Día 117: The X-Men #53. Febrero de 1969
Banda sonora: Tal vez la música amansara a las fieras como Blastaar con esta sensacional "Chelsea Morning", perteneciente al álbum "Clouds" de Joni Mitchell, del año 1969. O tal vez no, pero nos sirve de excusa para pinchar un temazo:
https://www.youtube.com/watch?v=nWDyA4S-gegCréditos: Arnold Drake (guionista); Barry Windsor-Smith, Don Heck, Werner Roth (dibujo); John Tartaglione, John Verpoorten (tinta); ¿? (color); Sam Rosen (rotulación).
Portada de Marie Severin y Joe Sinott.
¿Estás preparado para la rabia de Blastaar? Más te vale
Adéntrate conmigo en uno de los números más olvidables de la Patrulla-X.
En este capítulo autoconclusivo viviremos las aventuras de los hijos del átomo contra un villano del mes bastante anodino, un tal Blastaar, reciclado para la ocasión desde las páginas de Los 4 Fantásticos, con los que había tenido su buen intercambio de golpes. Precisamente este tebeo comienza con una página en la que vemos a Blastaar expresar su resentimiento contra los humanos, responsables de su encierro en la Zona Negativa. El angelito se queja amargamente de no poder conquistar unos pocos sistemas solares.
Se trata de un ser de antimateria que, al contacto con la Tierra, explotaría. Así que está condenado a penar en la Zona Negativa mientras contempla su oscuro objeto de deseo. Pobrecito. Pero jura que algún día escapará, y ese día está cerca, por culpa de la Patrulla-X. ¿Cómo es eso? Veámoslo. Jean Grey se encuentra experimentando con una máquina de Xavier. Funciona con comandos mentales, y es capaz de transmutar la materia del que la maneja en energía radial. Como dice la Bestia, es capaz de lanzar tu esencia al más profundo espacio.
Vamos, que si tenéis dudas, le preguntéis a él qué significa eso. Aquí no se llega a comprobar porque la máquina se sobrecarga, dejando fuera de combate a la pobre Jean. Hank intenta parar la máquina, pero el mal ya está hecho. Una fuga del generador atómico arrastra a Blastaar.
El propio Arnold Drake nos explica que se trata de una coincidencia, así que para qué vamos a discutir nosotros ¿verdad? Para alegría de Blastaar, cuando llega a la Tierra no es destruido como él esperaba, gracias a que "ha sido liberado" de alguna manera. No habrá más preguntas. Y así es cómo se planta en el laboratorio de Xavier ante la perpleja Bestia. Una descarga de energía del malvado visitante deja a Hank KO. Cíclope, que tiene que cuidar de Jean, llama al Ángel y al Hombre de Hielo, que acuden raudos a luchar contra el invasor.
Para ser completamente sincero, el número tiene poco más que viñetas repletas de tortazos, entre bravatas y ansias de conquista de Blastaar. La partida parece bastante complicada para los mutantes, que reciben lo suyo.
Pero entonces a Jean se le ocurre un plan, algo suficientemente grave para que Bobby Drake cuestione el derecho al voto de las mujeres. Bravo. El plan consiste en que Bobby haga unos cuantos muñecos de hielo que Jean controlará telequinéticamente.
Contaba con que Blastaar los pulverizaría uno a uno. Solo que, al hacerse añicos cada muñeco de hielo, se derrite formando charcos que cortocircuitan a Blastaar al pisarlos, ya que entran en contacto con la energía de la máquina. Ya sabéis, no abráis neveras pisando agua.
Como apunte de futuro, Bobby será capaz mucho, pero que mucho más adelante, de crear figuras de hielo animadas por él mismo, pero aquí necesita la telequinesis de Jean.
La cosa se pone seria, porque semejante fenómeno acaba por matar a Blastaar. La verdad es que ya van unos pocos muertos desde que empezamos a leer mutantes ¿eh? No debe sorprender que Jean tenga tantos escrúpulos morales, aunque Bobby y Scott le intentan tranquilizar.
Y en fin, esto es lo que da de sí una aventura flojita. Es todo demasiado simplón. Todo queda en un intercambio de energías mal explicadas que producen efectos peor explicados aún. Parece que se sacaron esta historia de relleno con un Barry Windsor-Smith muy bisoño.
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No mejora tampoco la historia de complemento dedicada a los orígenes de la Bestia. Recordemos dónde estábamos. Hank le había traído al Conquistador un reactor nuclear para suministrar energía infinita a sus malvadas invenciones. De ahí a dominar el mundo, pues hay un paso, oye. Pero el Conquistador comete el error de dejar a la Bestia -inconsciente de una buena galleta Fontaneda- sin atar. Así que cuando vuelve en sí se libera. Recordemos que el Conquistador tenía de rehenes a los padres de Hank, pero por alguna razón no juega esa baza y va a por él
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Cuando la Bestia empezaba a pasar realmente apuros, irrumpe la Patrulla-X en la base del Conquistador para rescatar a su futuro camarada. Aunque los mutantes zurran bastante alegremente a sus adversarios, el malo ya ha puesto en marcha el reactor, que provocará un terremoto, el primero de muchos con los que el malo quiere amedrentar al mundo.
Todo parece perdido. Pero entonces, entra en juego un Deus ex machina llamado Xavier, quien altera telequinéticamente los controles de la maquinaria del Conquistador, destruyendo el complejo mientras los héroes huyen con los padres de Hank a salvo.
La verdad es que si Xavier podía acabar con la amenaza él solito, suponemos que el único propósito de que mandara a sus discípulos era rescatar a Hank con vida, quien se une al grupo de la Patrulla-X conservando el nombre con el que le conocen en el fútbol americano: La Bestia.
Y con esto acaban los orígenes de la Bestia, básicamente coincidentes con lo ya visto en The X-Men #15, solo que con el Arnold Drake's cut, es decir, con una historia de relleno del Conquistador por medio que aporta bien poco. ¿Ha muerto el villano, por cierto? Sé que no podéis vivir sin saberlo. Tendremos que quedarnos con la pregunta en los labios, querida audiencia, que ya es tarde. Aquí cerramos por ahora las páginas de nuestro tebeo.