Y, el último hombre (1ª parte).
Antes de comentar esta serie por bloques, a medida que la voy leyendo, os recomiendo que leáis el
artículo que escribió sobre ella el forero
vdevictor, porque merece mucho la pena, pero sobre todo porque lo sintetiza mucho mejor que yo. Ahora, bajo vuetra responsabilidad, podéis seguir leyendo mis desvaríos si os apetece.
Hace mucho tiempo que tenía esta serie en mi disco duro lista para leer. Sí, habéis leído bien, no tengo intención de gastarme el dinero en la edición de ECC, ni me apetece bucear en pasadas ediciones, por lo que opté por la calle de en medio. ¡Dios bendiga las tablets!
Como decía, tenía cierta curiosidad por leerla, pero nunca encontraba el momento para comenzar una serie que, de alguna forma, me “apartaría” del resto de lecturas. Pero, claro, el compañero
vdevictor escribió ese gran artículo y mi curiosidad, de por sí bastante inquieta, aumentó. Y aquí estamos…
Mi primera impresión es tremendamente positiva. Digamos que por mucho que digan los demás, hay cosas que uno debe comprobar de primera mano. Brian K. Vaughan siempre me ha parecido un buen guionista, pero en estos primeros compases deja muy claro que es un gran escritor; además en un amplio abanico de conceptos. También es cierto que se le nota su experiencia en la televisión, con esa narrativa temporal o la forma de exponer las situaciones. Los cliffhangers de cada número son brutales. El primer episodio, podríamos decir que el piloto, es todo un ejercicio de narrativa. El lector queda bombardeado de una gran cantidad de datos, y se presentan a los que en el futuro inmediato serán los diferentes protagonistas de la colección. Quizá uno de los mejores números más conceptuales que yo haya leído. Además de ser una presentación magnifica de qué va la serie. Si con ese número no acabas totalmente intrigado, no sigas, porque quizá esta serie no es para tí. Creo que es así de sencillo y rotundo.
A pesar de que el título es bastante obvio, tengo que reconocer que nunca me paré a pensar de qué iba la serie. No obstante, el escenario planteado por el autor no podría ser más interesante. De un segundo a otro, los hombres del mundo contraen algún tipo de enfermedad que los elimina de la faz de la tierra. De ese modo, tenemos un escenario postapocalíptico en el que el patriarcado pasa a ser un matriarcado con todo lo que ello conlleva, como la posible extinción de la raza humana.
En los dos primeros arcos que constituyen esta primera parte, se nos presenta al único superviviente con el genoma Y, que ha logrado sobrevivir al holocausto. Su nombre es Yorick. Se trata de un joven recién licenciado en filología inglesa, aficionado al escapismo y que ha adoptado a un mono al que ha le ha puesto el nombre de Ampersand. Otra de las rarezas de esta situación, ya que es otro macho que ha sobrevivido a la “poda” selectiva que han sufrido todos los habitantes del planeta. Aunque desconocemos los motivos que han originado la catástrofe, me parece importante resaltar que los dos machos supervivientes estuviesen en la misma habitación en el momento exacto en el que el resto murieron no debe de ser una casualidad. Comienzo a especular que ambos están relacionados en algo. Pero bueno, ya veremos…
Cabría destacar que Yorick es un personaje al que desde el principio le tomas cierto cariño. Es curioso como una serie que bien podría considerarse un manifiesto de feminismo es, en realidad, una lectura para hombres. La manera de conectar con el protagonista me hace pensar que es una de esas historias que claramente van dirigida a un público por su género. No creo que sea cuestión de ponerse sexistas pero, al fin y al cabo, tenemos una guerra de sexos evidente y una apología al feminismo, desde un punto de vista crítico. Es decir, Vaughan, en un mundo asolado, crea diferentes grupos en los que las mujeres demuestran su diversidad en muchos aspectos. Creo que no deja ni un arquetipo femenino fuera a la hora de presentar este mundo dirigido por mujeres. Pero como digo, me parece ver un cierto toque crítico. La mujer, de alguna forma, siempre ha postulado ser capaz de hacer cualquier cosa: la famosa independencia de la mujer. Aquí, el autor establece esa posibilidad y sus diferentes variantes a través de un escenario ficticio. Y creo que, además de ser una serie interesante en su concepción como entretenimiento, encierra cierto interés de carácter social y antropológico. Vaughan es arriesgado con el tema, que no es ajeno a las susceptibilidades, pero creo que consigue algo respetuoso e innovador. Y, obviamente, una lectura muy adictiva.
Tras el caos, lo primero que piensa Yorick es reunirse con su madre, la cual ostenta un cargo de congresista en la Casa Blanca. Su plan es muy sencillo: viajar a Australia, donde se encuentra Beth, su novia, a la que le pidió matrimonio en el mismo instante del “fin del mundo”. Esto me parece tremendamente interesante. El último hombre de la Tierra solo tiene a una mujer en su corazón y está loco por cruzar medio mundo para reencontrase con ella. Pese a parecer un concepto algo empalagoso a priori, sobre el papel, no lo es en absoluto. Es obvio que emana cierta sensibilidad, pero es lo mismo que sucede cuando en el camino de Yorick se cruza Sonia. El autor sabe muy bien explotar las dos versiones: mujeres que odian a los hombres y encuentran esta situación maná caído del cielo; y mujeres que son proclives a enamorarse de alguien que, todo sea dicho de paso, es un tipo muy entrañable y está dotado de una simpatía que aumenta su carisma.
