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Niño Oruga, de Pedro ManciniNiño Oruga, de Pedro Mancini
«Sabés, yo usaba una máscara como esa a tu edad. Ahora ya no me importa que todo el mundo vea mis tentáculos.» Niño Oruga es un cómic, o mejor dicho, una historieta argentina obra de
Pedro Mancini y publicada originalmente por la editorial
Hotel de las Ideas en 2021.
Víctor es un niño que algún día tendrá que convertirse en hombre, pero antes, tiene que ir a vivir a casa de su abuelo, que está delicado, para hacerle compañía. Allí descubrirá la existencia del ultramundo, los extraños seres que lo habitan, la gran amenaza a la que están expuestos y lo que hay debajo de la máscara que lleva día tras día. Víctor es un niño raro, sensible y con una gran carga emocional y mental, y su abuelo, un actor retirado con delirios de grandeza. Ambos serán piezas fundamentales en la epopeya de reconocimiento, renacimiento y descubrimiento que tendrá lugar en este ultramundo, un contexto surrealista que oculta las realidades e inseguridades de Víctor y su abuelo.
Niño Oruga no es un cómic convencional, sino que presenta una propuesta más personal y vanguardista a la hora de plasmar una historia sobre los conflictos personales y la pérdida de la inocencia asociada a la niñez. En vez de plantearnos la trama tal cual es, ésta recibe una pátina de surrealismo que la traslada a un paisaje onírico que nace del subconsciente del propio protagonista.
Desde la primera página, somos bombardeados con toneladas de simbolismo y metáforas que reflejan los múltiples procesos mentales por los que está pasando el protagonista; Víctor. En este paisaje tan especial, inspirador y evocador, podemos encontrarnos las fobias, filias y reflexiones del autor, pero también interpretar los sucesos desde nuestra propia esfera y vernos representados dentro del propio ultramundo.
Quizá la primera lectura en sus compases iniciales nos coja un poco desorientados y no terminemos de comprender muy bien la totalidad de lo que está pasando ni los motivos, pero pese a esto, la narración tiene el poder de mantenernos con ganas de seguir leyendo y ver qué es lo que será de Víctor en este viaje trascendental que está emprendiendo.
Lo mejor es afrontar la lectura sin saber nada, terminarla, leer la entrevista y el interesante artículo que se incluye al final de la recopilación, y que arroja mucha luz sobre los detalles y significados de Niño Oruga, y volver a embarcarnos en el viaje de Víctor, pero esta vez con muchos más recursos que nos harán comprender prácticamente la totalidad de la vasta, misteriosa, atractiva y extravangante imaginería que adereza el relato.
Personalmente he disfrutado bastante de la lectura, que aparte de permitirme una desconexión de la realidad, me ha hecho proyectar dilemas personales míos a través de los personajes. Además, como Mancini se vale principalmente de la narración gráfica, y los textos son escasos, podemos leer Niño Oruga en menos de un cuarto de hora sin mucho esfuerzo. Esto, unido con que el ritmo es dinámico y la trama interesa al lector, hace que resulte un cómic muy ameno. Pese al surrealismo inherente a la obra, su lectura no es compleja ni excesivamente profunda; la lectura llega hasta donde el lector quiere y eso es algo de agradecer, ya que en ciertas ocasiones, los autores hacen inaccesible su obra a los lectores.
En la parte negativa, simplemente, y como algo que es subjetivo, diría que hay ciertos elementos que me han resultado un poco ridículos y empastados, pero esto se ha dado en un par de momentos puntuales y efímeros. Al final se trata de cómo el autor ha decidido proyectar ciertos aspectos de sus personajes, y lo que algunos ven como acertado, otros lo pueden ver como una mezcla de lo absurdo con lo snob. Pero como digo, han sido un par de detalles aislados que me apetecía mencionar, pero que no tienen peso en el grueso del cómic, que me ha dado muy buenas sensaciones. Sienta bien salir de las lecturas más convencionales y refrescarse con una historia enfocada desde un estilo más vanguardista o underground.
Muy a tener en cuenta es cómo la atmósfera de la historia mezcla la inocencia y la fantasía con un ruido de fondo casi imperceptible pero presente que confiere una notas discordantes de desasosiego.
No quiero hablar mucho más de la obra, ni meterme en cómo es el ultramundo o la experiencia que vive Víctor en él, para no arruinarle la experiencia a nadie, pero aquellos que estéis interesados en una lectura que pese a su carácter surrealista sea totalmente asequible y comprensible, y que proporcione entretenimiento, introspección y un atractivo visual totalmente distinto, tenéis aquí una opción muy a tener en cuenta.
Eso sí, al que no le guste el simbolismo o las propuestas más personales, que se aleje de la obra, al igual que aquellos que quieran una lectura que les dure, porque, como dije antes, pese a sus 176 páginas de extensión, no se tarda más de quince minutos en leer Niño Oruga. Pero yo aconsejaría que nadie se dejase llevar por esto; yo creo que premia más la calidad que la cantidad, además a Niño Oruga se puede volver siempre que se quiera y seguirá proporcionando una lectura atrayente y evocadora.
En la web de Desfiladero Ediciones hay un breve avance que puede ayudar a hacerse una idea del estilo de la obra.
Con Niño Oruga estamos ante un buen cómic, que sin ser tener un guión o una historia excesivamente destacables, acaba siendo una obra indudablemente especial por su propuesta surrealista y las sensaciones que transmite, aportando un panorama nuevo con toques de Hideshi Hino o Moebius (o eso he percibido yo) que pide ser disfrutado del tirón y deja con ganas al lector para volver a acomenter su lectura nada más terminarlo para poder apreciarlo con la nueva perspectiva que arrojan los textos finales. Lo diferente mola. Niño Oruga mola. Quedo a la espera de que se publiquen más trabajos de Mancini.
Apartado GráficoLo que me atrajo a Niño Oruga fue el dibujo de Mancini. No es un dibujo impresionante, bello o riguroso, pero tiene algo que lo hizo tremendamente atractivo para mí. Ese estilo «inocente», limpio en el continente pero oscuro en el contenido, que me recuerda, no sé por qué a Hideshi Hino, hizo que Niño Oruga me entrase ya por los ojos.
Es el arte perfecto para su historia, puesto que tanto dibujo como guión gozan de gran carácter y personalidad, y le confieren a la obra una clara apariencia underground. Pese a la simplicidad de los acabados, tanto la narración gráfica como la expresividad, ambientación y diseños son sugerentes, distintos y efectivos.
EdicionesDesfiladero Ediciones, en su Colección Avant-Garde (a través de la cual ya nos trajeron La Pista Atlántica), nos presenta Niño Oruga en un tomo en rústica con solapas, de 23 x 17 cm con una encuadernación muy cómoda de leer y resistente. La edición es sencilla pero muy cuidada, tanto en el acabado como en el contenido, destacando la entrevista al autor que se incluye pero especialmente el texto de Anna I. Montesinos López que ayuda a una comprensión completa de la obra.
El precio del volumen es de 15,90€ por 176 páginas, un precio correcto, y más aún teniendo en cuenta que estamos ante una editorial bastante pequeña. Muy destacable es que se arriesguen a traernos obras de este tipo, que de otra forma, seguramente no nos llegarían y nos perderíamos autores tan especiales como el propio Mancini. Así que espero que funcione muy bien esta obra para que podamos ver más obras de este creador, porque mirando en internet se me han puesto los dientes largos con otros trabajos suyos y tengo muchas ganas de volver a disfrutar de su estética.