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I. D. , de Emma RíosI. D. , de Emma Ríos
«No estoy de acuerdo.
Odiar tu cuerpo, o tu vida, no significa que te odies a ti mismo.»
I. D. es un cómic americano creado, guionizado e ilustrado por
Emma Ríos y que fue publicado originalmente en la antología
Island de
Image Comics, concretamente en
Island #1 e
Island #2 (julio y agosto de 2015).
En un futuro, tres personas se reúnen y discuten sobre una posible decisión a tomar; están valorando la posibilidad de someterse a un transplante de cerebro; de trasladar su cuerpo a otro cuerpo por distintos motivos. Para Noa es la única posibilidad de abrazar su identidad, de escapar de un cuerpo de mujer que no le pertenece y vivir en el del hombre que es. Para Miguel parece ser la manera de huir de su pasado. Y, para Charlotte, es la forma de abandonar el profundo hastío y aburrimiento en el que vive. Sin embargo, son muchos los factores a tener en cuenta, y entre ellos no sólo está el riesgo de la operación en sí, sino también todas las implicaciones de la misma, la repercusión que tendrá en ellos, la desgarradoramente dura rehabilitación o el reto de lidiar con una nueva identidad…
I. D., a diferencia de la amplia mayoría de las publicaciones de Image Comics, no fue lanzada en su propia grapa mensual o, incluso en formato tomo o novela gráfica, sino que vio la luz a través de Island, una cabecera muy especial.
Desconocía la existencia de esta Island, una antología mensual de Image Comics que recuerda a proyectos como Metal Hurlant o nuestras revistas de los 80 (Cimoc, Totem, 1984…). Pero tras leer esta interesantísima entrevista a Brandon Graham y Emma Ríos (quienes eran los responsables de la revista), la verdad es que he quedado maravillado con la filosofía que tenían para la publicación.
Para ellos, Island era un sitio donde autores conocidos, pero sobre todo, autores poco conocidos o más underground pudieran publicar con toda libertad, siendo dueños de sus creaciones y con la seguridad de estar respaldados por otros creadores, haciendo que la supervivencia del proyecto no dependiera sólo de un responsable. En esta revista, cada autor publicaría capítulos de unas 20 o 30 páginas, de forma que hubiera una sensación de estar leyendo historias completas y no sólo pequeños retazos de ellas. Además, aquí se podrían encontrar también cómics clásicos, europeos, manga… Graham y Ríos querían que Island fuera una utopía comiquera.
No es de extrañar que I. D. naciera en un proyecto de estas características, puesto que tanto el relato que nos narra, como la autora, son muy especiales, como la propia cabecera Island.
La idea principal sobre la que gira I. D., no es novedosa; el transplante de cuerpo, cerebro o consciencia ha tenido cierta recurrencia en las historias de ciencia ficción. Lo que sí es novedoso es el tratamiento que se hace de la cuestión, al reunir a tres personajes totalmente distintos, con motivaciones absolutamente diferentes y hacer que entre ellos muestren al lector su personalidad de pleno y los problemas que les han llevado a plantearse una intervención tan significativa. La finalidad no es ver la «transformación» en sí o su resultado, sino el proceso, la espera, las reflexiones y las decisiones que la preceden.
Lo que son tres personas prácticamente desconocidas y unidas simplemente porque sus caminos se han cruzado en el proyecto, acaban creando unos lazos de gran belleza y humanidad al mostrarse tal y como son. En este aspecto Emma Ríos realiza un trabajo impoluto de caracterización con los personajes con peso en la historia, ya que, sin saber apenas de su pasado, somos plenamente conscientes de cómo son, cómo se sienten e incluso cómo van a actuar.
Se invierte una parte importante del relato en mostrarnos la parte más médica del asunto, así como las implicaciones que va a tener una intervención tan seria, volviendo a poner encima de la mesa una cuestión tan importante como la identidad, y qué es lo que nos define a cada uno… ¿puede acaso un cuerpo distinto cambiar cómo somos o quien somos?
Pero ninguna de las muchas cuestiones que despierta la lectura de la obra son tratadas de una forma extensa, la autora sencillamente lanza las preguntas y es el lector el que tiene que hacer un ejercicio reflexivo e incluso filosófico y abordarlas a su manera, que es lo que hará cada uno de los tres protagonistas al tomar, o no, la decisión que cambiará, o no, sus vidas.