Como no puede ser de otra manera, entrar en el territorio del gobierno provoca que sus objetivos cambien. La maquinaria de los Estados Unidos para situaciones de emergencia se activa y ya tenemos una presidenta del gobierno que restablezca la situación de descontrol en la Casa Blanca. Los demócratas y republicanos, o más bien las mujeres de los que defendían dichos ideales, crean una auténtica batalla campal por la instauración del poder. No hay que olvidar que el mundo es un auténtico caos, ya que no hay suficientes personas para restablecer el orden y todo se ha desplomado manera súbita. Se respira cierto aire de anarquía y se despierta las ansias de poder de algunas. Sin duda, la cruda realidad de la condición humana, más allá de su sexo.
Al restablecerse, en cierta forma, el mando central, por llamarlo de alguna forma, comienza el viaje de Yorick por el mundo, para evitar el fin de la humanidad. En la importante misión humanitaria le acompaña la agente 355, con el fin de encontrar a la Dra. Mann, una especialista en clonación, la cual puede ser la clave para descubrir como es posible que este hombre y su mono estén vivos. El viaje no está exento de peligros. Sobre todo por una facción que se llama a sí misma amazonas, incluso se cercenan un pecho como las originales, dirigidas por Victoria. En mi opinión, no es más que una mujer resentida, un poco psicótica, quizá también una psicópata, que ha debido de soportar mucho maltrato por parte de los hombres. Seguramente, todas las que la siguen tengan un perfil similar, debido a la violencia de género. Sea como sea, les lava el cerebro en una cruzada anti-hombres contra el que parece ser el último fallo de Dios. En este grupo se encuentra Hero, la hermana de Yorick, que vemos como acaba transformada que alguien violenta y destructiva, convencida a sí misma de que el mensaje de Victoria es totalmente cierto. Esto, obviamente, le llevará a estar frente a frente contra su hermano, al que parecía muy unida. Cabe destacar la lucha mental de Hero y su evolución desde el primer número hasta el décimo. El amor que siente por su hermano está ahí, pero parece acallado por una letanía feminista sin demasiado sentido, que abraza el extremismo como fuente de poder. El odio reprimido de víctimas de una sociedad machista se encuentra liberado de su yugo. Desde luego, esto invita reflexionar, como muchos de los planteamientos que hace el autor en solo, no lo olvidemos 10 números americanos.
Pero no todo es caos. El ejemplo perfecto lo tenemos en una pequeña población donde los tres viajeros, Yorick, 355 y la Dra. Mann, se encuentran en una acogedora población en la que las presidiarías han reestablecido el orden del lugar y viven plácidamente sin la necesidad de los hombres. Bueno, no del todo, pero ya me entendéis. No obstante, solo será una población de paso, en la búsqueda de un laboratorio en el que proseguir las investigaciones de la Dra. Mann. En este pueblo ocurren momentos verdaderamente interesantes y veremos que entre tanta belicosidad por la supervivencia también hay hueco para el amor y la sensibilidad. Es importante hacer hincapié en que en el viaje de Yorick, éste se encuentra con una diversidad importante de personas y algunas son muy entrañables. La chica que lloraba la muerte de los Rolling Stones es un ejemplo de ello. Pero quizá Sonia adquiere mayor carisma en poco tiempo, aunque viendo el desenlace tiene cierta lógica. Por ese emotivo, creo que Vaughan hace tan buen trabajo en esta serie, sabe desarrollar muy bien a los personajes, pese a que estamos ante un road movie de libro, típico de una teleserie. Me parece que el esquema se ve claramente en estas dos primeras sagas. No sé si cambiará en el futuro. Con la de cosas que tiene interés en hacer el protagonista diría que no.
Por último, no me querría olvidar de diversas subtramas que están ahí a la espera de ser desarrolladas plenamente. La historia del amuleto que lleva la agente 355; la oficial israelí que conoce la existencia de Yorick y lo está buscando gracias a la información de alguien ligado al gobierno estadounidense; o la misteriosa mujer rusa que balbucea sinsentidos, pero que ha rebelado la existencia de otros hombres vivos, aunque están en el espacio, porque son astronautas. Diferentes piezas de un puzzle que mantiene el suspense a cada momento y que poco a poco parece cobrar forma. Pónganse cómodos, el fin del mundo no ha hecho más que empezar…
Si alguien ha conseguido llegar aquí, tiene mi más sincera felicitación. También le animo porque estoy terminando.
No puedo concluirr este bloque sin hacer mención al trabajo realizado por la dibujante Pia Guerra. Su estilo no solo es que sea perfecto para el tono de la serie, sino que es que esta mujer ha nacido para dibujar esta colección. No sé si se mantendrá hasta el final, espero que sí, porque estoy seguro que esto no sería lo mismo sin ella. Me encanta su dibujo y me parece que es de las pocas veces en la que una obra de Vértigo es tan redonda en todos los aspectos. Si sigue a este nivel, se puede convertir en una de mis favoritas.