El Hombre Hormiga: Omnigold: El Hombre en el Hormiguero (1962-1965) El Hombre Hormiga fue el segundo personaje de la nueva era Marvel en obtener colección propia, tras los Cuatro Fantásticos. Y lo hizo en el título genérico Tales to Astonish.
Hay un par de detalles que diferencian a esta serie de las demás que iniciaron la era Marvel.
El Hombre Hormiga tuvo su primera aventura en el número 27 de Tales to Astonish, pero la segunda no llegó hasta el número 35. Es evidente que la primera aparición no iba a ser más que uno de los muchos relatos cortos independientes que nutrían la colección. Fue más tarde que decidieron convertir a Henry Pym en un superhéroe con serie regular.
Y, por otro lado, Stan Lee se encarga de los argumentos, y por lo tanto es el creador del personaje. Pero a diferencia del resto de series iniciales de Marvel, los guiones corren a cargo de su hermano Larry.
Así, tras ese primer relato, curioso y entrañable, la serie regular hace su andadura con una consecución de números de lo más inofensivo y simplón. El principal interés consiste en presentar las habilidades del protagonista como superhéroe minúsculo y sus peripecias al estilo El Increíble Hombre Menguante, además ver en acción a las hormigas con las que es capaz de comunicarse. Tiene su gracia pero son historias triviales.
Algunos villanos no pasan de los habituales rojos de esta etapa de Marvel. No falta alguno con motivación surrealista como el Protector, digno de Gerber. El primer villano, y prácticamente único, con cierto potencial para repetir es Cabeza de Huevo, que se convertiría en una especie de némesis de nuestro héroe.
Realmente algunas historias y personajes son de lo más delirante.
Un escarabajo que se vuelve inteligente por un accidente radiactivo y reúne a todos los insectos del mundo para se rebelen contra la raza humana. Un tío que es expuesto a radiación accidentalmente y logra un poder vocal por el que todo lo que diga convence a cualquiera que tenga delante. Otro que es despedido del trabajo por ser ya demasiado mayor, y para vengarse decide construir un sofisticado aparato con el cual vuelve viejas a las personas.
Tienen más relación con los relatos cortos autoconclusivos de los inicios de la propia Tales to Astonish, que con las demás colecciones del género superheroico. El Hombre Hormiga en muchas ocasiones parece la excusa de continuidad, el que lo soluciona todo al final como podría ser cualquier personaje anónimo.
No negaré que son tebeos simpáticos, que logran arrancarte media sonrisa aunque sólo sea por lo inverosímil y disparatado de su planteamiento, pero las cotas de ingenuidad triplican aquí las del resto de series marvelitas.
La parte gráfica corre a cargo de un primigenio Jack Kirby que pronto pasa el relevo a Don Heck.
Entra la Avispa.El número donde se presenta a Janet Van Dyne supone el debut del guionista H.E. Huntley.
El hombre se saca de la manga un cuento sobre una antigua esposa de Hank que fue asesinada, y la motivación de Pym para experimentar con el gas reductor por algo que le comento su fallecida esposa sobre las hormigas, que no puede ser más simplón. De hecho todo el número es una colección de salidas y comentarios pueriles sin ningún sentido del rubor.
Es algo así como un número especial. Vuelve Kirby sólo para esta historieta, ocupa 18 páginas en lugar de las habituales 13, y, claro está, se presenta a la Avispa. No está mal estructurado, hay más páginas para explayarse, y tiene su interés la explicación del origen de la avispa, pero los diálogos ciertamente son para dar de comer aparte.
Los siguientes números ni siquiera tienen un personaje importante que presentar. Francamente me parecen bastante malos. Pero por lo menos la entrada de la Avispa tiene el aliciente de ver como evoluciona la relación con Hank Pym, bastante adolescente y bobalicona durante estos inicios.
