He leído
100% Marvel Daredevil ¡El hombre sin miedo! Nº 12: Identidad.
Retomo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
Continúo con la etapa de Charles Soule al frente de la cabecera del cuernecitos, junto al dibujante Ron Garney, al que se le suman los artistas Goran Sudzuka y Marc Lanning. La verdad es que el tomo me ha gustado. Sin grandes alardes, pero mucho mejor de lo que me esperaba, a pesar de que esta etapa tiene algunos altibajos. La parte gráfica está bastante bien, a pesar del baile de dibujantes es algo que no afecta al desarrollo de la trama y la lectura no se ve afectada, lo cual ya es algo destacable. Argumentalmente, me ha parecido bastante entretenido, y tiene como principal factor el que Soule decide darle una explicación al nuevo
estatus quo del personaje, explicando como Matt rompe su relación con Kristen, así como el motivo por el que ya nadie recuerda que Daredevil y el abogado son la misma persona, recuperando así su identidad secreta.
Hay que admitir que el tema de la identidad secreta en el género de superhéroes es algo que con el paso de los años se ha vuelto muy conflictivo, incluso en ocasiones un rasgo distintivo algo anquilosado. Sin embargo, Soule plantea un escenario creíble en el que nos transmite la sensación de Matt necesita ser dos personas diferentes para el gran público, lo que le permitiría ejercer como abogado y luchas por un mundo mejor desde dos perspectivas tan diferentes como las salas de un juzgado y las calles de Nueva York. Para ello traza una historia en la que primero nuestro protagonista duda de sí mismo tras lo ocurrido a Punto Ciego, en una repetición dolorosa de la historia de su vida, en la que todos sus seres queridos acaban sufriendo. De ese modo, pone en marcha un plan para poner precio a su cabeza, atrayendo hacia sí a Bullseye, en su búsqueda por un antídoto para la situación de su protegido.
A mí lo que más interesante me resulta es como Soule consigue transmitirnos las dudas existenciales de Matt ante una situación que se ha repetid a lo largo de su vida varias veces, pero que aún así le cuesta digerir. Es en ese momento de debilidad cuando surge la duda de si es mejor sacrificar su vida o seguir luchando. Una especie de suicido que representa su lado más humanos y falible. Además, estas dudas le llevan de nuevo a mirar a su lado católico, intentando encontrar alguna explicación en los inescrutables caminos de la fe. En mi opinión, el guionista no lo hace nada mal, profundizando mucho en el personaje y sus sentimientos de culpa, pero también llevándolo hacia el camino de la redención a través del comienzo de una nueva lucha. Al fin y al cabo, eso es lo que hacen los héroes, se levantan y siguen luchando, por mucho que los golpee la vida. Si bien es cierto que la historia no es perfecta, y que en un análisis concienzudo podríamos encontrar resquicios de errores que desmontaran los planteamientos de Soule y su posterior desarrollo. También es cierto que el objetivo del escrito funciona bien, por lo que la trama consigue su objetivo con creces, introduciéndonos en lo más hondo del personaje y sus inquietudes, poniendo de manifiesto que los héroes son también seres humanos, aunque estemos en un mundo de cuatricomía. Hay mejores historias que esta sin duda, per hay que decir que está no está nada mal y que Soule consigue dar en el clavo aludiendo a un concepto clásico que nos retrotrae a los orígenes del propio Universo Marvel.
En la segunda parte del tomo, y utilizando como vehículo la confesión, algo muy apropiado para nuestro protagonista, Soule da las explicaciones pertinentes que comentaba ala principio, revelando al lector los hechos que hasta ahora permanecían en las sombras. Para ello, los autores realizan guiños a la trayectoria de Daredevil, mostrando una amplia variedad de uniformes que ha vestido a lo largo de la historia, incluso alguna que otra crítica a Mefisto y la magia, para finalmente buscar un recurso no exento de fantasía, pero en cierta forma un poco más creíble en un escenario como es el Universo Marvel. En esta ocasión serán
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Como todo, requiere de cierta suspensión de la realidad, y puede verse como un recurso fácil, pero a mí me ha parecido bien hilvanado todo. Ya digo que el trabajo de Soule no me parece perfecto, sí bastante solvente y aceptable. También ofrece una lectura muy amena y entretenida, lo cual tampoco me parece desdeñable. Yo, por mi parte, espero continuar con la etapa, a pesar de sus altibajos, y espero que se mantenga al menos en este nivel hasta su conclusión.