Hombre Máquina: Marvel Limited Edition (1978-1989) Reseña en la web de Universo Marvel:https://www.universomarvel.com/resenas-hombre-maquina-marvel-limited-edition-1978-1989/A mediados de los años setenta, con el regreso de Jack Kirby a Marvel, el autor decidió llevar al noveno arte una adaptación tardía de la película 2001, una Odisea del Espacio. A esta adaptación, publicada en un especial de Marvel Treasury Edition, pronto le siguió el estreno de una serie regular de igual título, también realizada por entero por Kirby.
2001 es sin duda la serie en la que el Rey, gran aficionado a la ciencia ficción, más se adentró en este género. A Kirby le inquietaban algunas cuestiones relativas a la sci-fi, caso del origen extraterrestre de la civilización humana (Los Eternos son otro buen ejemplo), que le sirvieron de base para imaginar tramas y personajes totalmente propios. El problema está en que parte de conceptos y elementos de la película de Stanley Kubrick cuyos derechos son ajenos a Marvel, por lo que la reedición de 2001, la colección, resulta imposible.
Evidentemente, la serie de Kirby presenta un sinfín de personajes ideados por él mismo, y aquí es donde enlazamos con el tomo que nos ocupa.
La experimentación de la era espacial ve nacer un proyecto gubernamental de creación de seres artificiales, los Modelos-X. Unos robots inteligentes que acaban fuera de control, así que las autoridades ordenan la destrucción de todos los ejemplares. Sin embargo, uno de ellos, el X-51, muestra una inteligencia racional a nivel humano, hasta el punto de despertar instinto de supervivencia. Aunque diseñado por el ingeniero del proyecto, el Doctor Broadhurst, X-51 es obra del Doctor Abel Stack, que lo crea y educa como a un hijo y hasta le asigna un nombre que suma a su propio apellido, Aaron Stack.
Y aquí es donde empieza la colección del Hombre Máquina, que recoge por completo este tomo.
Un vehículo de Jack Kirby para tratar un tema clásico de la ciencia ficción, la relación del hombre con las máquinas inteligentes en un hipotético futuro.
A su vez, el papel que se le otorga al protagonista recurre a otro clásico, el de defensor de la raza humana pese a sólo recibir recelo, miedo e incomprensión por parte de ésta, y la necesidad del diferente de ser aceptado como su igual. Recurso ya usado en infinidad de ocasiones en el mismo Universo Marvel.
De esta forma, X-51 pasa a recibir un nombre más manejable, Hombre Máquina. Uno de los innumerables ejemplos de la tendencia de Kirby a bautizar a sus personajes con calificativos desde lo más simple y descriptivo.
De la serie donde se estrenó el Hombre Máquina, 2001, Kirby se trae al Doctor Broadhurst y al Coronel Kragg. Este último nace como el principal azote del protagonista, como símbolo del odio humano por la inteligencia artificial, pero experimenta un proceso interno que deriva en una paulatina rectificación y aceptación de su error. Francamente interesante, este personaje.
El nuevo título también incorpora nuevos secundarios, entre los que cabe mencionar al inevitable amigo del marginado protagonista. Un psiquiatra, el doctor Peter Spalding, único entre su especie capaz de comprender y empatizar con la mente humanizada de Aaron Stack.
La serie es puro Kirby, para lo bueno y para lo malo. Es decir, que quien ame su espontaneidad creando mundos imaginarios disfrutará como un enano, y a quien busque algo más maduro y moderno posiblemente se quede a medias.
Realmente, Kirby no ha evolucionado ni un ápice desde los primeros sesenta y creo que, en su caso, eso es una virtud. Todo lo que encontramos aquí no puede ser más sincero, producto de la fantasiosa mente de un autor irrepetible. Sí, la ingenuidad de los primeros sesenta sigue ahí, como si el tiempo se hubiera detenido en aquellos mágicos años, pero tampoco falta la profundidad. Kirby también logra que le demos al coco jugando con conceptos relativos a la relación del hombre con las máquinas, introduce elementos políticos y los personajes son en todo momento de carne y hueso. Y aun obviando todo esto resulta inevitable ver dibujada una gran sonrisa en tu rostro.
