El sacrificio de un ciervo sagrado.
Irritante, incómoda, surrealista y muy divertida.
O a mí me lo parece. Al menos, me la he tomado como una tragedia griega repleta de comedia negra, en momentos en los que inevitablemente me tenía que reír. Eso no significa que las escenas tremendistas tuvieran menos fuerza, pero es que la faceta cómica que le encuentro es compatible con su mal rollo generalizado.
Una película que entiendo que moleste e irrite a una gran parte del público. Normal.
Pero ya digo, a mí me ha transmitido (asco, odio, humor, tensión) mucho.
Y copiar a Kubrick siempre es el bien.