Thor: Omnigold 4: Y ahora… ¡Galactus! (1969-1970) El cuarto tomo recopilatorio de la trayectoria del Dios del Trueno, marca la despedida de Jack Kirby de la colección. Su despedida de Marvel, en realidad, puesto que coincide con el momento en que también deja la serie de los Cuatro Fantásticos.
Tras la portentosa segunda mitad del anterior tomo, este cuarto no puede empezar mejor.
Ni más ni menos que una épica batalla entre Galactus y Ego, el Planeta viviente. En este grandioso arco se nos presenta a los Vagabundos, otro genial concepto de personajes que vagan por el espacio tras haber sido desprovistos de sus planetas de origen, por obra y gracia del devorador de mundos, Galactus.
Thor acude al epicentro del combate acompañado del siempre apreciado Registrador, al tiempo que también contamos con la participación de los rigelianos. Y un Kirby espectacular.
El arco sirve para conocer el origen de Galactus. Más interesante por lo que todavía desconocemos que por lo que nos cuentan. El reto de Odín es averiguar el origen de la Incubaesfera que ocasionó el nacimiento de Galactus. Algo así como una máquina incubadora que vagó por el espacio hasta que el gigante “eclosionó” de su interior.
De tal forma, el misterio del origen de la Incubaesfera ocupa y preocupa al Dios de Dioses durante un buen trecho. Mientras esperamos novedades al respecto, otras tramas toman protagonismo.
El siguiente elemento con designios de conquistar el mundo es Plutón, señor del Inframundo, que ya apareció anteriormente por la colección. El villano se las ingenia para mandar el edificio del Centro de Investigaciones Científicas Avanzadas al futuro a través de un vórtice temporal, para a continuación pasar a conquistar el mundo presente con la ayuda de una raza de seres deformes venida del futuro, los Mutados.
Thor y Sif le hacen frente inicialmente para luego unírseles Balder, que tiene sus propios problemas con Karnilla, reina de las Norns. El guion tiene algunos agujeros, pero me parece una historia con la suficiente fuerza. Ya sólo por algunas fastuosas viñetas de Kirby vale mucho la pena.
Al hilo de la anterior trama, dentro del rescatado Centro de Investigaciones existe un ser de poder ilimitado. Éste no es otro que el llamado Él, a quien ya conocíamos de la serie de los 4 Fantásticos, que pronto será conocido por siempre jamás como Warlock.
La historia es un poco corriente. Él decide que no quiere vagar sólo por el espacio, así que rapta a Lady Sif. A consecuencia de ello nos encontramos con un Thor colérico, más furioso que nunca. La sensación inicial es la de un Dios del Trueno exagerado en su reacción, como afectado o postizo. Pero pronto descubrimos que ha estado poseído por la Locura del Guerrero, enfermedad prohibida por la realeza asgardiana, que merece penitencia. Lo llamen como lo llamen lo que le ha ocurrido es que ha perdido los estribos, algo muy común en los humanos pero que al parecer no puede permitirse un noble guerrero de Asgard, que siempre debe actuar por justicia, no por venganza.
El concepto no está mal, pero como idea es menos brillante que las muchas ejecutadas en anteriores megasagas. Así, la necesaria imposición de una sentencia sirve de excusa a Odín para mandar a su hijo a cruzar el Universo en busca de Galactus.
En ausencia de Thor, Balder decide trasladarse a la Tierra a proteger a sus habitantes, de manera que volvemos a vivir uno de esos momentos interesantes en que se simultanean dos líneas argumentales, en la Tierra y en el otro extremo de la galaxia. Al poco, los tres guerreros se unen a Balder en su campaña, lo que da para echarse unas buenas risas con el orondo Volstagg.
Lo único que sobra, para mi gusto, es el breve episodio protagonizado por Loki, usando a Balder como cebo para atraer a Thor justo antes de su partida. Loki acaba haciendo el ridículo en una historia que parece encajada a presión.
Justo en este momento tenemos un cambio en las labores de entintado. Desde luego, Vince Colletta no es un buen entintador, pero ya nos habíamos acostumbrado a sus acabados tras tan largo tiempo en la colección, hasta el punto de aprobarlos. Por eso se hace extraño encontrarnos con el entintado de sus sustitutos, primero George Klein y a continuación Bill Everett, que considero que hacen un trabajo bastante mejorable.
Por lo que respecta a la empresa de Thor, se encuentra con un Galactus insólitamente pacífico y sociable, incluso arrepentido, que se dispone a contarle a Thor su origen, esta vez el de verdad.
