La Tumba de Drácula claro que es repetitiva.
La trama va de un conde que se cree rey y queda en ridículo número tras número, sin descanso, incapaz de hacer nada bien, de trazar un plan decente, mucho menos de ejecutarlo, que no impone a nadie, que arrastra consigo la marca del fracaso y la vergüenza y que aun así se comporta en todo momento como si fuera un triunfador incontestable y jamás hubiese conocido la derrota.
Ah, además es un vampiro.