Thor: Marvel Gold 1: ¡Si Asgard Pereciera…! (1975-1976) Reseña en la web de Universo Marvel:https://www.universomarvel.com/resenas-thor-marvel-gold-1-si-asgard-pereciera-1975-1976/Finalizados los seis Omnigold existentes, hasta el momento, de la colección del Dios del Trueno, seguimos con el análisis cronológico de la serie en los recopilatorios en formato Marvel Gold de tapa semirrígida.
Precisamente, el primero de estos tomos coincide con el inicio a una nueva etapa en la que Len Wein entra como guionista titular.
Curiosamente, Wein empieza su andadura en Thor justo el mismo mes en que debuta en otra de las colecciones abanderadas de Marvel, The Amazing Spider-Man, y un mes antes de entrar también como guionista en Iron Man, aunque en este último caso su estancia en la colección fue muy breve. Por si fuera poco, durante esos años también era el guionista de otro de los títulos top del UM, The Incredible Hulk, así que el bueno de Len estaba pasando por su etapa de mayor producción en la Casa de las Ideas.
En el apartado gráfico, a Wein le toca la lotería al poder contar con John Buscema como parte de su extensa etapa como dibujante más o menos regular de la colección de Thor. Además, en este tomo Buscema se encarga de todos y cada uno de los números incluidos, y en más de la mitad cuenta con Joe Sinnott a las tintas. Poco más se puede pedir.
Igual que hace en el inicio de su etapa en Spiderman, Wein intenta romper, de forma un tanto simbólica, con la línea argumental, de temática egipcia, con la que terminaba la saga que precede a su etapa. De resultas, las pirámides desaparecen mágicamente y el amnésico Odín recupera automáticamente la memoria.
El enésimo berrinche de Odín al respecto de la relación de Thor y la mortal Jane Foster, y el consiguiente destierro de su hijo del Reino Dorado, augura otra etapa guionizada por Len Wein no especialmente rica en nuevas ideas.
Entrando en materia, la primera línea argumental apunta alto en cuanto a grandilocuencia.
Una aventura consagrada a los viajes en el tiempo, con la integridad de la Tierra seriamente amenazada. Un campo ya muy explorado al que el guionista intenta dar una pincelada de originalidad. El problema está en que el resultado difícilmente puede ser más inverosímil.
Zarrko, el Hombre del Mañana, viaja hasta el siglo 20 en busca de Thor, con el fin de salvar la tierra del siglo 50 en el que el tirano Zarrko gobierna. La cosa es que unos seres llamados los Torcedores del Tiempo, se cruzan cada 30 siglos con la Tierra porque se mueven en el tiempo en espiral, destruyendo el planeta a su paso. Todo esto estaría muy bien, si no fuera por un pequeño pormenor: que se mueven en el tiempo en sentido cronológico inverso. Una particularidad, ésta, que está fuera de toda lógica por más vueltas que le demos.
La cuestión es que los Torcedores ya han aniquilado (aniquilarán, en realidad) la Tierra en el siglo 80, por lo que Thor y compañía deben viajar hasta el siglo 50 antes de su destrucción, puesto que el siguiente en la lista es el siglo 20. Por muy innovador que quiera ser, el planteamiento no tiene ni pies ni cabeza. El tiempo no puede correr en sentido opuesto, porque entonces no sería tiempo.
Así que la mejor opción para los lectores es dejar a un lado la lógica y disfrutar del contenido. Porque, pese a lo inconcebible de la trama vertebral, la saga es fascinante. Y a buen seguro que el imponente trabajo de John Buscema tiene buena culpa de ello. Desde el diseño de los Torcedores del Tiempo, hasta el imaginativo viaje al fin de los tiempos, donde se encuentran con Aquel que Permanece, un anciano que simboliza el último ser vivo del final del tiempo.
Por lo demás, Thor y Zarrko viajan acompañados de los Tres Guerreros y de una Jane Foster que nada tiene que ver con la frágil mujer de sus inicios. Recordemos que ahora en el cuerpo de Jane también reside el alma de la sacrificada Lady Sif.
También está un gigante al servicio de Zarrko, de claro diseño kirbyano y, en definitiva, mucha épica y un emotivo final.
En paralelo, se va gestando otra línea argumental alrededor de un Odín que se viene comportando como un tirano. El Dios padre sustituye al fiel Visir por el pérfido Igron como consejero y también desautoriza Balder, quedando ya claro que algo está fuera de lugar en la señorial figura de Odín.
Antes de resolver el misterio sobre Odín, hay espacio para un nuevo arco. Wein se mete en terreno político cuando Thor se ve involucrado, junto a un Señor del Fuego todavía más fuera de lugar, en un alzamiento rebelde. El conflicto acaece en Costa Verde, un país ficticio emplazado en algún lugar de Latinoamérica. El grupo militar rebelde, intencionadamente señalado como el bando de los malos, es de evidente inspiración en la revolución castrista.
La trama es un poco naif. Tanto el Señor del Fuego como Thor acaban hechizados por una gitana con asombrosa facilidad.
Por suerte, el sobresaliente trabajo de Buscema salva mucho la papeleta, porque el guion no pasa de correcto.
Finalmente, llegamos a la gran saga que resuelve el misterio sobre el Odín déspota, con la novedad de Tony DeZuñiga sustituyendo a Joe Sinnott como entintador regular.
Como era de esperar, Odín no es realmente Odín, sino, ni más ni menos que Mangog oculto bajo un hechizo de Igron.
Thor, Balder, los Tres Guerreros y el Visir unen fuerzas con Karnilla, reina de las Norns, para acabar con la tiranía del monstruoso Mangog.
La gran sorpresa está en el regreso de Lady Sif, cuyo cuerpo sustituye al de Jane Foster cuando la mujer se encuentra en Asgard.
La derrota de Mangog tras cometer un error infantil, es la rúbrica más ingenua a una saga cuya labor gráfica nuevamente sobrepasa en mucho el trabajo argumental.
Los dos últimos números incluidos inician un largo viaje en busca del desaparecido Odín. La premisa sirve de excusa para que Thor viva sendas aventuras en solitario algo más cercanas a la fantasía heroica.
La primera parada es en el Valhalla, que a su vez conduce a la Dimensión de la Muerte, el reino de Hela.
Allí, Thor se enfrenta a Harokin, el Bárbaro, hasta que finalmente aparece la propia Hela.
El segundo destino lleva a Thor a encontrarse con Mimir, guardián del Pozo de la Sabiduría, que se cobra un tributo a su respuesta. Luego, batalla feroz contra un enorme dragón y alianza de conveniencia con Ulik y sus trolls para derrotar a una criatura de pesadilla llamada Trogg. Todo esto en apenas 15 páginas.
Buenos cómics, sobresaliendo, como no, el trabajo de John Buscema.
Sin resultados, por el momento, la búsqueda de Odín continuará en el siguiente tomo.
Precisamente, estos dos últimos números incorporan una inesperada novedad. Se trata del regreso de los Relatos de Asgard en su habitual formato de relatos cortos.
David Anthony Kraft y Pablo Marcos narran una aventura del pasado de Thor, en su época de adolescente, en la que mide sus fuerzas con un Gigante de la Tormenta, en un combate que acaba en tablas. Correcto sin más, para empezar.
Conclusión.Len Wein hace un trabajo que no pasa de aceptable, sin aportar apenas novedades a lo ya conocido de la crónica del Dios del Trueno.
Pero si nos ceñimos al apartado gráfico, el trabajo de John Buscema es difícilmente mejorable, así que no puedo más que recomendar esta etapa reseñada.