No os preocupéis que aquí llego con más mierda:
Día 166: Amazing Adventures vol. 2 #11. Marzo de 1972
El 166 no es el número de la Bestia, pero casi... Seguimos con Amazing Adventures vol. 2 #11 pero ahora sí, empezamos con ¡El serial de la Bestia!
Banda sonora: en 1972, Aphrodite's Child hacían esta paranoia tan chula llamada "The Marching Beast". Sirva este corto e inquietante tema como nuestro homenaje a Vangelis, que aquí hacía sus primeros pinitos y que, tristemente, hace poco nos dejaba:
https://www.youtube.com/watch?v=tm0TKvamQk8
Créditos: Gerry Conway (guion); Tom Sutton (dibujo); Syd Shores (entintado); Sam Rosen (rotulación); ¿? (color).
Portada de Gil Kane, Bill Everett y Sam Rosen.
Bueno, pues ya ha llegado, ya está aquí: las aventuras de la Bestia en solitario. Sin ser precisamente yo un entendido de cómics, puedo deducir que en Marvel no pensaban recuperar a la Patrulla en el corto plazo. Puede que incluso no pensaran en recuperarla nunca. Y ello porque le dieron a Conway primero, y a Englehart después, al personaje de la Bestia para hacer lo que quisieran con él, y transitar hacia el género negro y de terror, tan en boga en los 70. Y ese es básicamente el tono que predomina en este serial, y especialmente aquí, en el debut.
La historia comienza sin que realmente sepamos que La Bestia es Hank. En esta magnífica página podemos ver a un ser monstruoso y peludo, con un entrecejo muy marcado, y bastante diferente a la versión que veríamos luego, en Los Vengadores. El tono del pelaje también es distinto,
menos azulado y más tirando a un gris-morado. La Bestia está acechando a lo que parece un inocente guardia de seguridad. En realidad, el guardia es un espía.
Intenta penetrar en unas instalaciones de investigación genética con un propósito que aún desconocemos. A riesgo de detenerme demasiado en detalles, creo que merece la pena contemplar esta otra página casi muda, que transmite mucha tensión. El guardia solo tiene que hacer un trabajo, y estará listo. Solo uno. Pero sabes que no va a poder salir con éxito de esta.
Solo llevamos dos páginas y ya creo que Sutton es una elección muy acertada para estas historias
Cuando la Bestia se da cuenta de que el aparente guardia de seguridad es un espía, decide atacarle (en realidad, más adelante veremos que Bestia ya sabía que lo era). Este se revuelve, disparándole, pero sin que las balas hagan demasiado efecto en el pecho de Hank McCoy. Prácticamente le retrasan un poco, pero no le hieren de gravedad.
Y es aquí, en la página 4, en la viñeta que habéis visto justo arriba, cuando por primera vez Conway, en su narración en segunda persona, aclara que la Bestia es Hank, por si todavía había algún despistado. Al final, unos militares intervienen abatiendo a tiros al espía, mientras Hank huye y se encierra en su laboratorio. ¡El espía hizo saltar la alarma! La Bestia podía haberse ahorrado intervenir. Tal vez sí... o tal vez su participación en estos hechos fue clave.
Pero ¿a qué precio? Ha pasado demasiado tiempo desde que se convitió en un monstruo peludo. ¡Hank descubre horrorizado que ya no puede revertir a su forma humana! El cambio es permanente. Esta revelación nos deja bastante descolocados.
¿Hank podía transformarse en esta criatura y luego revertir a su fisionomía "normal"? Pues sí, pero esto no se aclara de primeras: más adelante seremos testigos de Hank descubriendo una fórmula que le permite dar con las causas químicas hormonales que producen las mutaciones.
Prueba la fórmula consigo mismo,pensando en tomar luego un antídoto. Solo que, al tardar demasiado tiempo en tomarlo, entretenido como estaba tras el espía, ya no puede volver a su forma humana. Todo esto lo aclaro ahora para orientar al lector, pero en realidad se revela después, reiteramos.
Si os fijáis bien en esta parte de la trama, en realidad reproduce, de manera muy aproximada, el tema que Conway ya trató en el arco anterior, con los Inhumanos y Magneto: ¿qué pasaría si mutáramos a un mutante? El efecto parece ser en ambos casos el mismo: se aumentan los poderes a costa de incrementar también la monstruosidad. Curioso ¿verdad?
Ahora, volvamos a nuestro aterrorizado amigo, justo cuando comprueba que se quedará para siempre con un aspecto simiesco y peludo. La Patrulla-X ya es el pasado, como también lo es su anterior cara. No puede soportarlo y lo paga con una vieja foto de familia de sus compañeros.
