Yo es que... no acabo de entender odio hacia estos libros.
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No sé. Tengo la sensación de que antes se buscaba más LEER y ahora COLECCIONAR.
El problema de los jíbaros no es la existencia del formato, sino que el precio no se vea reducido en su justa medida (sí, es más barato que la edición en cartoné en varios tomos, pero es una comparación tramposa porque ECC ya nos sangra con esos precios; si comparamos con los pocket, por ejemplo, son mucho más caros) y, sobre todo, lo que me da rabia es que el formato jíbaro excluya la posibilidad de que publiquen ediciones descatalogadas en formato comic book, como el Wonder Woman de Pérez (que es un crimen leerlo en tamaño reducido) o el Superman de Byrne. El jíbaro es un formato que muchas veces no convive con otras ediciones, y es una faena que nos obliguen a pasar por el aro si queremos tener esos cómics, o nos tengamos que ir al mercado de segunda mano.
En todo caso, también quiero comentar que hay una crítica recurrente por estos lares que me resulta algo molesta, y es ese desprecio a los lectores que también son coleccionistas. En mi caso, por ejemplo, la lectura (tanto de novela como de cómics) es mi afición principal, pero también soy un enamorado del formato físico y me gusta mucho atesorar ediciones cuidadas y bonitas de libros y tebeos. Una buena edición para mí mejora mucho la experiencia lectora, e incluso cuando no tengo una lectura en curso me gusta hojear y coger recurrentemente los libros que tengo en mi librería en ediciones bonitas.
Pareciera que el coleccionista es un tipo superficial que solo se preocupa por el continente y no por el contenido, cuando veo obvio que para ser coleccionista de libros primero tienes que ser un ávido lector. Igual que el que colecciona guitarras eléctricas primero es músico, o el que colecciona discos de vinilo primero es melómano, o el que colecciona DVDs primero es cinéfilo.
A veces veo por el foro una especie de orgullo por ser lector en digital o en los formatos más de batallón posible, como si uno fuese un lector más genuino por despreciar las ediciones de lujo o en tapa dura. Yo creo simplemente que no hay una relación entre el gusto por leer y el formato que uno compra, porque entre los grandes lectores hay perfiles de todo tipo.
En mi caso, si tengo que leer Sandman, por ejemplo, que es uno de mis tebeos favoritos, disfruto muchísimo más leyendo la edición de Planeta con su tapa dura imitación piel, su tamaño comic book, sus excelentes extras, etc. que si lo leo en un pocket reducido y con un papel de peor calidad. Entiendo que haya quien disfrute más del tamaño de bolsillo y una vez leído no tenga interés en conservar o coleccionar el cómic, y por eso mismo no lo critico.
Obviamente, no busco que todos mis cómics tengan ediciones exquisitas, también compro en tapa blanda y, si no hay otra opción disponible, también he picado con algún jíbaro y no me rasgo las vestiduras. Cada cómic te pide un formato distinto y eso va muy ligado, precisamente, a los gustos de cada uno.
Por otro lado, entiendo el argumento de quien prefiere leer ediciones económicas porque le permite comprar y, por tanto, leer más, pero en mi caso, y creo que en el de la mayoría, tengo pila de lectura para años, por lo que comprar más cómics mensualmente no me va a hacer leer más, sino acumular más sin que ello suponga un incremento del ritmo de lectura.
En definitiva, que se puede criticar el jibarismo de ECC o se puede preferir leer el Spiderman clásico en Omnigolds sin que ello implique, como decía la youtuber esta que enlazaron hace poco que reivindicaba las BM en tamaño reducido y b/n, que uno solo quiere los tochales para lucirlos en la estantería (lo cual es el colmo porque en el caso de las BM, al perder no solo el tamaño sino también el color, el cómic original se está viendo completamente adulterado, y eso sí que es un argumento de peso para muchos de nosotros para rechazar esos formatos económicos y preferir las ediciones actuales, infinitamente más respetuosas con el material editado).
Que cada uno lea y compre lo que le plazca, en el foro estamos para charlar de nuestras preferencias, pero tampoco hace falta despreciar lo que prefieren los demás (y no lo digo por ti, Perillós)