He leído
Poderosos Vengadores Nº 9 - 13.
Retomo mi lectura de esta serie tras mi
anterior comentario.
Continúo avanzando en las diferentes colecciones de la franquicia vengadora. En esta ocasión, me centro en una con la que estoy disfrutando especialmente. Con este bloque alcanzamos el final de temporada, o lo que es lo mismo el primer año de colección. Este arco argumental contiene un cruce con Pecado Original, donde volvemos a ver como otro autor, en este caso, Al Ewing, saca provecho de un evento mediocre para deleitarnos con una historia muy entretenida que, aunque se aleja un poco del concepto vengador que comentaba en los anteriores números, bucea en el pasado y la retrocontinuidad con bastante acierto. Hay que decir que según edictos editoriales trastoca algún elemento, pero el guionista ha demostrado con creces saber utilizar la continuidad con cabeza y sentido común. Además, rebusca en los rincones más insospechados del Universo Marvel para recuperar personajes o situaciones en beneficio de la historia, sin perderle el respeto al pasado. Algo que otros autores parecen haber olvidado. Un ejemplo perfecto de ello es la recuperación del padre de Luke Cage, cuya relación con su hijo no era demasiado buena y aquí tenemos una interesante explicación de por qué. También se retoma la relación de Blade y Spitfire, como pudimos ver en la serie de Capitán Britania y el MI-13. Incluso tenemos guiños al cine de terror más clásico. Sin duda es una auténtica maravilla ver como un autor actual consigue escribir unos tebeos que combinan tan bien el estilo clásico con el moderno. Sin duda alguna, una de las mejores series de la franquicia en la actualidad, manteniéndose al margen de lo que está cocinando Hickman.
A pesar de que los integrantes del grupo pertenecen a una minoría étnica, Ewing no había hecho mención a ello. En estos números podemos ver implícita una pequeña crítica social al respecto, aunque sea de una manera breve y concisa. Prácticamente como algo anecdótico. Soy consciente que muchos lectores pueden sentir que la colección es vendida de esa forma. Es decir, no solo son un grupo más o menos urbano liderado por Luke Cage, sino más bien parece dar la impresión de ser un equipo formado por negros en su mayoría. Al menos en un principio, ya que después se une Hulka. No obstante, leyendo las historias no hay la menor connotación social al respecto, salvo en un comentario de un periodista en la televisión. Me parece obvio que hay una intencionalidad sobre ello, pero hay que tener claro que no se explota el tema, sino que el autor se centra en el desarrollo de los personajes y las tramas, dejando a un lado el estereotipo previsible. De hecho, sigo pensando que esta es la serie con mayor esencia de los Vengadores de todas las que copan las estanterias de las librerías.
Como buen final de temporada. Ewing se dedica a dejar todos los cabos más o menos atados de cara a la previsible segunda temporada. El cruce con Pecado Original no es más que una herramienta, ya que el guionista pronto se marca su propia historia desmarcándose totalmente del evento. En el primer número tenemos el aspecto más relacionado con la miniserie de Aaron, cuando
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Esta historia no tiene desperdicio. Hay diferentes guiños al pasado del personaje y su relación con el fallecido, además de ese recuerdo a la mítica serie What If? Creo que es el único guionista que ha colado el tema y de una forma muy sutil. O quizá no tanto.
A continuación, nos centramos en Blade y la trama que llevará al grupo a enfrentarse a los Caminantes en la Muerte. Quizá lo que más llame la atención sea la combinación tan inteligente de géneros que tenemos en los diferentes puntos de este arco. Algunas veces incluso en un mismo número. Si comenzábamos con el tono superheroico esperado, sin darnos cuenta nos introducimos en un pasado que involucra al padre de Luke y la primera formación de los Poderosos Vengadores en los años setenta con un ambiente propio de la blaxplotation. Tanto es así, que la estética de los miembros y los personajes elegidos presentan una combinación entre este género surgido por la moda y el noir, al dotar la trama de cierto halo de suspense. La inclusión de Blade con el aspecto retro de los setenta cuando se introdujo en el Universo Marvel añade el punto sobrenatural sobre el que gira esta historia, acercándonos tímidamente al terror propio de la época. Esta amalgama de conceptos son engarzados hábilmente por Al Ewing para establecer un nexo de unión entre el pasado y el presente. De esa forma, se incorpora un nuevo miembro al grupo Kaluu, que aporta el elemento místico que faltaba a este equipo multidisciplinar que tendrá que hacer frente a lo sobrenatural para evitar el fin del mundo. Un misterioso asesinato, un talismán mágico y un hechizo que necesita la sangre de Blade son algunos de los elementos que nos conducirán al clímax final de una trama muy bien elaborada, que utiliza todo tipo de los elementos que dispone un universo de ficción tan rico como el de la Casa de las Ideas. Si bien es cierto que en algunos momentos se aleja del concepto típico de los Vengadores, sean étnicos, urbanos o de cualquier otro tipo, todo tiene un sentido lógico y está estructuralmente concebido de manera natural. No veo situaciones forzadas, sino todo lo contrario: una trama bien urdida que aprovecha un evento mediocre para sacar partido del concepto, creando una interesante y divertida historia que hunde sus raíces en la amplitud de géneros que ofrece el Universo Marvel desde su misma concepción. Una lectura fresca dentro de una franquicia a la que no le viene nada mal este tipo de productos. Esperemos que continúe en esta línea en los próximos números.
En el apartado gráfico volvemos a tener a Greg Land, con el cual me mantengo en la misma postra que en los anteriores comentarios. Durante un par de números es sustituido por Salvador Larroca, que parece ser el autor de relleno en muchas de las colecciones de la editorial. El dibujante español muestra un trabajo algo irregular. En el primer número no me gusta demasiado, aunque en el segundo mejora bastante. Mientras no empecemos a poner cara de famosos en los personajes vamos bien…
Aunque la narrativa gráfica está un peldaño por debajo de los guiones, al menos tenemos a unos dibujantes bastante potables, que te permiten disfrutar de las diferentes tramas que plantea Ewing, sin que te sangren los ojos. Supongo que tendremos que conformarnos con eso de momento, que no es poco.