Está claro que nuestra edad/madurez y nuestro bagaje como lectores influye mucho en nuestra visión de los cómics.
De pequeño, cualquier tebeo que cayera en tus manos era una maravilla, daba igual el argumento, el guión, el dibujante, el año en que fue creado... Sencillamente, era un tebeo de superhéroes, y tú querías eso. Lo leías varias veces y lo disfrutabas, sin más.
Luego vas creciendo, y te vas volviendo exigente, y tus gustos se definen, y ya sabes distinguir un tebeo bueno de uno flojo, y lo mismo con los dibujantes, guionistas...
Yo reconozco que, en algunas ocasiones, me ha podido la nostalgia. Me ocurre sobre todo con los cómics iniciales de Marvel, que es nuestro tema. Como todo, son hijos de su época, y me he llevado algún chasco al releer tebeos que en su momento me hubieran alucinado.
Al final, me di cuenta de que, salvo excepciones de contrastada calidad, mi época de referencia eran los 70-80. Ahí, pocos cómics me han defraudado. Supongo que porque, cuando empecé con este hobby, esos eran los cómics que leía y los que me atraparon. Aunque, objetivamente, los 80 fueron una década de oro para Marvel.