He leído
Doctor Extraño Nº 6-10.
En este bloque tenemos el segundo arco argumental de la cabecera escrita por Jason Aaron y dibujada por Chris Bachalo, bajo el título "Los últimos días de la magia". Tengo que admitir que es una historia chula, echa para molar, por lo que no me extraña que tuviese su eco en su momento. El problema es que los personajes siguen siendo poco reconocibles. Ya no solo el Doctor Extraño, sino los personajes invitados como la Bruja Escarlata, Shaman o el Hijo de Satán, cuyo protagonismo se ve superado incluso por otros personajes a los que le guionista nos quiere presentar y que ha creado para esta serie. De nuevo tenemos un concepto interesante, pero una ejecución que cuesta encajara dentro del Universo Marvel que todos conocemos. Esta historia en una editorial independiente con un protagonista diferente transmitiría otra sensación, pero en la serie del Doctor Extraño, dentro del Universo Marvel, chirría constantemente.
Realmente no creo que haya que hablar de proyecto fallido, porque Aaron consigue ofrecer una lectura bastante entretenida, incluso dota a la serie de un tono cinematográfico, casi como ver un
thriller de acción y fantasía en la gran pantalla. Además, monta su propio evento dentro de la serie regular, con un especial aparte, pero sin que tengamos que sufrir un enorme
crossover con múltiples series implicadas. Si bien es cierto que Aaron reconfigura a personajes con una larga trayectoria editorial, también hay que concederle el mérito de construir algo con la suficiente autonomía para que solo implique a la vertiente mágica de este universo de ficción. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurría en la franquicia cósmica, donde este tipo de productos tenían una alta calidad y transpiraban épica, a mí esta saga me parece un quiero y no puedo. Algo chulo, entretenido, que apunta maneras, pero que no termina de despegar del todo. En el primer arco argumental ya hacía referencia a esa sensación de prólogo, como si estuviésemos ante un
road to de algo, como efectivamente así ha sido. Aquí sí tenemos los mimbres de una saga propiamente dicha, pero le falta cierta epicidad. Se pierde demasiado en ese ímpetu por narrar un hecho de tanta trascendencia como es un Universo Marvel sin magia, y sus posibles consecuencias, que queda una guerra por la magia algo sosa. También influye que Aaron tiene que desarrollar algunos conceptos que ha presentado, pero en mi opinión le falta un poco de gancho y me ha dejado la sensación de que la gran pelea entre los defensores de la magia y el Empirikul no ha llegado en ningún momento.
Bajo mi punto de vista, Aaron sigue amoldando a los personajes del Universo Marvel para que encajen en su historia, aunque yo creo que debería ser al revés. El Doctor Extraño salido de El Señor de los Anillos mola mucho, pero creo que está a años luz del Stephen Extraño que todos conocemos. Y ese pago constante por emplear la magia, acaba perdiendo su fuerza inicial y llega a un punto en que difícilmente es creíble, sobre todo cuando vuelve una y otra vez a recurrir al pasado para afianzar el presente. No obstante, me parecen buenas ideas y bastante interesantes. El único problema es que no hay quién se crea que
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Este es el problema de hacer una historia con un personaje que los lectores conocen desde hace décadas. Quizá Aaron debería haber centrado su atención en los personajes de nuevo cuño, como hace en el especial de la saga, aunque también nos cuela retrocontinuidad que es dificil de encajar. Para mí, el principal problema de Aaron en este primer año de colección.
Por cierto, me ha llamado la atención los orígenes del Imperator, mostrándonos un mundo en el que la magia persigue a la ciencia, una situación contraria a la que vemos en la serie. De ese modo, se puede comprender a este villano, cuya motivación nace del odio y la venganza. No obstante, lo más curioso de todo es ver como Aaron utiliza de base el origen de Superman para crear a este personaje. Incluso a medida que avanza la serie vemos algunas similitudes con el kryptoniano, como su vulnerabilidad a la magia, que lanza rayos por los ojos. Es una muestra más de que el guionista es un especialista en reciclar conceptos y argumentos, teniendo este trabajo ciertas similitudes con el que realizó el autor con Thor y el Carnicero de Dioses. Mi sensación es que estamos ante un Aaron fuera de su entorno, que se repite un poco y que a pesar de tener buenas ideas, su ejecución no es la mejor posible. Que la Bruja Escarlata no recurra a sus poderes mutantes, por ejemplo, me parece un error de libro, y pone de manifiesto que todo gira en torno a su idea de un mundo sin magia, pero sin tener ne cuenta a los personajes que utiliza.
De todas formas, hay que decir que la saga no es para nada aburrida, y tampoco es un mal trabajo del guionista, simplemente cuesta conectar con ciertos aspectos si conoces un poco al personaje y el Universo Marvel. Tengo curiosidad por ver hacia donde quiere ir Aaron en la serie, pero la verdad es que me ha decepcionado un poco. Nunca espero gran cosa de ninguna etapa, pero pensé que esta estaría un poco mejor, la verdad. Curiosamente, es el trabajo de Chris Bachalo el que me parece más destacable y redondo, en una serie con una temática que se le ajusta como un guante y cuesta verla dibujada por otro que no sea él. De hecho, se hace raro ver en el especial a otros artistas, aunque uno de ellos es Mike Perkins, que no lo hacen nada mal, pero no están al nivel de locura paranormal que requiere esta serie con el tono imprimido por Aaron. A punto de completar el primer año de la serie, la verdad es que me deja sentimientos encontrados. A ver si en los siguientes números de la etapa cambio de opinión...