Ahí está el propio Hombre Máquina, cuyo cuerpo es capaz de sacarse tantos trucos mecánicos que ríete tú de la armadura de Iron Man.
O escenas de pura candidez que sólo podríamos asociar al universo Kirby, como la de la fiesta de disfraces o la del partido de béisbol. O incluso cuando la identificación de un carterista, por parte de nuestro héroe, provoca que el circo de manifestantes que le estaba abucheando pase automáticamente a vitorearle.
Diálogos entre melodramáticos y pueriles, ritmo narrativo endiablado, y sorpresas y giros de guion por doquier, que evitan que la lectura caiga en el aburrimiento.
Cómic de acción, aventuras y ciencia ficción en un ciclo argumental continuado, sin apenas cortes. Lo habitual en el Kirby autor completo.
La línea argumental inicial no está para pequeñeces. Diez-Cuatro, otro robot inteligente proveniente del imperio Autocrón desde el otro extremo del Universo, es un merodeador espacial experto en holocaustos que llega a la Tierra para anunciar la llegada de una flota Autocrón que destruirá nuestro planeta. Genial.
De ahí pasamos a una amenaza terrenal con la Corporación como oponente. Esta organización criminal, creada por el propio Jack Kirby en su reciente paso por Capitán América, pretende crear copias del Hombre Máquina para su beneficio.
En medio, y como enlace de ambas líneas argumentales, se inicia el juicio al Hombre Máquina que podría dictaminar su destrucción. Y también vemos a nuestro protagonista enfrentarse a Paratron, un Hombre Máquina de fabricación doméstica por parte de un chiflado con ganas de notoriedad.
Una colección francamente entretenida que desgraciadamente coincidió con la segunda salida de Kirby de Marvel.
El abandono fue repentino, dejando sólo nueve números atrás y las tramas inconclusas. La buena noticia, si queréis, es que no hubo tiempo para que la cosa se torciera, como ya había ocurrido con otras de las series de Kirby en esta última etapa en Marvel.
Roger Stern, que por aquellos tiempos guionizaba The Incredible Hulk, se encargó de cerrar los frentes abiertos en la serie del gigante verde.
Cuatro números, que también se incluyen en este tomo, en los que se resuelve el juicio al Hombre Máquina, así como se le da un final a la saga de la Corporación. La organización le tiende una trampa a Hulk, en una trama que da para varias peleas de alto voltaje entre el Hombre Máquina y el verdoso. Peleas para mayor lucimiento de Sal Buscema, como parte de su extensa y maravillosa etapa como dibujante de Hulk.
Pero lo más relevante de todo es la entrada del Hombre Máquina en continuidad en el Universo superheroico.
Kirby por Ditko.Contrariamente a lo que pudiera parecer, la aventura solista del Hombre Máquina no había llegado a su fin. Tras el paso del protagonista por Hulk la serie reanudó numeración con nuevos autores.
El guion, inicialmente, corre a cargo de Marv Wolfman, pero la gran sorpresa la tenemos en la parte gráfica porque Steve Ditko vuelve a ser el dibujante regular de una serie de Marvel tras largos años, concretamente desde que abandonó las cabeceras de Spiderman y del Doctor Extraño.
El estilo de Ditko con el lápiz dista mucho del de Kirby, de manera que ya sabemos que nos vamos a encontrar con algo visualmente muy distinto. Pero también Wolfman es un escritor de otro tiempo respecto a Kirby, por lo que intenta adaptarse al estilo de su predecesor con resultados desiguales.
La nueva etapa coge el hilo justo donde lo habían dejado Stern y Buscema en Hulk, pero, ya en el primer número, Wolfman y Ditko pasan a contarnos el origen del Hombre Máquina. En un apropiado flashback vemos como el Doctor Abel Stack creó a Aaron y lo educó como a su propio hijo. Desde luego, la mejor forma de abrir una nueva etapa en una colección.
El apartado de personajes secundarios sufre algunas variaciones. El Doctor Spalding sigue en su papel de amigo fiel de Aaron. Papel al que definitivamente se suma el Coronel Kragg, mientras que ahora el rol de malvado recurrente recae en el Senador Miles Brickman, el clásico político corrupto, ya presentado por Kirby en su etapa.