Y es entonces cuando la historia vuelve atrás, sobre sus pasos, para contarnos cómo empezó todo: Hank recibe una oferta de la Brand Corporation para trabajar en las causas que provocan la mutación del gen-X, y abandona la Patrulla-X, tras una nostálgica despedida.
En la viñeta de arriba podemos ver algo curioso: Jean besa antes a Hank que a Scott, al menos que se vea ante las cámaras, y aunque sea un beso de amistad. Esta pareja lo lleva con mucha calma
.
Hank se marcha y, en su primer día de trabajo en Brand, Hank conoce a sus compañeros/as de trabajo. El Dr. Grant, jefe de todo el tinglado, asigna a Hank a una especie de proyecto independiente dentro de la división perteneciente a un tal Dr. Maddicks, quien, desde el primer momento, se muestra muy antipático con él, marcando mucho las distancias y asegurándole que no le necesita por Brand.
Sin embargo, su nueva "asistente", la Srta. Donaldson, que también lo es del Dr. Maddicks, parece que ve con mejores ojos a Hank McCoy. Aquí hay rollo, no es por nada.
Y efectivamente, todo sucede muy rápido y, en cuestión de días, estos dos se lían. Hank está tan pletórico que se pone a dar saltos por las azoteeas en su traje de Bestia. Pero al día siguiente tiene otro agrio encontronazo con Maddicks, quien profiere alguna amenaza velada.
Hank no le presta mucha atención, concentrado como está en la fórmula que aisla las mutaciones. Cuando da al fin con la tecla y es momento de gritar eureka, corre a darle la buena noticia al Dr. Grant: ha hallado el origen del gen-X. Sin embargo, en la carrera para encontrarse con su jefe, oye de pasada una siniestra conversación entre Maddicks y un tal Agente Nueve, en la que el primero nombra a McCoy y, además, afirma tener a un hombre sobre el terreno, infiltrado como guardia de seguridad, que se colaría en el laboratorio de Hank justo cuando este saliera. Parece que la previa presencia de Maddicks en el lugar de trabajo de Hank se explicaba por la necesidad de husmear, o de quitarle algo, lo que sin embargo no pudo conseguir ya que Hank poco menos que le echó.
Y así, según se infiere de la conversación telefónica de Maddicks, algo gordo va a cocerse a las 10:34, aprovechando que McCoy ha dejado su laboratorio. Hank planea detener entonces al espía, y es así como se cierra el círculo con la primera viñeta de este tebeo. Hank se dice a sí mismo que, si interviene con su uniforme de Bestia, su fisionomía lo delatará como Hank McCoy, Así que decide que lo mejor es tomarse el suero que acaba de aislar con las mutaciones, lo que le hará cambiar y nadie sospechará de él.
Todo ello en la confianza de que luego se tomará el antídoto y listo. Sin embargo, no contaba con que, como ya sabéis, su nueva fisionomía le hiciera sentir que el tiempo pasaba más lento de lo que lo hacía realmente, retrasándose demasiado en regresar, con las desafortunadas consecuencias que ya conocemos.
Creo que merece la pena contemplar las viñetas en las que Hank se transforma en la Bestia, esta vez sin metáforas, porque está logradísimo. Sutton prácticamente recrea a Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Las facciones de la Bestia son claramente más toscas que en posteriores encarnaciones.
McCoy, fuera de control por la ira, culpa de todo a Maddicks, y a va a buscarlo para vengarse de él. A punto está de asfixiarlo, pero finalmente para a tiempo, aflorando su lado humano in extremis.
Bestia hace un ejercicio de sinceridad, y es consciente de que, por mucho que quiera culpar a Maddicks de su desgracia, al final el responsable fue su orgullo, o tal vez su curiosidad, o quién sabe si el miedo a que la fórmula se perdiera y Maddicks la quisiera para él. El caso es que él solito es el culpable. Hank abandona a Maddicks saltando por una ventana, mientras piensa en estas cosas. Entonces, el espía recibe la visita del Agente Nueve, con quien antes estaba hablando por teléfono. Pues agarraos porque el Agente 9 era... ¡¡Linda Donaldson!! Así es, la novieta de Hank.
Los fallos se pagan caros entre los espías. Linda sustituirá a Maddicks al frente de la operación encubierta... después de matar a sangre fría a su antiguo jefe. Es curioso, porque hay que tener en cuenta que ni Maddicks ni Linda saben que Hank es La Bestia.
Pues sí que se le han complicado las cosas al buen McCoy. En fin, una serie con un tono muy diferente del tema superheroico y más anclado en todo caso en el género negro. Para colmo, el tebeo termina con el anuncio de que Hank podría matar a ¡un Vengador! No os lo perdáis.