En estos últimos días he leído El Escultor, de Scott McCloud y lo recomiendo encarecidamente, porque no podía parar de leerlo y eso es muy buena señal.
Una obra curiosa (si hay pactos con la muerte pueees...) que te atrapa por su historia y por sus personajes. De hecho creo que la premisa de un escultor al que se le concede el deseo de poder realizar con sus manos cualquier escultura, deformando cualquier material a su antojo, es sólo la excusa para contarnos la vida de los personajes, con sus virtudes y miedos, sus emociones, sus deseos y sus motivaciones. Aquí no hay buenos ni malos; aunque haya alguna que otra jugarreta, es la vida misma.
Y todo perfectamente narrado y dibujado en esta obra que te atrapa de principio a fin y estás deseando ver cómo acaba pero no quieres que termine.
McCloud quizás es más conocido por ser el autor de Zot! del que leí algo suelto de jovencito, ya sabéis, todo lo que parecieran superhéroes había que echarle el vistazo. Pero me alegro de haber leído El Escultor con esta edad, porque creo que le he sacado mucho más jugo que si lo hubiera leído hace años.
Una excelente lectura de un tomo de casi 500 páginas, bien editado por Planeta en su día.