He leído
American Carnage, de Bryan Hill y Leandro Fernández.
En primer lugar, agradecer a
Steven su compra, ya que fue él quien puso la oferta.
Y lo cierto es que ha merecido mucho, mucho la pena.
Tenemos una historia que parece escrita hoy mismo por su urgencia, con los incidentes de Kenosha, George Floyd y otros asesinatos a sangre fría de personas de color a manos de policías. En este caso, el componente racial se mantiene, pero el uso de fuerza es inverso, de lo civil a lo policial. Todo empieza con el asesinato de un agente afroamericano del FBI, colgado de un árbol, y la sed de venganza de su compañera, que pedirá ayuda al exagente Richard Wright, una persona venida a menos y con sus propios demonios internos, para que se infiltre en el entorno de sus posibles asesinos.
La historia me parece realmente pistonuda, tiene un ritmo envidiable, unos personajes con muchísimas personalidad y carisma, y en ella no sobra ni una viñeta. Está dibujada por uno de esos artistas por los que siento predilección, el gran, gran Leandro Fernández, lo que hace no solo que disfrute enormemente de la narración y la composición de esta historia, sino que la sitúe en las inmediaciones del género negro propio de 100 Balas. Tiene desde luego muchas más similitudes con la obra de Azarello, que con otras de autores del género, como Brubaker. Esa paleta de colores cálidos, ese expresionismo en el trazo dentro de una historia sobre conflictos raciales, me han recordado bastante a algunos arcos de la historia de Los Milicianos.
Hay detalles que me encantan, con diálogos realmente inteligentes, siempre muy cuidados, y situaciones con mucha fuerza. Caso aparte es el de personajes con una mística como "el asesino Obama", un sicario que siempre lleva puesta una máscara de un Obama sonriente, y que resulta realmente magnético en cada aparición. En la clave racial de supremacistas blancos, sin duda, es una genialidad.
Entre tanto halago y celebración, tengo pues un único pero a esta historia: su final. Como siempre, ejecutar un buen final es realmente complicado, y American Carnage peca de cerrar con un portazo, en el último número, todas las subtramas de una forma demasiado simplista y visceral para mi gusto. Echo en falta una resolución más trabajada, que diera espacio a todos los fantásticos personajes que la integran, porque la verdad es que lo merecen. Esperaba algo más elaborado, y menos directo. Sin embargo, que el final no sea perfecto, no significa que la obra no acabe dejando una muy buena sensación, y que sea más que recomendable, sobre todo a buen precio (a mí me salió por cuatro pavos).
Para mí, un
Essex's Seal of Approval™ como una casa.