Esta vez sí que se ha ido uno de los más grandes, no solo de los cómics, sino de la industria del entretenimiento y de la cultura popular.
Me gustaría resaltar no solo su faceta de guionista/argumentista/creador de personajes, sino la de editor (quizá el mejor de la historia de los cómics): supo detectar qué nuevo tipo de cómics querrían leer los lectores de su época; asignó con increíble puntería los equipos creativos más adecuados a cada personaje; hizo esfuerzos increíbles por conectar la editorial con sus clientes a través de medios impresos, radiofónicos y visuales; amplió el rango de edad de su público apostando por ideas más maduras; quiso abarcar, dentro de las limitadas posibilidades de la editorial, todos los géneros de la historieta (western, bélico, romance, terror, fantasía...); promocionó los productos de su empresa por institutos, universidades y convenciones durante décadas; exploró las posibilidades audiovisuales de su universo de ficción...
Seguramente no sería el mejor guionista de la Historia, pero para mí fue el mejor editor.