He leído La Isla del Dr. Moreau.
Se trata de una pequeña miniserie que adapta la novela homónima de H.G. Wells, realizada por Ted Adams y el dibujante Gabriel Rodríguez para IDW Publishing, publicada aquí por la editorial Panini Comics. La historia está bastante bien, y ofrece una lectura muy entretenida. Si bien es cierto que los autores cambian algunos aspectos importantes de la novela original, como el género de la protagonista, una mujer en el cómic, en lugar de Edward Prendick, al final del tomo se incluye una interesante conversación de los autores en la que explican un poco sus motivaciones sobre la obra, así como su intencionalidad con los pequeños cambios que realiza. Reconozco que no estoy muy deacuerdo, sobre todo en darle al protagonista un papel feminista, porque creo que no tiene mucho sentido y es bastante innecesario. La obra en cuestión trata suficientes temas como para añadirles otros de cosecha propia. No obstante, admito que consiguen que la historia funcione, salvo en algunas escenas donde sale a relucir la necesidad corporal de uno de los personajes. Tampoco me termina de convencer que cambien el tono dramático de la obra original por uno algo más esperanzador.
Con todo, me ha parecido una buena historia y una adaptación correcta en lo que al tono de la obra original se refiere. Se transmite muy bien esa reflexión sobre la responsabilidad del hombre ante el avance de la ciencia, y lo importante que es tener cierta ética para no acabar arrastrado hacia la oscuridad que muestra Moreau. La parte esencial de la novela creo que está muy presente, pese a los pequeños cambios. Lo que realmente sorprende es la brevedad de la adaptación, dejándome la sensación de que todo transcurre de una forma muy rápida. También es cierto que esto dota a la historia de cierto dinamismo, pero también deja una sensación de insatisfacción, porque creo que hubiese gustado un poco de desarrollo de ciertos conceptos, aunque, como digo, están todos muy presentes a lo largo de toda la adaptación.
Destacar especialmente el trabajo de Rodríguez, con una narrativa que se desarrolla prácticamente en su totalidad en splash pages. Además, su trazo es bastante detallado, y el diseño de sus personajes es muy impactante. Entre el dibujo y el coloreado consiguen transmitir una atmósfera perfecta para el tono de la historia, lo que permite al lector sumergirse en ella desde la primera página. Asimismo, tenemos a un dibujante que presenta un trabajo plagado de detalles, y que se diferencia un poco de lo que nos ofreció en Locke & Key, por ejemplo. De hecho, es posible que más de uno no sea capaz de reconocerlo. En mi opinión, es el gran responsable de que la historia funcione y el mayor atractivo de esta adaptación.
El apartado más negativo recae en la edición de la editorial italiana, que nos deja un tomo donde se abusa una vez más del concepto extra. Si bien es cierto que ofrece un interesante prólogo y una muy interesante entrevista final, también incluye todas las páginas de la miniserie en lápiz azul, obra de Gabriel Rodríguez. Esto se traduce en un tomo en tapa dura con más páginas dedicadas a extras que al propio cómic. Para mí una auténtica aberración, y el ejemplo perfecto de lo que no se debe hacer, porque cualquiera que se haya gastado los 17 euros de este volumen, afortunadamente no es mi caso, se le tiene que quedar una cara de tonto increíble. Supongo que será uno de esos casos en los que la licencia les obliga a publicar de un modo concreto, incluyendo estos extras, o calcando alguna edición estadounidense. Lo cierto y verdad es que un tomo como este que por contenido igual podría costar 12 euros, pues acaba encarecido de forma innecesaria. Una lástima que el mercado esté en los últimos tiempos encaminado hacia este tipo de ediciones.
E definitiva, un tomo que me ha gustado, con su matices, como ya he indicado, pero que ha sido una lectura entretenida, destacando especialmente la parte gráfica, que me ha parecido una gozada.