La historia no es más que una excusa para dar rienda suelta al relato de origen del todopoderoso villano. Pero ha merecido la pena. Stan y Jack ponen toda la carne en el asador en una historia muy convincente y visualmente muy potente. Contando con la participación del Vigilante, que pudo impedir el nacimiento de Galactus pero prefirió cumplir su juramento de no intervenir en ningún lance del Universo.
Terminada la explicación, Odín retorna a Thor a la Tierra en lo que dura un pensamiento y deja a Galactus para otra ocasión. Fin.
De esta forma, Thor se incorpora al ya iniciado arco terrestre, que mantiene ocupados a Balder y los Tres Guerreros. En esta ocasión el enemigo no es otro que las fuerzas militares orientales, se entiende la China comunista, que crean a un robot destructor al que llaman el Hombre Térmico. Es un claro retroceso a los primeros sesenta, a los tiempos de la recurrente amenaza roja. ¿Falta de ideas?
El adiós de Kirby.La era Jack Kirby llega a su fin en Thor con una serie de números autoconclusivos, en un claro declive a todos los niveles.
Thor vuelve a echar mano de Don Blake de manera regular y hasta Jane Foster hace su aparición en uno de los números. Básicamente episodios en Midgard donde nuestro protagonista se enfrenta al Destructor (Wrecker), al Circo del Crimen en alianza con Ulik (??) o a villanos de usa y tirar como Kronin Krask o Criptoman. Es un regreso a los primeros tiempos de Kirby en la colección, los de Cobra y Mr. Hyde o la Gárgola Gris, pero en esta ocasión muy pobre en ideas. La química entre Lee y Kirby llega a su fin y, como ocurre en los Cuatro Fantásticos, la serie pide a gritos algún cambio.
El regreso de las aventuras a Asgard significa la vuelta a una saga que ocupa varios números. Desde luego, la saga es mejor que los números previos, algo no muy difícil, pero tiene un notable problema: no es más que un conjunto de ideas recicladas, especialmente de la colosal saga de Ragnarok que pudimos disfrutar en el tercer tomo. Odín vuelve a caer en su inevitable Sueño, ocasión que aprovecha Loki para hacerse con el reinado. Hasta que una amenaza mayor, en este caso Surtur, requiere inevitablemente que el padre de todos los dioses sea despertado. El mismo argumento. Por no hablar de la pasmosa facilidad con la que Loki se alza con el poder.
Lo mejor está en la batalla final y la heroicidad de Balder.
Empieza la etapa Buscema.El debut del gran John Buscema en las aventuras del Dios del Trueno en realidad acontece de forma fugaz en lo que parece un número de relleno, con protagonismo de la Abominación y del Extraño.
Porque en el siguiente número tenemos de nuevo a Kirby en el inicio de otra saga de tres números, que parece seguir al hilo de la anterior historia con Kirby a los lápices. Pero al mismo tiempo se trata del último número de Jack Kirby antes de presentar su renuncia a Stan Lee, por lo que el guionista tuvo que buscarse dibujante de emergencia para los dos números que completan la saga. Éste sería ni más ni menos que Neal Adams.
El argumento es un clásico de Stan Lee, el intercambio de cuerpos. Thor es enviado a la Tierra para apresar a Loki, pero éste logra transmutar los cuerpos de ambos. De esta forma, Odín acaba sentenciando erróneamente a Thor, que habita en el cuerpo de Loki, desterrándolo al reino de Mefisto.
Esta vez sí, estamos ante un magnífico arco, que además se ve gratificado con el espectacular arte de Neal Adams, aun sin ser de sus mejores trabajos.
El último arco incluido en el tomo, ahora sí, forma parte de la nueva era de la colección con John Buscema como maestro a los lápices. De entrada, con el inmejorable Joe Sinnott a las tintas, que también se había encargado de entintar mencionados números de Neal Adams.
La trama tiene lugar en Latveria donde se enfrenta al Dr. Muerte. No está mal, pero sobre todo merece toda nuestra atención por el apartado visual, obra de Buscema.
Conclusión.En resumen, este cuarto tomo está muy por debajo de los dos anteriores. Pese a no contar con ninguna línea argumental comparable a las precedentes, globalmente lo puedo calificar de buen tomo.
La primera mitad es mejor, destacando las sagas en las que Galactus es el foco de atención. Pero también cuenta con algunas líneas argumentales como mucho pasables.
Mientras que del resto cabría resaltar la parte final, ya sin Jack Kirby. La última parte del tándem Lee-Kirby es bastante mediocre.
Reseña en la web de Universo Marvel.https://www.universomarvel.com/resenas-thor-omnigold-4-y-ahora-galactus-1969-1970/