He leído
Superman: Identidad Secreta de Kurt Busiek y Stuart Immonen.Lo primero que debo decir con este tipo de lecturas, tan consolidadas ya entre la parroquia comiquera, es que mis impresiones han sido muy positivas y que están pues un poco a la altura de su reputación. Los tropos metas son tan obvios que creo que no merece la pena ni entrar a comentarlos. Otra temática también obvia, pero que merece ser tal vez más reivindicada, es la del paso del tiempo, inexorable incluso aunque tengas supoerpoderes.
El cómic transcurre con mucha mansedumbre, y solo en algunos momentos vivimos cierta angustia o tensión, como por ejemplo, hacia la mitad del tebeo, cuando realmente no sabemos si
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Cuando vemos que todo va avanzando con la pachorra natural propia de un biopic -en realidad, uno un tanto anodino, para qué mentir-, el cómic pasa a ser un mensaje sobre las diferentes etapas de la vida. Parece ocurrir todo como a cámara lenta, sin prisas en el desarrollo pero con grandes saltos entre periodos de la vida de Clark y Lois. Precisamente porque en ellos no pasa nada digno de mención, como tampoco ocurre precisamente en aquellos momentos de la vida de Clark en los que Busiek se detiene.
Tal vez, por poner algún pero, diría que Busiek refleja una parte parcial de nuestras vidas: solo la mejor, la que, en definitiva, hace semblanza de nuestros éxitos y de nuestros momentos más felices. Desde este punto de vista, echo de menos algún contratiempo, connatural a la vida misma, que aquí no se da, si exceptuamos las preocupaciones propias de la identidad secreta del "héroe". A los personajes les va bien en todo momento, incluso en los comienzos, cuando Clark es menospreciado por sus compañeros del instituto. Falta la otra cara de la vida, y creo que no se trata de amargar la existencia a nadie, sino de retratar tal vez un poco más fidedignamente que, incluso si te va cojonudamente bien con tu vida y tu trabajo, la vida es la que es y siempre surgirá la enfermedad, un accidente, el fallecimiento de alguien cercano, un despido, o qué sé yo, mil cosas. Aquí Busiek imagina una historia que es prácticamente jugar a las casitas y en ese sentido el cómic se me hace incompleto.
Por lo demás, muy satisfecho, como decía, con esta obra, magníficamente dibujada, por cierto, por Stuart Immonen