Yo hace tiempo vi un reportaje sobre prendas de lujo donde explicaban que se fabricaba por completo en Asia y luego se enviaba a Francia para ponerles la etiqueta y algún detalle más oficial, porque en la fábrica se hacía aproximadamente un 10% más del encargo idénticas a las originales que luego se distribuía por canales alternativos.
Yo doy fe de que un compañero de trabajo localizó en alguna ocasión a un intermediario que le vendía camisetas de un equipo de futbol de primera división que venían directamente de Asia (me suena Vietnam, pero igual era otro país de la zona). El intermediario afirmaban que eran las mismas camisetas que las oficiales, excepto porque no tenían el escudo del club y valían tres veces menos. El intermediario decía que era la misma empresa encargada de fabricar las oficiales que en lugar de producir lo que le encargaban producía unas pocas más para sacarse un pequeño extra, pero que los escudos no los podían poner porque "eso sería ilegal". Puestas una oficial al lado de la otra el aspecto y el tacto era completamente idénticos, aunque yo no sé de este negocio, así que igual había más diferencias que para un ojo no entrenado como el mío pasaban desapercibidas.
Mi hermano, una temporada que se quedó en el paro, se le ocurrió la genial idea de comprar en china camisetas "falsas auténticas" de esas que dices, sin los escudos, etiquetas, marcas ni parches, que se compraban aparte y luego podías ponérselo para falsificar. Le llegó una caja enorme, el primer fallo de su plan sin fisuras para hacerse rico, es que tenía que montar un taller para los acabados o aprender a coser, y que para 50 o 100 camisetas no le salía a cuenta el dinero o el esfuerzo, con lo cual su idea de beneficio rápido sin trabajar a la porra. El aspecto era similar y aparentemente de calidad, pero comparada con una original, no colaba. Luego se enteró que incluso con las "oficiales" hay diferentes calidades, y él había comprado las más cutres. Para rematar, el colega que le había inspirado la idea, un chaval que tenía experiencia en talleres textiles, se enteró y se presentó en su casa a
amenazarle a
negociar amigablemente el cese del negocio para no ser competencia, le
hizo una oferta que no pudo rechazar: le compró a mitad de precio todas las camisetas que tenía y le dejó claro que si volvía a intentar meterse en el negocio,
le partía la cara con una barra de hierro volvería a recordarle que no era un buen negocio.