He leído
“El azul es un color cálido” de Julie Maroh
“El amor es algo demasiado abstracto e indefinido. Depende de lo que nosotros percibimos y vivimos. El amor se consume, nos desfallece, se rompe, nos rompe, se revive, nos revive. El amor no puede ser eterno, pero nos hace eternos”Volver a los 17, igual que si fuera un sueño. Tal y como lo cantaba Violeta Parra cuando el tiempo para mi aun no era tiempo. Así me hace sentir este comic. Como un adolescente que cree ver en una simple sonrisa o en la mirada furtiva de unos ojos azules, la complicidad del amor sincero y sin dobleces. Ese amor que aturde la química emocional de la adolescencia y que desestabiliza, más aún si cabe, todos los cambios físicos que se están produciendo en su cuerpo y ese barullo de sentimientos mezclados e irreflexivos que navegan por su cerebro. El sentimiento que se aferra al sueño y se agota en la indecisión. El azul que duele, que da vida, y que de repente, sin quererlo, se vuelve cálido.
Así lo vive, Clementine, una joven de mirada tierna e insegura que retrata toda la emoción y confusión del primer amor, y que conseguirá, sin duda, emocionar al lector e incluso hacerlo llorar. Seguramente, más de una vez.
Julie Maroh captura ese aroma adolescente en sus dibujos con la abrumadora naturalidad de quien tiene cercanas todas esas vivencias, mostrando en esa secuencia de Clem y Valentin en una tranquila noria, toda la montaña rusa emocional que viven estos jóvenes. A fin de cuentas se trata de eso, de sentimientos, de
“Todo lo que me pasa tiene un nombre... Emma, su nombre es Emma.”Vamos a ver crecer el amor como a un ser vivo, desde el coqueteo y las insinuaciones hasta el sexo más apasionado. Seremos espectadores de las rupturas, de los desencuentros, del beso malinterpretado o de la represión de los sentimientos. Incluso de los silencios expresivos y de su pelo azul enmarañado. Del “es solo ella, y yo no soy nada” que se escribe como verso improvisado antes de cumplir los 16.
“Vino Thomas”, lees, y tienes que parar. Aún no te has adentrado en la obra, y tienes que detenerte y reflexionar. Pasas página y sobran las palabras. Las mismas que a mí me faltan para explicarlo. No hacen falta, sólo hay que ver las viñetas, los detalles, la foto escondida en la almohada, el brillo en su cara en el descolorido autobús que la lleva a casa tras un beso inesperado y la mirada perdida en las nubes construidas de “bésame(s)".
Releo, y veo que no consigo expresar lo que me hace sentir este comic. Es complicado, porque ¿cómo describir lo que te hace sentir una viñeta en la que sabes que en cuanto dejen de abrazarla, ya derrotada, se derrumbará? ¿Cómo explicar el dolor de un corazón que estalla? ¿Cómo poner palabras a la sonrisa agradecida al despertar y sentirse velada? Y sobre todo, cómo explicar que es ¡tanto el dolor! ¡y tanto el amor! que las lágrimas no resbalan por su cara, sino que caen directas al suelo.