Bueno, antes de pasar a la película del día, puntuaré la anterior, ya que anoche la revisioné en parte (cualquiera la ve de un tirón
). No añadiré mucho más, los comentarios aportados por los compañeros (grande
Chimov, como es habitual) ya se bastan por sí solos para ponernos en concordancia con este exorbitante western. Básicamente, coincido con las opiniones generales acerca de la película, reafirmando esa impresión de desconexión que desprende todo el metraje (provocado en parte por las motivos que tan bien ha señalado Chimov), así como la sensación continua de estar siendo testigo de una empresa tan loable como disparatada: hacer el
western total,
el western de los western. Eso sí, volviendo al tema del paisaje en tanto que elemento esencial y paradigmático del género, en
"La conquista del oeste" (como en todo gran título del género) encontramos planos magistrales en este sentido (y en eso se nota las figuras que se colocan tras la cámara). Sea como fuere, sigo pensando que la idea de partida ya es de por sí errónea tal y como fue concebida, y es que aglutinar grandes nombres en torno al proyecto no implicaba en absoluto (como así sucedió) alcanzar un resultado excelente. Para finalizar, sólo plantearé una posibilidad: imaginad esta misma idea desarrollada por y para la televisión, al estilo de una serie por temporadas. Con suerte, podríamos llegar a hablar de un producto de altísima calidad.
Puntuación: 6 "Raíces Profundas". Sin duda,
George Stevens es, por méritos propios, uno de los grandes directores del Hollywood clásico. Su filmografía, repleta de filmes de excelente factura, desde
"Sueños de juventud" (1935) hasta
"La historia más grande jamás contada" (1965), pasando por
"En alas de la danza" (1936),
"Gunga Din" (1939) o la celebérrima "
Gigante" (1956), es la prueba fehaciente de que este realizador californiano se movía como pez en el agua dentro de unos límites más o menos marcados por el melodrama clásico. Y si bien es cierto que durante un tiempo su cinematografía pudo llegar a caer en el olvido (no recibiendo quizás el reconocimiento debido), también es verdad que, en los últimos años, estamos asistiendo a una suerte de recuperación del "estilo Stevens". Directores tan dispares como
Paul Thomas Anderson,
Pedro Almodóvar o los hermanos
Coen han reconocido en algún momento la influencia (directa o indirecta) del pulso fílmico stevensiano. Y entrando en detalle en la película que nos propone
Cimmerio, diré que, en parte, entiendo la reacción de
Artemis, un tanto reacia, aunque no llegue a compartirla. Y es que lo que él cataloga como "moralina", yo lo veo más bien como un elemento recalcitrante del western clásico, como es la idea del personaje que se mantiene firme en sus convicciones a pesar de las adversidades y la figura del pistolero al servicio de los débiles.
Ax-Vell apuntaba también el tema de la redención, y es cierto que está muy presente, como lo estará en otros grandes títulos del género (si se consigue o no, es otra historia). Insisto una vez más en la "presencia del paisaje", "presencia" que Stevens filma aquí de forma correcta y ejemplarizante. Comparto con Artemis mi no-gusto por
Alan Ladd y en "Raíces profundas" sigue sin convencerme (yo creo que los rasgos físicos de Ladd son determinantes en este sentido). Se agradece la participación de un actor tan bueno como olvidado injustamente:
Jack Palance. Y
Jean Arthur, quien repetía con Stevens tras
"El asunto del día" (1942), cumple igualmente con el "típico" papel femenino de tantos western clásicos (si aparece
"Johnny Guitar", y espero que sí, ya eso será otro cantar, con una
Joan Crawford "desmelenada"). En definitiva, "Raíces profundas", sin llegar a ser una obra maestra, puede contarse perfectamente entre los clásicos del género, tanto por la realización de Stevens, como por los elementos básicos sobre los que pivota la historia.
Puntuación: 7