Bueno, anoche me acabé de una sentada
"Tintín en el congo" y debo decir que desde la primera página andaba con la mosca detrás de la oreja por aquello de la polémica surgida en torno a este álbum (polémica que, día sí, día no, vuelve a resurgir como el ave fénix para deleite de algunos). Pues, bien, tras mi lectura, ¿qué puedo decir a modo personal? ¿Que Hergé tira de estereotipos más que caducos en nuestros días? Pues sí, sin lugar a dudas, pero más allá de eso me parece que a algunos listillos (no me estoy refiriendo a nadie de este foro, ¿eh?, ¡Dios me libre!) les gusta hablar a toro pasado, lo cual siempre es mucho más fácil, cómo no. De verdad, yo no he encontrado nada ofensivo en el álbum, ningún gesto o gag de tipo racista o que nos haga pensar que la ideología de Hergé era discriminatoria para con las personas de color. Repito: el estereotipo del tipo tribal con lanza y escudo que ve en el hombre blanco a poco menos que un dios está ahí, eso es algo innegable, pero mi impresión durante la lectura siempre fue la de estar ante una evidente ficción cercana al "cartoon" animado, es decir, que busca conscientemente la anécdota para hacer reír. De ahí a elucubrar mil teorías sobre el supuesto filonazismo de Hergé creo que media un abismo. Pero, vamos, que esto es sólo mi opinión. Por lo demás, lo mismo ocurre con las decenas de gags en las que se incluyen animales salvajes. Si nos ponemos tiquismiquis, pues evidentemente podremos afirmar, basándonos en una ficción ¡ojo!, que Hergé "demuestra" en este álbum ser un amante de la caza furtiva e incluso de la crueldad contra los animales. ¿Y sería serio sostener algo así? Yo desde luego no lo haría, porque por esa misma regla de tres podríamos dibujar el perfil psicológico de quien nos viniera en gana tomando como base la obra de turno. En fin, últimamente ya sabemos que se están dando casos absolutamente ridículos en este sentido (como por ejemplo la ocurrencia de una de nuestras "eminentes" ministras, quien propuso, nada más y nada menos, que una suerte de censura de los cuentos tradicionales por considerarlos "machistas"). Y, en medio de todo esto, yo me pregunto: ¿quién sale beneficiado en este tipo de entuertos? ¿Por qué a veces tanto interés en "re-interpretar" ciertas obras artísticas en uno u otro sentido? En fin... Yo respetaré, desde luego, a aquel que se haya sentido ofendido con la lectura de este álbum de Hergé, no es mi caso, como ya he dicho.