He leído
Capitán América y los Poderosos Vengadres Nº 15 - 17.
Al Ewing sigue demostrando en esta serie que es un guionista capaz y alguien que bebe de la esencia clásica del Universo Marvel. La colección comienza una nueva andadura en la que añade a su título al Capitán América, que de alguna manera se sitúa como co-líder del grupo. La incorporación de Sam Wilson servirá para profundizar en el impacto que tiene a pie de calle la nueva encarnación de la Leyenda Viviente. Además de desarrollar un poco el tema de la Inversión producida en Axis, algo que afectará profundamente al recién estrenado Centinela de la Libertad. Parece que ni siquiera el propio Remender ha profundizado en el concepto que él mismo planteó, pero Ewing recoge el testigo bastante bien. Una de las principales características de este autor es su manera de respetar la continuidad, estableciendo lazos entre lo que está ocurriendo en la Casa de las Ideas en la actualidad. Tampoco hay que olvidar su habilidad para recuperar personajes o historias olvidadas en el tiempo, a mí me recuerda mucho a Rogern Stern en sus mejores momentos. Y es que tiene ese punto a caballo entre lo clásico y lo moderno, consiguiendo, además, que una serie de estas características tenga el tono coral que necesita. Incluso esa forma de estructurar las historias con diferentes subtramas recuerda a otros tiempos en los que los argumentos se construían de una manera más sólida utilizando el máximo número de personajes posibles. Me sigo reafirmando en que esta es la cabecera que todo fan de los Vengadores no debe perderse.
En este bloque tenemos cuatro números americanos, de los cuales tres están centrados en explorar las consecuencias de Axis. La Inversión nos lleva a un Vengadores Vs. Vengadores, en el que, más allá de la pelea de rigor, tenemos correctamente desarrollado las consecuencias internas de la Inversión. Vemos como se forma la alianza de los Invertidos, como aumenta la violencia de Sam contra los villanos y, sobre todo, presenciamos como Cage se obsesiona con amasar dinero a costa de la marca registrada del grupo y de Héroes de alquiler. Si nos fijamos detenidamente, Ewing utiliza perfectamente el rol de cada personaje invirtiéndolo totalmente hacia su lado oscuro. Luke ha dedicado toda su vida ayudar a los demás de manera altruista, a pesar del nombre que ha ostentado durante mucho tiempo. Igualmente, el Capitán América es un símbolo de justicia y honor, que de alguna manera vemos corrompido hacia la violencia, dando a entender que el fin justifica los medios, algo impensable en la figura de la Leyenda Viviente. Lo mismo ocurre con Tony Stark, aunque es el menos desarrollado aquí, posiblemente porque ya lo hacen en su colección y en Axis me pareció que estaba perfectamente retratada su inversión en comparación con la de sus compañeros.
Pero Axis es la trama troncal de esto números, Ewing mantiene la coralidad en todo momento y aprovecha la coyuntura para recuperar tramas de la anterior etapa de la colección para seguir sus planes. Me parece digno de alabanza, ya que el evento no lastra en absoluto el trabajo del guionista, sino que por el contrario lo utiliza como una herramienta más para dar forma a unas subtramas que seguirá desarrollando en el número posterior al cruce con Axis. El argumento de Cortex, una corporación que bajo la dirección de Jason Quantrell está detrás de un misterioso plan de reclutación de metahumanos.
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Por otro lado, en esta nueva etapa no solo se incorpora Sam, sino que tendremos el regreso de Spiderman y la consolidación de Kaluu, un personaje que me parece bastante interesante y ofrece el contrapunto mágico que parece ser una constante en los Vengadores. Todo ello sutilmente tratado en medio de las diferentes subtramas que va desarrollando el guionista. Sin lugar a dudas, una serie muy completa que a mí personalmente cada vez me gusta más. Ewing comienza a despuntar como un autor muy a tener en cuenta y este trabajo es una perfecta referencia de que aún se pueden hacer buenos tebeos con grandes dosis de elementos que huelen a clásico.
En el apartado gráfico tenemos a un correcto Luke Ross al que acompaña un español, Ibán Coello, que al principio no acabó de convencerme, pero que poco a poco me ha parecido ver una evolución positiva. Bajo mi punto de vista, ambos dibujantes se amoldan muy bien al tono superheroico de la serie, lo que permite que se disfrute aún más de la lectura. Una lectura que, por si no ha quedado suficientemente claro, me parece tan entretenida como recomendable.