Hoy iba a comentaros muy someramente como siempre mi última lectura.
Die Sache mit Sorge es una novela gráfica alemana escrita y dibujada por Isabel Kreitz, que además trabaja como periodista en Hamburgo.
La historia está basada en hechos reales y como puede verse en el subtítulo de la obra, trata de un espía soviético en Tokio. Estos hechos transcurren durante II Guerra Mundial teniendo como objeto principal las vicisitudes de Richard Sorge vistas mayormente a través de la óptica de una pianista llamada Eta Harich-Schneider, ambos personajes reales como el resto de los actores.
La verdad es que prefiero no decir nada más sobre el argumento para no desvelar más de lo que ya descubre el título. Respecto a estilo, enfoque, género y demás aproximaciones a la obra es evidente que una historia de espías, con un protagonista como lo era Sorge, pide a gritos el tratamiento de suspense, detectivesco y noir para el conjunto de la historia y su núcleo encarnado en el espía, mientras que las apariciones y perspectivas de Eta aportan el romanticismo, cierta inocencia y mucha más sensibilidad, yo diría que femenina tanto por parte de la protagonista como de la autora, frente al mundo de la guerra, el cinismo y los ideales ultrajados de los hombres. Alguno, aprovechando además que el Pisuerga pasa por Valladolid, verán el fantasma de las feminazis, como dicen ellos; como a esta gente hay que echarle de comer aparte, ni me paro en ello.
Se usan tres idiomas. El alemán como vehículo principal, el inglés como parte importante, por lo que se le presupone al lector un nivel aceptable en alguna ocasión para seguir algún giro argumental (esto no es España, chavales) y el japonés, que evidentemente como lengua mucho más minoritaria se usa para sugerir más que contar y crear el efecto de desorientación y desasosiego, sobre todo cuando veáis en qué momentos se usa. Hay también muchísimas viñetas sin texto por lo que el lenguaje visual es capital en esta obra. Cuando los personajes interactúan, lo hacen de manera concisa, con frases cortas y muy directas lo que favorece una lectura muy ágil. Además, y añadiendo a lo dicho más arriba, la obra tiene un claro carácter documental y para ello se inserta cada cierto tiempo el recurso de la entrevista, en el que los protagonistas hablan de la historia en pasado como si estuviesen delante de una cámara o un periodista que más que hacer preguntas, deja hablar. Por cierto, que el trabajo de documentación está muy conseguido a tenor de lo que he leído después y los apéndices biográficos que incluye el tebeo. Esto hay que agradecérselo a Frank Giese.
En cuanto al dibujo, ya he dicho que tiene una importancia decisiva en cómo se nos transmite la obra. La autora fue galardonada en su momento como la mejor dibujante de tebeos alemana. Es un dibujo sin colores, lo que creo que le viene como anillo al dedo a la historia además de resaltar las habilidades artísticas de Kreitz. A mí personalmente me ha gustado mucho todo lo relativo al paisaje urbano, a la arquitectura, a los interiores.
Y nada más. De nuevo ignoro si existe una edición en español de la obra. Quién tenga un nivel de alemán aceptable tipo B1 o B2, me refiero a nivel real no al que te dan en la EOI, quizá pueda disfrutarla con comodidad con la ayuda de un diccionario.
Yo la verdad es que la recomendaría al amantes del género noir tan maltratado por tanto tunante, al entusiasta de las historias de espionajes alejadas del cliché superheróico de 007 y al que disfruta de romances imposibles y hasta cierto punto nocivos. Si solo lees a Hulk o Superman pegando tollinas, ni te acerques.