A mi yo de trece años le encantaron esos cómics. Y ojo, que aún y todo, trataba temas peliagudos.
No sé, a veces nos sorprendemos de que no haya lectores jóvenes. Normal, si no se hacen los cómics para ellos sino para los cuarentones nostálgicos.
Quizá la ejecución no era la mejor, pero antes se hacían cómics con varias capas de lectura: un chaval podía seguirlos, pero a la vez si tenías pelos en los huevos había otras cosas implícitas que podías pillar. Eso claro, requería un esfuerzo por parte del guionista de turno, intentar satisfacer ambos targets.
Pasamos de los cómics infantiles directamente al target opuesto.
Menuda estrategia.