Leído el número de este mes.
El relleno es eso, relleno. No es malo ni estorba, pero la grapa me ha salido cara de narices. Al menos puede decirse que está bien metido, ya que casa a la perfección con el número de Extraño.
El núcleo del cómic en sí es caviar, como siempre. Aaron se maneja como pez en el agua con este personaje y nos sigue atrapando en este épico arco argumental que, sin inventar la rueda (todo está MUY visto, no nos engañemos) entretiene y emociona.
Que siga así, que yo no me pienso bajar. Ganazas de pillar el siguiente número.