Una vez, desde el balcón de mi casa vi como unos vecinos que estaban pintando y reformando su piso, bajaron al contenedor de la esquina varias bolsas con libros, en los que se intuían álbumes de Astérix y Tintín. En el par de minutos que tarde en ponerme ropa y bajar, un rebuscador (¿o era Ultimate?)
los habia recogido y se alejaba con su bicicleta cargada. Solo dejó una enciclopedia ochentera de vida sexual