactante resultado. Sin embargo, incapaces esta vez de hacer creer a Dredd en la realidad de su amenaza, los dos espectros se veían impotentes para acabar con él y optaban por desaparecer del lugar, prometiendo volver a encontrarse bajo otras circunstancias.
Mientras el color iba apareciendo gradualmente en la última página de la historia, la saga concluía con Dredd devolviendo al joven herido con sus padres y emprendiendo el regreso a Mega-City 1. Algo había ocurrido allí y resultaba imperativo volver para averiguar lo sucedido. Sin embargo, para comenzar a descubrirlo, en esta ocasión no había que esperar a la semana siguiente, sino que tal y como se anunciaba en la última viñeta de la saga, bastaba con pasar a la siguiente página de ese mismo número para encontrarse con el inicio de
Tale of a Dead Man.
Para situarlo todo correctamente, el comienzo de los acontecimientos narrados en
Tale of a Dead Man había tenido lugar en el episodio inmediatamente anterior,
Una Carta para el Juez Dredd (Prog. 661) un magnífico episodio epistolar de seis páginas dibujadas por Will Simpson que conectaba lo sucedido con el argumento de la Democracia. Ambientada a principios del 2112, la historia estaba escrita desde la perspectiva de un chaval que había escrito una carta a Dredd con motivo de un trabajo escolar. Con la inocencia propia de un niño, el chico le preguntaba sobre los hechos ocurridos durante la Marcha Democrática e identificaba correctamente los problemas inherentes al estado policial y fascista mantenido por los Jueces. De camino a echar la carta al correo, el chaval había muerto al ser atacado en uno de sus episodios violentos por un vecino al que describía en su carta y que había quedado mal de la cabeza a causa de un golpe que le habían dado los Jueces durante la Marcha Democrática. Al acudir a la escena del crimen, Dredd encontraba la carta y comprendía lo sucedido, sintiéndose responsable de la muerte del chico y aflorando en toda su crudeza los sentimientos de culpa que había reprimido desde
Revolución.
Con este bagaje previo, comenzaba
Tale of a Dead Man (Progs. 662-668) siete episodios publicados de Enero a Marzo de 1990, que comprendían un total de 54 págs y que aparecían dibujados por Will Simpson (1-4) y el novel Jeff Anderson (5-7). Con Wagner decidido a empezar a atar cabos, la historia comenzaba donde había concluido
The Dead Man, es decir, con Dredd dirigiéndose a pie a MC-1 y rememorando los acontecimientos que le habían llevado a emprender la Larga Marcha.
Tras la muerte del joven Wenders, Dredd había comenzado a cuestionarse abiertamente su papel dentro del sistema, al que comenzaba a considerar como una gran mentira. Sus evaluaciones psicológicas preocupaban al Consejo, que se planteaba la cuestión con la gravedad que requería el que Dredd fuera considerado un icono para MC-1. En previsión de lo que pudiera suceder, Silver y Odell decidían sacar al joven Kraken de la Academia, asignándole al propio Dredd su supervisión final para decidir si era apto o no para convertirse en Juez, tal y como ya se había visto en otras ocasiones a lo largo de la serie. Evidentemente, Dredd comprendía de qué iba todo aquello, pero también sabía que si en Kraken había algo equivocado, él era el único capaz de averiguarlo.
Bajo la atenta vigilancia de Odell y la PSU, Dredd y Kraken comenzaban a patrullar las calles de MC-1, dejando Dredd que el joven aspirante a sustituirle se hiciese cargo de las situaciones que se iban encontrando. Uno de los avisos les conducía hasta una situación con rehenes a cargo del Juez Morphy (Prog. 387), el Juez que en su día había llevado a cabo la supervisión final de Dredd y que era lo más parecido a una figura paterna que éste había llegado a asimilar a causa de su origen clónico. Observando las similitudes entre ellos, Morphy apuntaba lo parecidos que resultaban, decidiendo Dredd contarle lo que estaba sucediendo. La actuación de Kraken resultaba excelente, mejor incluso que la del propio Dredd, pero a pesar de la petición de Odell de dar por terminada la evaluación, Dredd decidía seguir adelante con ella.
