Hombre-Cosa: Marvel Limited Edition 1: El Monstruo del Pantano (1971-1974) Reseña en la web de Universo Marvel:https://www.universomarvel.com/resenas-hombre-cosa-marvel-limited-edition-1-el-monstruo-del-pantano-1972-1974/El Hombre-Cosa fue presentado en el primer número de la revista Savage Tales, en una historia corta guionizada por Gerry Conway y Roy Thomas, con dibujo de Gray Morrow.
En este pequeño relato, incluido en el presente tomo, se nos cuenta el origen del personaje. Ted Sallis se inyecta un suero que él mismo ha desarrollado y se estrella con su coche en una ciénaga. La reacción química transforma su cuerpo en un monstruo de lodo.
Magnífico relato de origen y personaje de lo más atractivo, por su aspecto externo y por su naturaleza. En este inicio queda patente que todo aquel que sienta miedo arde al contacto del Hombre-Cosa, de manera que el personaje ya se nos muestra en su forma definitiva.
Un año más tarde, en la serie de Ka-Zar, en Astonishing Tales, la historia del Hombre-Cosa tiene continuidad en una ampliación de la misma trama, por Roy Thomas y John Buscema. La organización terrorista resulta ser IMA, y se habla del super-soldado en referencia al suero recreado, en evidente referencia al que se usó en la creación del Capitán América.
En este arco viene integrado el que iba a ser el segundo relato para Savage Tales 2, a cargo de Len Wein y Neal Adams.
Tan claro lo tenían los editores, que no tuvieron que pasar dos meses para que nuestro monstruo estrenara serie propia. Fue en el número 10 del título Adventure into Fear.
Tras un primer número a cargo de Conway y Howard Chaykin, Steve Gerber pasa a ser el guionista estable de las aventuras del Hombre-Cosa.
Una de las particularidades de la colección la tenemos en los bocadillos de narración, los cuadrados. Factor indispensable al no disfrutar, el Hombre-Cosa, de la facultad del habla.
Si en la inmensa mayoría de las colecciones, al menos dentro del género superheroico, la narración es en tercera persona, y en unas pocas, como la del Hombre Lobo, se narra en primera persona, en el caso que nos ocupa la narración es en segunda persona, a modo de conciencia.
La lástima está en que la segunda persona se va alternando con la narración en tercera a lo largo del primer tercio del volumen. Es curioso, cuanto menos, puesto que no veo explicación razonable para que se alterne la forma de narrar, incluso en números escritos por un mismo guionista. El resto del tomo está narrado en tercera persona quitando el Man-Thing 5 hacia el final del volumen, que lo está en segunda.
Tras unos pocos números a base de historias independientes, Gerber empieza a idear una línea argumental en torno al Hombre-Cosa. En base a una inédita nómina de personajes secundarios y siempre con los Everglades de Florida como escenario.
La parte gráfica también se apunta a la estabilidad. Tras el fugaz paso de Rich Buckler y Jim Starlin, Val Mayerik pasa a ser el dibujante fijo. Y creo que hace un buen trabajo y muy adecuado al marco en el que se desarrollan las historias.
Gerber pronto muestra sus cartas. Las correrías de los protagonistas en buena parte se asientan en lo sobrenatural, los cruces interdimensionales y las artes ocultas. En un principio no parecen temas asociables a una criatura surgida de los pantanos, y lo cierto es que durante buena parte del tomo Gerber no parece tener muy claro hacia donde quiere ir. Pero también creo que las obsesiones de Gerber acaban resultando interesantes por lo surrealista y alucinógeno de su despliegue.
El primer ciclo de personajes secundarios incluye a los hermanos Jennifer y Andy Kale y su abuelo Joshua Kale. También podríamos incluir al mago Dakimh, el encantador.
La búsqueda de un libro mágico llamado el tomo de Zhered-Na sostiene buena parte de este primer tramo de la serie, así como un vinculo psíquico surgido entre Jen Kale y el propio Hombre-Cosa. Una Jennifer que resulta ser la encarnación de una ancestral hechicera atlante denominada como el mismo tomo, Zhered-La.
Los demonios están corrompiendo las mentes de la gente, y sólo el poder del perdido tomo de Zhered-Na puede devolverlos a su dimensión.
Entre otras aventuras, el Hombre-Cosa viaja a la dimensión de Dakimh donde se enfrenta al gladiador Mongu, que hace aquí su primera aparición en el Universo Marvel.
También se ve de frente a un tipo venido de otro planeta llamado Wundarr, que parece inspirado en Superman. O se ve involucrado en la revuelta de una aldea india asentada en pleno pantano, ante la intención de construir un aeropuerto justo en el mismo lugar. No parece precisamente un terreno muy estable para construir pistas de aterrizaje, pero el caso es que el responsable, un magnate de la construcción llamado F.A Schist, se erige en lo más parecido a un villano en esta etapa de la colección.
