Leído el segundo tomo de Panini, números 5-10.
Parece mentira que empezara a leer esta grapa en Londres hace ya más de tres años... y que me haya esperado a la edición española para leerla completa y tenerla.
Este segundo tomo sigue la estela del primero, con esa mezcla de terror y género negro, de la mano de un personaje tan poco empático como Dylan. Creo que es uno de los protas de Brullips que más rechazo genera, porque el tipo es un pringado importante, pero además en plan mal, es decir, no es un pobre perdedor, sino un ser amoral sin carisma alguna.
Como siempre, la narración exquisita, si estos dos hicieran guías de teléfono, me las leía enteras.