Se baja del autobús pesadamente y renquea hasta el portal de Job. Sube a su casa y, al abrirle la puerta, le planta dos billetes de 20 en la cara.
"¡Tú me diste uno, yo te traigo dos! ¡Hablemos claro! ¿Se vio al asesino con un machete en una nave alienígena? ¿Y no es acaso ese asesino Freddy Krueger? ¡Vamos, no podemos dejar que sigan muriendo jóvenes rubias indefensas!"