Seguramente uno de los números más interesantes sea el del accidente entre un turismo y un autobús. Algo así como un estudio sobre las miserias, miedos y fobias de diferentes personajes que, tras verse implicados en el accidente, caen en la más absoluta paranoia. El Hombre-Cosa ejerce aquí casi de espectador.
Entrando más a fondo en la crisis entre diferentes realidades, el siguiente paso nos lleva a una perturbación del equilibrio cósmico de los distintos planos interdimensionales existentes. Y el punto donde sucede es, casualmente, el pantano en el que vive nuestro monstruoso protagonista. De esta forma, los autores ya tienen la excusa para presentarnos su desfile de criaturas de todo tipo.
La consecuencia es un arco donde nos encontrarnos con el Gerber más desbocado y excesivo.
Dakimh reúne a su particular Comunidad del Anillo, para enmendar el corrompido eje cósmico. Un quinteto formado por él mismo, el Hombre-Cosa, Jennifer Kale con el atuendo de hechicera de su antepasado, un guerrero de otra dimensión llamado Korrek, y un pato parlante de otra realidad llamado Howard. El malhumorado pato hace aquí su primera aparición en el UM, aunque poco dura porque a las primeras de cambio acaba cayendo en el abismo.
Total, que nos encontramos con la imagen del campamento de construcción del aeropuerto lleno de criaturas de otras dimensiones que, cual parque temático infantil, se apoderan de grúas y excavadoras. Hay que verlo para creerlo.
Al mismo tiempo, seres representantes de todo tiempo y realidad, se disponen a organizar un congreso de realidades, como si de la reunión de vecinos de la escalera se tratara. La intención es juzgar a Jen Kale.
Los cinco, ahora cuatro, atraviesan un espacio fuera de cualquier realidad, en la nada, y acaban enfrentándose al Engendro Infernal.
En fin, una auténtica locura. Una ida de olla de las que hacen época.
Título propio, nuevo plantel de secundarios y Mike Ploog.Justo a mitad del anterior arco, el Hombre-Cosa se independizó de Fear pasando a estrenar numeración bajo su propia cabecera.
Y es justo aquí cuando creo que la colección empieza a ponerse seria y donde, al fin, Gerber da lo mejor que tiene.
De entrada, hay una renovación total de la plantilla de secundarios. Entran Richard Rory, un pobre desgraciado que está convencido que trae mala suerte. Así como Ruth Hart, una motera que se une a Rory.
El que sigue incordiando es el constructor Schist, que intenta destruir al Hombre-Cosa con una cámara de exterminio.
Pero mejor aun es la aparición de un nuevo villano llamado el Exterminador de Tontos. Clásico villano al estilo Gerber, un perturbado mental, enviado de Dios, dispuesto a hacer limpieza de individuos que él considera que son tontos.
Justo en este momento Mike Ploog entra a los lápices en sustitución de Val Mayerik. Y menudo trabajazo se marca el amigo Ploog, sin duda uno de los mejores de su carrera.
Se estrena con un poético arco sobre un payaso de circo que se suicida en el pantano. A consecuencia de ello, hace aparición el fantasma del malogrado payaso, que, en plena ciénaga, monta una irracional representación teatral sobre su pasado y como llegó al suicidio. Una locura entre el surrealismo y el drama. Brillante.
Y la línea argumental que concluye el tomo no le va a la zaga. En un giro improvisado por parte de Gerber, resulta que el campamento de construcción de Schist no era más que una excusa para su verdadero objetivo. Encontrar una fuente de juventud perdida en los Everglades. Y, efectivamente, es el propio Hombre-Cosa el primero en dar con una especie de Shangri-La oculta entre los pantanos a la que sus habitantes llaman la Hacienda. Habitantes que llevan siglos viviendo allí, hasta el punto de encontrarnos con soldados españoles de los tiempos de la conquista de América, enfundados en sus uniformes de hace 500 años. Una idea del todo descabellada pero un deslumbrante despliegue de imaginación y entretenimiento.
Conclusión.Tras un notable relato de origen, la etapa guionizada por Steve Gerber incluida en este volumen queda dividida en dos fases evolutivas.
La primera, básicamente la parte incluida en Adventure into Fear, adolece de cierto desconcierto argumental y demasiadas ideas y personajes a los que les falta rumbo. Si bien algunas tramas resultan interesantes por sí mismas y el despliegue imaginativo ofrece buenos resultados.
En la segunda, la que coincide con la serie bajo cabecera propia, la colección arranca definitivamente y sabe hacia donde quiere ir. Muy buenas líneas argumentales, por muy surrealistas que sean, y mucho más entretenidas.
En conjunto, gracias a esta última parte, considero que este tomo es recomendable.