No es un pájaro... es Miguelito. Quien espere un cómics de superhéroes se va a llevar una sorpresa.
"Es un pájaro" en realidad trata del proceso creativo, del drama familiar de la enfermedad, y ya en última instancia, del poco sentido que encontramos a personajes como Superman muchos creadores. Es el caso de
Steven T. Seagle (la "te" es para que no lo confundas con el de la coleta), autor bastante respetado en Vertigo y cómic independiente, no tanto en el género superheroico, donde ha hecho sus pinitos sin que le apasione el tema, pero ofreciendo siempre buenos cómics. A mí siempre ha sido un autor que me ha interesado, aunque después de leer este cómic me caiga bastante peor.
Steven es un neuras que tiene frita a su novia, que resulta cansino para el resto de compañeros de profesión y editores, y con muy poca relación con su familia, madre, padre y hermano. Pero además, Steven es un guionista de cómic muy interesante, con buenas reflexiones y cierto talento para la escritura, por lo que el acto de meternos en su cabeza resulta en todo momento enriquecedor.
Es un pájaro es una historia autobiográfica, con la vida del autor como epicentro en base al momento en el que le ofrecen escribir la serie de Superman en un periodo convulso de su vida, y que al igual que
Noche Oscura: Una historia verídica de Batman, trata sobre la relación del autor con el personaje a tratar, en este caso, Superman, al que Seagle no comprende y con el que no siente ninguna conexión. Un viaje por el proceso creativo (o los engranajes previos al proceso, antes de que te sientes frente al teclado o la hoja en blanco, cuando estás dando vueltas a las ideas en la cabeza una y otra vez), pero también una mirada hacia la herencia genética, las enfermedades degenerativas y el sentido de la vida.
Estamos pues ante una historia que podríamos llamar experimental si se quiere (tampoco resulta extraña o muy rompedora, al existir otros referentes como Dini), diferente, muy intimista, y sobre todo, tremendamente deprimente. Una de esas historias sobre el vacío existencial y la autocompasión que dependerá del día que te haga salir reforzado o cortarte las venas con el rallador de queso.
A mí me ha gustado mucho.
Me parece una lectura muy aprovechable, con muchas reflexiones de nivel y muy bien hilvanada. Ya el boceto que el autor hace de sí mismo te puede caer mejor o peor, pero en realidad es lo de menos. El dibujo de
Teddy Kristiansen, fabuloso. Ayuda a completar un tono versátil, cambiante y personal muy necesario en una obra plagada de segmentos enfocados a comprender mejor ciertos aspectos del concepto de Superman, y cómo los podemos relacionar con etapas de nuestra vida para empatizar con el personaje.
De todas, me quedo con esta frase:
"¿No se da cuenta que intento estar triste y deprimido y que la lógica sólo se interpone en eso?"Podréis encontrar el
Essex's Seal of Approval™ estampado en su contraportada