Contrition, de Carlos Portela.
Conversación entre la periodista que sigue el caso y su marido:
- Ahora tenemos a Marv.
- Es verdad. Pero solo te acuerdas de que es de los dos cuando te toca ocuparte de él.
- De verdad, intento entenderte.
- No pretendo que me entiendas, sino que me apoyes.
En otro momento de la obra, otros dos personajes:
- ¿Por qué me ayudas?
- Alguien que conocí me dijo que las circunstancias nos pueden llevar a hacer cosas horribles, pero yo nunca he sabido que pensar al respecto. Hemos hecho cosas malas. Pero ¿es lo mismo una mala persona que una persona que hace cosas malas?
En otro momento, siguiendo uno de los personajes:
- Entonces, ¿no cree que haya posibilidad de que se arrepientan?
- Sí, claro que se pueden arrepentir. - La cuestión, capitán Martins, es que, por desgracia, el arrepentimiento sincero no garantiza que no haya reincidencia.
Justo estos tres pasajes me cogió en un momento que me tocó de forma bastante personal. En otro momento de mi vida, quizá ni me hubiera fijado.