Con Dredd teniendo cada vez más clara la posibilidad de emprender la Larga Marcha ante la crisis personal que estaba experimentando, llegaba el aviso de que Morphy había sido abatido. La cacería de sus asesinos llevaba a Dredd al límite del asesinato por venganza y acababa con Kraken recriminándole su actuación y reprochándole que su tiempo como Juez había pasado, que estaba viejo para seguir en las calles. Dando la evaluación como terminada, Dredd regresaba con Kraken junto a Odell y juzgaba a Kraken como no apto para convertirse en un Juez de MC-1. A pesar de las protestas de Odell ante Silver, Dredd no rectificaba su veredicto y anunciaba además su dimisión y su decisión de emprender la Larga Marcha.
Mientras Silver comunicaba a Odell su decisión de mantener por el momento la dimisión de Dredd en el más absoluto de los secretos, Dredd decidía corregir la injusticia que había cometido y ordenaba la liberación de Blondel Dupre y los principales activistas demócratas detenidos durante
Revolución, emprendiendo a la mañana siguiente la larga marcha a la Tierra Maldita.
Como conclusión de la saga, la acción regresaba al presente, con Dredd reanudando su camino hacia MC-1 y preguntándose lo que habría ocurrido en la ciudad durante su ausencia. Esta iba a ser su última aparición en la serie durante varios meses. A partir de este momento, Dredd desaparecía de escena y se contaba lo ocurrido en MC-1 tras su marcha. Para ello aparecían sucesivamente tres sagas cortas, comprendiendo un total de 5 episodios, cuya denominación común era quedar comprendidas dentro de lo que al inicio de cada capítulo se numeraba como
Cuenta Atrás hacia Necrópolis.
La primera de ellas fue
Por Inyección Letal, una minisaga de dos episodios (Progs. 669-670) que significaría la incorporación de Carlos Ezquerra a la historia desde entonces y hasta su conclusión. Aunque supongo que ya habrá tiempo de entrar en detalles, una primera circunstancia a destacar es que Ezquerra se ocupó (semanalmente) tanto de dibujar como de colorear (o casi habría que decir, pintar) la serie durante siete meses y 31 episodios ininterrumpidos, casi 200 págs consecutivas.
A pesar de sus escasas 14 páginas,
Por Inyección Letal era una historia realmente buena. El personaje central resultaba ser Kraken, contándose los acontecimientos desde su punto de vista.
Tras el veredicto negativo de Dredd, Kraken resultaba formalmente expulsado de la Academia, juzgado por sus actos como Judda y condenado a muerte
por Inyección Letal. Kraken lo consideraba injusto, pero no se echaba atrás y era él mismo quien se inyectaba el cianuro para demostrar a todos los asistentes a su ejecución lo mucho que se equivocaban con él. El cliffhanger se solucionaba en el capítulo siguiente, cuando Silver y Odell revivían al oficialmente muerto Kraken en el más absoluto de los secretos, revelando haber sustituido el cianuro por un anestésico. El montaje se le explicaba a Kraken como una prueba necesaria para demostrarles que el juicio de Dredd había sido equivocado. Dado su ejemplar comportamiento, Silver le nombraba Juez de MC-1 y le entregaba su placa, pero era una placa en la que no ponía Kraken sino Dredd.
Con la
Cuenta Atrás hacia Necrópolis situada en tres, la historia continuaba directamente en
Derechos de Sucesión, un solitario episodio (Prog. 671) de siete páginas en el que Kraken se metía en el papel de Dredd y tomaba contacto con las calles de MC-1, siendo Silver, Odell y el propio Kraken los únicos en conocer la verdad de lo que estaba sucediendo. La actitud de Kraken podía llegar a veces a ser la adecuada, pero como daba a entender el título, algo fallaba en la sustitución: Kraken no era Dredd, a quien más parecía haber destronado que reemplazado.
Como me imagino que estaréis percibiendo, la serie era ya a estas alturas un continuará tras otro desde hacía varios meses. Y sin embargo, aún faltaba por abrirse la tercera y última vía argumental, la directamente relacionada con los villanos detonantes de la macrosaga, los Jueces Oscuros, que como ya se ha visto, esta vez además venían acompañados.
Dear Annie (Progs. 672-673) era el título de la última minisaga de dos episodios con los que daba inicio su regreso y con los que concluía la
Cuenta Atrás hacia Necrópolis. Dado que soy muy fan de Ezquerra, y más del Ezquerra de
Necrópolis, intentaré no divagar mucho y de que la subjetividad no se me note demasiado la próxima vez que me ponga con el tema.