Y ahora… el Hombre Gigante. Y Stan Lee toma las riendas.El siguiente paso importante en la colección es el cambio de identidad del protagonista. Henry Pym deja de ser el Hombre Hormiga por siempre jamás y pasa a ser el Hombre Gigante.
Supongo que las aventuras de un hombre minúsculo ya habían agotado todas las ideas y se necesitaba aire fresco. Así que decidieron optar precisamente por su lado opuesto, un hombre enorme.
Creo que un hombre gigante ofrece menos juego que un hombre hormiga, entre otras cosas por el protagonismo de las hormigas, que aquí acaba desapareciendo. Pero así son las cosas a partir de ahora.
Presentación del Hombre Gigante y de nuevo número “especial” de 18 páginas. Villano curioso, el Borrador, historieta simpática y poco más. Y todo ello al fin con Stan Lee como guionista, y además fijo.
Los siguientes números siguen siendo flojos, sin apenas nada a comentar más allá de sus villanos de segundísima fila como la Peonza Humana, el Puercoespín o el Caballero Negro.
Otro apunte a añadir es el hecho de que, a partir del Tales to Astonish nº 51, se empiezan a incluir como complemento relatos de cinco páginas contados por una humanitaria Avispa. El escenario de los cuentos son orfanatos y hospitales de veteranos de guerra, o quien se tercie. Son relatos, a cargo de Larry Lieber al guión y dibujo, del estilo de los del Vigilante que no pasan de la anécdota, y un dibujo francamente malo.
A partir del número 57 las historias ya no son explicadas por la Avispa sino que son aventuras protagonizadas por ella misma, como si estrenara colección propia. El interés es igual de escaso que en las anteriores.
Yo creo que coincide con la llegada de Dick Ayers como dibujante más o menos fijo, y no a consecuencia de ello, que se empieza a notar que los guiones son de Stan Lee.
Estando muy lejos de la mayoría de sus otras colecciones, por lo menos las historias están mejor estructuradas y son algo más verosímiles, dentro de lo inverosímil que resulta el género superheroico, claro. Y los diálogos han mejorado, sobretodo en un humor más ocurrente.
Por desgracia las buenas intenciones se acaban diluyendo y la colección no acaba de despegar nunca. Como ejemplo esas dos historias en que aparecen Spiderman y Hulk, de lo más estéril en cuanto a tebeos con invitados de lujo.
Tampoco es que ayude el dibujo de Dick Ayers, que parece hecho con desgana y con el paso de los números va derivando hacia el absoluto horror, pero el contenido de las historias no traspasa la línea gris que marca límite hacia los tebeos aceptables.
Llega Hulk para compartir serie en Tales to Astonish, se reducen páginas del Hombre Gigante y las aventuras de la Avispa desaparecen. Tampoco se pierde nada.
Y sigue la hecatombe. Lo único aprovechable es un número de emergencia dibujado apresuradamente por Steve Ditko. Nada del otro mundo, a pesar de todo.
El interés de Stan Lee por la colección anda ya por los suelos, no hay otra explicación para tan malos números, y Carl Burgos, el creador de la Antorcha original que entra a los lápices para unos números, no desentona en la chapucería general.
Es en los números finales que aparece una brizna de esperanza con la entrada de Bob Powell a los lápices y un Stan Lee que parece más centrado. Powell por lo menos se nota que sabe dibujar, aunque el diseño del nuevo traje de nuestro héroe es feillo, y Lee apunta interés. Especialmente el número de Madame Macabre lo encuentro ingenioso.
Pero no hay tiempo para más. Las aventuras del Hombre Gigante llegan a su fin definitivo en el 69 de Tales to Astonish para ser sustituidas por las de Namor.
Para concluir, creo que estamos ante una de las peores series de Marvel de los 60. Por lo menos yo tengo pocas dudas acerca de eso.
En el tomo se incluye también la etapa de Scott Lang en los 70, pero lo dejamos para otra ocasión.