He leído
Invencible Nº 27.
Finalizo mi lectura de la series tras
mi anterior comentario.
Y llegamos al final. Hay que reconocer que cuando uno lee con mucho interés una colección llegar al final deja sensaciones encontradas. Por un lado, la curiosidad insana de ver como concluye todo, si los autores han estado a la altura de las expectativas creadas, o si ese camino recorrido que tanto hemos disfrutado concluye de forma satisfactoria. Por otro lado, la extraña sensación de pérdida, cuando unos personajes a los que les has cogido cariño dejarán de estar presente en tu vida, o de como esa nueva entrega dejará de ser devorada para dejarte con ganas de saber como continúa la historia en la siguiente. Todo esto y más es lo que he podido sentir durante la lectura de este último volumen de la cabecera que ha sido tan bueno como los anteriores. Kirkman ha sabido transmitir su amor por los superhéroes y el género de forma magistral, dejando a los aficionados un producto muy interesante y uno de los ejemplos perfectos de que el género todavía puede tener vida, que no sufre de agotamiento, son solo las ideas de algunos autores que son incapaces de emplear acertadamente la narrativa actualizada o simplemente de desarrollar argumentos de forma interesante. Incluso me atrevería a decir que esta es una serie de superhéroes moderna, que quizá no está la altura de otras grandes obras en cuestión de evolución, pero sí que ha sabido emplear los recursos que ofrece el género para dejarnos una serie notable, y para mí uno de los mejores trabajos de Kirkman, junto a su serie de zombis.
Este tomo es un gran ejercicio de narrativa acelerada. Más o menos en la misma línea de lo que venía haciendo Kirkman, pero quizá se magnifica todo al estar tan cerca del final. Si tuviera que ponerle alguna pega, sería al hecho de mostrar unas escenas que parecían ser el arranque de alguna trama futura y que al final caen en el olvido. A pesar de que tenemos un final bastante cerrado y de estereotipo feliz, esas viñetas sueltas dejan unos cabos sueltos que da la sensación que han sido un pequeño desliz de los autores. Sin embargo, es algo totalmente perdonable, porque todo lo demás está francamente bien. Kirkman cierra con el tema que abriera la serie, además resuelve todo lo concerniente a Rex o Anissa, dando lugar a una parte final que casi podríamos denominar como el legado de Mark. A mí me ha gustado mucho la forma en la que Kirkman da carpetazo a las tramas, con especial dedicación a los personajes y su humanidad, una de las grandes cualidades de la serie que se mantiene hasta el final. De hecho, en este tramo destacaría la importancia del tono emocional de muchas escenas, donde es dificil que el lector no soltando algun lágrima en ciertos momentos. Sin duda, una de las grandes virtudes de esta serie, la caracterización y evolución de sus protagonistas como personajes tridimensionales.
Aunque no quiero profundizar mucho en las tramas, para no descubrir nada a aquellos que no hayan leído el final de la serie hasta el momento, hay que decir que este tomo tiene dos partes muy bien diferenciadas. En la primera, tenemos el final de la saga de Thragg, que se podría traducir como un importante punto de inflexión para los viltrumitas. Más allá de la pelea de rigor, y la espectacularidad habitual de la serie en este tipo de peleas masivas, yo destacaría las palabras de Mark a la hora de reivindicar sus acciones. Son muy pocas veces en las que una pelea de superhéroes tiene ese trasfondo reflexivo sobre aspectos tan importantes como el valor de aquello por lo que se lucha. La defensa de la familia y el amor incondicional de nuestro protagonista por los suyos es su principal impulsor a lo largo de toda la serie, qué duda cabe, y aquí queda perfectamente reflejado en unos textos donde Kirkman está especialmente acertado. Debo reconocer que solo me he encontrado una escena similar en otro tebeo de supers, con otro propósito y otra reflexión muy distinta, pero con un fundamento muy parecido, y es nada más y nada menos que en el Miracleman de Alan Moore. Que nadie piense que estamos ante dos obras de calidad similar, tampoco quiero llevar a nadie a engaños, simplemente me llama la atención las similitudes entre dos peleas con un texto que pretende algo más que narrar los acontecimientos, que se ven por sí solos, y que resulta extraño que apenas se emplee este recurso, por no decir que no se emplea nunca, vaya.
El desenlace de la batalla contra Thragg nos deja uno de los momentos más emotivos,
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Además, tenemos una nueva batalla épica contra Robot,
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A partir de aquí, la serie se encamina hacia el final en un interesante viaje sobre como convertir el mundo, y la Galaxia, en un lugar de paz y armonía. Todo aquello que pocos escritores se atreven a abordar en el género, con un superhéroe que se esfuerza más en buscar soluciones a los problemas que a darse mamporros con villanos. Este tema ha sido un poco recurrente a lo largo de la serie, con villanos que han presentado dicotomías muy interesantes sobre el tema, pero aquí llega a su culmen con la presentación de una auténtica utopía. Mark llevará a la práctica algunos aspectos de su filosofía de vida
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En mi opinión, un broche final muy adecuado que engarza con los inicios de la serie y las motivaciones de los viltrumitas, a lo que se le da un giro muy interesante.
Finalmente, me gustaría comentar brevemente el desenlace de la trama de Anissa, que
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Además, confronta con el crecimiento de Terra, aunque ambos forman ese inevitable mensaje de legado final. Otro más de las aportaciones de Mark a este mundo, que ha intentado convertirlo en algo mucho mejor y más saludable. Aunque este sea el fin de todas las cosas, no cabe la menor duda de que es el mejor desenlace que podíamos haber deseado. No obstante, como cualquier despedida, será mejor un "hasta siempre" que un "hasta nunca". Ahora sí, se despide un lector satisfecho...