Una cosa que no puedo olvidar mencionar es que, al margen del punto central de la trama, no hay que olvidar que la ambientación está situada en un futuro, y desde luego que la autora no lo olvida, y de fondo, y no sólo por los diseños, veremos cómo es el futuro imaginado por Emma Ríos, sin explicaciones, simplemente creando atmósfera, con ciertas revueltas mineras, otros planetas, misiones, terraformación, ciertas necesidades… Cuidando cada aspecto del relato, sin necesidad de exponernos y mostrarnos en toda su extensión un mundo creado para la historia, pero haciéndonos ver que ése mundo existe.
I. D. es una lectura definida por adjetivo «especial». Es un relato sobre la identidad, sobre las personas y sobre lo que nos define a cada uno, todo ello tratado con una sensibilidad única que hace que la historia parezca que avance de forma ingrávida, flotando. Yo no he podido soltarla y la he tenido que leer del tirón, no porque me haya enganchado al estilo de un buen thriller, ya que el ritmo es muy pausado, sino porque me he visto sumergido en su atmósfera y personajes. Al terminarla, se me ha hecho muy corta, y he sentido como una especie de triste despedida con los personajes. Ojalá hubiera más, aunque también he de decir, que me gusta que se quede así.
Y aún así, pese a todo lo dicho en la reseña, no me atrevo a recomendar a la ligera I. D., puesto que las sensaciones que le transmita al lector dependerán de él mismo, su ¿sensibilidad? o lo que busque en una obra. Habrá quien disfrute embelesado de la dulzura de la historia y lo que plantea, como es mi caso, y habrá a quien este enfoque no le satisfaga, y quede indiferente con la lectura. Como creo que se dejará ver por lo escrito en la reseña, a mí me ha encantado.
Apartado GráficoHe quedado maravillado con el arte de Emma Ríos. Esta es la segunda vez que leo un cómic dibujado por ella, y las sensaciones que transmite con cada uno de sus trazos y figuras son deliciosas. A nivel estético no creo que se le pueda pedir nada más, pocos artistas son capaces de crear un dibujo que contenga, al mismo tiempo, tanta personalidad, estilización, sensibilidad y belleza.
Son muchísimas las virtudes de Emma Ríos; desde el diseño de los personajes, los atuendos (hay que recordar que estamos en un futuro no demasiado lejano, por lo que ha de haber un equilibrio entre lo novedoso y lo actual) o los espacios, a las perspectivas y enfoques de cada viñeta, pasando por cómo todas las personas son distintas y se ven reales, los ambientes están perfectamente logrados, o el diseño de la página está cuidado con dulzura, cada fracción de I. D. es precioso. Como única pega, diría que en algún momento aislado, en escenas con acción repentina, el dibujo no es totalmente claro, pero es una minucia en el increíble conjunto de la obra.
Que el cómic esté dibujado y coloreado exclusivamente con tres tonos de rosa hace que el resultado final sea aún más especial, distinto y bonito. A este respecto, cabe mencionar que Roque Romero ha ayudado en la realización de los colores planos de algunas páginas.
EdicionesPara leer I. D. en inglés, se pueden buscar los dos primeros números de Island o acudir directamente al tomo recopilatorio en TPB.
Personalmente, yo recurrí al TPB americano y no puedo estar más contento. Es un tomo bastante finito (80 paginas) con la misma encuadernación que los típicos TPBs de Image Comics, que, como siempre digo, me encanta; son volúmenes muy cómodos de leer, bonitos y resistentes. Pero en cuanto tenemos el tomo de I. D. en las manos nos damos cuenta de que hay dos diferencias con respecto a los TPBs estándar. La primera es el tamaño, que es superior tanto en alto como ancho (27 x 17,5 cm frente a los 25 x 16 cm que suelen tener los tomos normales aproximadamente), y la segunda es en los materiales, ya que, el papel interior es poroso u offset, muy agradable, e incluso las tapas de tomo también son porosas.
En cuanto a los contenidos, el tomo está diseñado con muchísimo gusto, tanto la portada doble, como el interior, siempre obedeciendo la premisa de sólamente emplear blanco y tres tonos de rosa. Además de los cinco capítulos del cómic en sí, podremos disfrutar de un denso e interesante artículo de Miguel Alberte Woodward, neurólogo que asesoró a Emma Ríos en lo referente al hipotético transplante de cerebro, en el que habla precisamente de las posibilidades reales de que esto ocurra, así como las implicaciones, dificultades, luces y sombras de que esto pasase. También se incluye la portada doble de Island #2, realizada por Emma Ríos, pero reproducida en blanco y rosa. Para mí, un tomo perfectamente editado.
En España, la obra ha sido editada por Astiberri en un tomo en formato cartoné que tiene la misma paginación que el americano (80 páginas), por lo que supongo que los contenidos serán exactamente los mismos. Las ediciones de Astiberri suele ser sinónimo de calidad, pero el precio del volumen (14€) me parece excesivo.