He leído Mercenarios.
Se trata de una serie europea de tres álbumes, publicada por la editorial Soleil, que cuenta con guiones de Nicolas Jarry y dibujo de Paolo Deplano. No está mal, sobre todo, resulta interesante la combinación de elementos que emplea Jarry, aunque no es uno de los mejores trabajos suyos que le haya leído. Por ejemplo en Elfos, lo veo mucho mejor que aquí. No obstante, es una obra interesante ya que combina la fantasía heroica con la cultura japonesa de los samuráis, con unos protagonistas muy inusuales los orcos. El arte de Deplano es bastante bueno, quizá un estilo que recuerda mucho a los dibujos animados, pero con una grado importante de definición. Me pasa un poco como con la trama, está bastante bien, pero no me termina de emocionar. Con todo, yo creo que es una lectura muy entretenida y bastante interesante, que me da la sensación que está inédita en nuestro país, aunque no estoy del todo seguro.
La historia de la obra gira en torno a una jauría de mercenarios orcos, que ya retirados deberán volver a reunirse para intentar detener un mal que se encuentra encerrado tras un muro. Sé que suena un poco a Juego de tronos, pero no tiene nada que ver, lo prometo. A partir de aquí, Jarry no solo debe de desarrollar la propia historia, que implica magia, acción y alguna que otra intriga palaciega, sino que también debe aproximar al lector a un mundo protagonizado por orcos, que tiene como sirvientes a duendes y que tienen como gran enemigo a los gules. Además, están las hadas y los gnomos, presentando también híbridos de especies. Todo ello, salpicado por las costumbres propias del Japón feudal, con ronins y jaurías, que en realidad son como una especie de orden de caballería, algo más rústica y violenta, pero con un código de honor muy similar, que bebe también del famoso camino de la espada del samurái.
Como decía al principio, a mí me parece una lectura entretenida e interesante, pero también es cierto que en ocasiones cuesta conectar con el ambiente que propone Jarry, y si te despistas un poco puedes llegar a sentirte perdido. Asimismo, el desarrollo de algunas tramas me resulta algo confuso y el dibujo abigarrado de Paolo Deplano tampoco termina de ayudar. Quizá es una de las pocas veces en las que creo que el formato digital y las traducciones amateurs han jugado en contra de la obra, aunque no todo es responsabilidad suya. También es cierto que hay muy poco espacio para desarrollar un mundo y hacerlo entender perfectamente. Además, hay que trazar una historia dentro de ese mundo, con su particulares reglas, desarrollar a los personajes, y suscitar el suficiente interés para que el lector no se aburra. Es una conjunción compleja que Jarry consigue mayormente, pero no siempre. No obstante, a mí me ha parecido una obra entretenida, de una calidad media aceptable, y un producto interesante y novedoso dentro de la fantasía heroica, algo poco habitual, todo hay que decirlo.