Exagerados que sois con Luke McDonnell, la virgen.
Cierto, McDonnell hace un muy buen trabajo aquí y después en Escuadrón Suicida pero tiene ya la fama ganada y se tira mucho de ella.
O'Neil también hace un trabajo mucho mejor que lo que se indica en la reseña.
Cada uno tiene sus preferencias pero, Rockomic, que defiendas a horrores artísticos como Trimpe o Milgrom y atizes a estos dos...no coincidimos
A mí me gusta el trabajo de O´Neil (creo que él fue alcohólico también, o sea que habla con conocimiento de causa) pero no tanto el de McDonnell, ya que con un dibujante más dinámico y espectacular ganaría mucho más. Fijaos en sus "escenas de pelea" donde muchas veces se resuelven con un simple puñetazo... vale que los adversarios del "nuevo" Iron Man fueron generalmente muy endebles (El Tigre Volador, Termita, Vibro, etc), pero hijo, se trata de enganchar a la chavalería a un tebeo de acción, no de aburrirlos como ostras. Además, hay un abuso excesivo de figuras estáticas sin cambiar el plano desde distintos ángulos, casi como repitiendo viñetas.
Eso sí, McDonnell tiene su propia personalidad, ya que cuando es sustituido por Mark Bright (un dibujante de supers mucho más convencional) casi que se le echa de menos.
En las escenas de acción, McDonnell era de esos dibujantes que "sacaba" a Iron Man de las propias viñetas para enfatizar la diversión de la acción, una técnica que no era muy común en aquellos tiempos. También era capaz de transmitir vértigo con planos verticales comunes en sus peleas aéreas o hacer secuencias seguidas para retratar puñetazos o movimientos estratégicos en medio de las batallas (lo que has llamado estéticas). Tenía técnicas y prácticas variadas a la hora de las peleas. Otros autores eran más monótonos.
E incluso en las escenas cotidianas, tenía su fuerte. Romita Jr, de la etapa anterior y mejor dibujante, retrataba a un Tony Stark borracho que aún tenía aura de guapo, triunfador y perfecto... ¡estando borracho! Parece que solamente la portada de Iron Man 128 captaba la gravedad de la situación. En cambio, McDonnell retrataba muy bien la miseria, vulgaridad y vacío que rodeaba la enfermedad de Stark, retratando lo como un fracasado que se había metido en un pozo sin fondo. Visualmente hablando.
McDonnell tenía recursos bastante variados e interesantes. Es verdad que no los ejecutaba de un modo vistoso y atractivo para la generación que flipaba con Byrne o Pérez, que podía ser tosco y que no era ningún maestro en ningún campo. Pero creo que el tío era interesante y desde luego no merece el calificativo de malo.