También el propio Hombre Máquina queda afectado por el nuevo carácter que Wolfman decide imprimir a la colección. Machine Man es ahora un serial de género superheroico al uso y su protagonista se comporta como un superhéroe, e incluso encuentra un trabajo donde se ve obligado a ocultarse bajo ropa de civil.
Los primeros números de Wolfman-Ditko no son muy afortunados.
Tras el pobre enfrentamiento a un ladrón disfrazado que se hace llamar Bicho Binario, Wolfman se mete en un jardín filosófico del todo innecesario. El hartazgo del Hombre Máquina de la codicia y el odio de los humanos hace aparecer unos seres celestiales que dicen ser sus hijos. Unas figuras flotantes cuya labor viene a ser la de salvaguardar a los humanos de los efectos de la indignación del protagonista. En fin.
El siguiente turno es para Kublai Khan, un magnate chino incapacitado con sede en un dirigible, que se encapricha del saludable cuerpo de Aaron.
A partir de este punto es Steve Ditko quien parece tomar las riendas. O por lo menos esa es la impresión.
El episodio del hombre que podía atravesar las paredes no puedo evitar que me traiga al recuerdo la etapa del dibujante en Spiderman junto a Stan Lee. Y algo parecido ocurre con el resto de números hasta el cierre de la serie, ya con Tom DeFalco como guionista en sustitución de Marv Wolfman.
Pero también muchos de los personajes parecen inspirados en los inicios de Spiderman, caso de los compañeros de trabajo, que harían el papel de los compañeros de escuela de Peter Parker, o del Senador Brickman, que sería el equivalente a J. Jonah Jameson.
Bien es cierto que el dibujo de Ditko por sí sólo te lleva a pensar en sus anteriores trabajos, pero creo que es más que eso.
Un Steve Ditko que está en buena forma. Su estilo no ha cambiado en lo más mínimo durante estos años y su magia sigue ahí. No a los niveles mostrados en Spiderman y Doctor Extraño, pero ni falta que hace.
Con DeFalco la colección sigue en la misma tónica de episodios autoconclusivos.
Números que directamente te trasladan a los primeros sesenta, caso del episodio en el que el Hombre Máquina debe enfrentarse a Ion, una forma etérea creada en un laboratorio físico.
La novedad de este último tramo es la incorporación de un nuevo personaje secundario, Tuercas Garvin, un modesto mecánico que pasa a ser el manitas que arregla el cuerpo del Hombre Máquina como quien repara una moto.
Los autores también aprovechan para traerse algunos invitados ilustres en un par de números, caso de los Cuatro Fantásticos y de Alpha Flight. Por cierto, el dibujo de la Cosa a Ditko le queda fatal.
Uno tras otro van pasando otros supervillanos de nueva factura.
El Barón Azufre y su Escuadrón Satánico, un hechicero malvado y sus dos secuaces. Madame Amenaza, líder del hampa que pretende hacer réplicas de nuestro X-51. Y finalmente Jack O'Lantern, un claro refrito del Duende Verde que luego pasaría a ser villano de Spiderman.
En definitiva, un baño de bendita nostalgia para fans del creador gráfico de Spiderman.
El tomo cierra con una historia corta publicada a finales de los 80 en Marvel Comics Presents, donde el Hombre Máquina vuelve a caer en las manos de Steve Ditko, que se encarga aquí del argumento y del dibujo a lápiz. Un Steve Ditko, esta vez sí, francamente irreconocible. Quizás a causa del entintado de Dave Cockrum, pero no creo que sea sólo por eso.
Conclusión.Nostalgia es la palabra, tanto para describir la etapa de Jack Kirby como la dibujada por Steve Ditko.
Sin duda, mejor la parte original realizada por Kirby, francamente buena, pero el trabajo de Ditko también tiene sus momentos y nos traslada a sus gloriosos tiempos en los sesenta.
En resumen, un muy buen tomo, especialmente recomendable para fans de Kirby y para incondicionales de la Marvel primeriza.