He leído
Batman Nº 68/13-72/17.
Retomo la lectura de la serie tras mi
anterior comentario.
Continuo la lectura de la etapa escrita por Tom King, que comienzo a pensar que tiene lo que yo denominaría el síndrome de Bendis. O lo que es lo mismo, buenas ideas y planteamientos que en su desarrollo acaban perdiendo gran parte del interés y su fuerza inicial. Además, es evidente que el escritor tiene cierta predilección por la historia que quiere contar, sin importar que los personajes que utilicen no estén bien caracterizados o sean una sombra de aquellos que el lector conoce. Cualquier excusa es buena para retorcer el comportamiento de los personajes si eso sirve para llevar a buen puerto su idea, a pesar de que en el desarrollo de la misma todo nos lleve a un tebeo anodino. Y es que, más allá de sus defectos, el Batman de Tom King es un tebeo al que le faltan sentimientos y un ápice de pasión. Se deja leer, puede ser entretenido incluso en ocasiones, pero apenas hay conexión emocional. Bajo mi punto de vista, está siendo una etapa fallida y carente de alma.
Aunque admito que King es un buen escritor, con una buena prosa y unas ideas interesantes, su tendencia a buscar una profundidad excesiva en sus conceptos llega a un punto en el que convierte la lectura en un proceso tedioso. El capitulo inicial de esta saga intenta profundizar en las motivaciones de Batman como héroe, utilizando a Gotham Girl, que parece llegar a su punto de inflexión por el momento. De nuevo, bajo un disfraz de profundidad y análisis psicológico demasiado pretencioso, el único objetivo es dar un vuelco en la vida de Bruce, que parece haber perdido algo de motivación y está decidido a cubrir uno de los huecos importantes de su vida: la felicidad. Sinceramente, no sé si la idea en sí misma me parece absurda o arriesgada, ya que me cuesta ver ahí al Batman de toda la vida. A pesar de que me resulta interesante que un guionista aborde el tema del emparejamiento de Batman con alguien capaz de compartir su complicada vida, en un evidente riesgo por cambiar su status quo y hacer algo ligeramente diferente a lo habitual, quizá el principal problema es la forma en la que King pretende justificarlo, construyendo una relación prácticamente de la nada y reescribiendo los primeros años de Batman como vigilante, una práctica que comienza a ser demasiado habitual, convirtiendo la cronología del personaje en sus inicios en un verdadero galimatías en el que es mejor no pararse a pensar. Hace dos días como quién dice Snyder ya narró un origen, ahora King vuelve a añadir más elementos, con Enigma como protagonista, pero a mí me da la sensación que todo esto no termina de cuadrar del todo. Por lo menos, si no se hubiese molestado en intentar ubicar la saga no sería necesario sacar a relucir este aspecto, cuando realmente era innecesario.
De todas formas, lo curioso del asunto es que, como decía, todo esto no es más que una excusa para dar sentido a la petición de matrimonio de Batman a Catwoman, un momento al que le ha faltado algo de emoción. Si en "Azoteas" se conseguía transmitir muchas emociones en ese arrebato sexual y en esa noche de pasión, aquí ha faltado ese componente para dotar a la escena de ese punto emocional que adolece gran parte de la etapa de King. Y es que como lector lo único que me ha transmitido es un: "pues vale". No se le puede echar al culpa del todo a los lápices de David Finch, cuya evolución sigue siendo muy positiva, porque gran parte de la culpa la tiene esa narrativa en
off, totalmente descontextualizada de lo que ocurre en las viñetas. No hay la comunión necesaria entre guionista y dibujante, produciendo esa magia necesaria para que un momento tan importante de la historia del personaje tenga el impacto adecuado.
La petición de matrimonio es el desencadenante de la saga que viene a continuación, "La guerra de las bromas y los acertijos", que King la ubica justo un año después de que Bruce se convirtiera en Batman. El concepto tiene un potencial enorme, mostrando una guerra entre el Acertijo y el Joker, los cuales lideran dos facciones con los criminales de Gotham para decidir quién de ellos debe matar a Batman. No obstante, me llama la atención que toda esta gran historia no sea más que una confesión de alcoba entre Bruce y Selyna, para hacerle ver que él no es el hombre que ella piensa. Y de alguna forma también es el modo de dar una solidez a una relación que me parece más o menos aceptable, aunque no bajo los parámetros que introduce King, añadiendo cierto leve toque romántico a su primer encuentro, en mitad de esta guerra de bandas entre dos de los enemigos más importantes de Batman. El concepto de la saga me parece interesantísimo, pero de nuevo falla el desarrollo. Incluso que se quiera utilizar una herramienta narrativa como el flashback o que Batman sea el narrador y espectador de la trama, aunque participe en ella. Quizá porque realmente no es del todo una historia de Batman, sino más bien una historia de los villanos.
Todo esto está muy bien, y deja entrever las cualidades de King como guionista, pero después se acaba perdiendo en ese intento seudopsicológico de interpretar a unos personajes que no conoce y que no se molesta en conocer. Puedo aceptar que se quiera trabajar en unas nuevas versiones de Nigma y del Joker. De hecho, el nuevo aspecto del Acertijo me ha gustado mucho, así como su papel en la historia, muy por encima del Joker, que lo veo algo desdibujado. Además, esa combinación de misterio y humor negro que aportan ambos personajes tiene mucha química y es algo perfecto para una saga de Batman. No obstante, se desperdicia la oportunidad. La historia pierde emoción y se transforma en una crónica de acontecimientos., algunos bastante inverosímiles. Escenas como el apuñalamiento de Nigma no hay por donde cogerlas. El Joker pierde toda su faceta visceral y se presenta como un cómico frustrado sin más. Si bien es cierto que el Joker no necesita muchos motivos para matar a gente y forma parte de su esencia, aquí parece un poco lelo, como si el único inteligente fuera el Acertijo. Pero lo que realmente choca es la pasividad de Batman y la presencia de Catwoman como invitada de lujo, en una colaboración que realmente no se explica. Por no hablar del
leit motiv de la historia, que no es otro que llevarnos a una confesión en la que nadie puede reconocer a Batman, cuando confiesa que
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Esto para mí es un error de base y muestra al personaje en una faceta que es totalmente impensable. Me parece bien que se quiera profundizar en su lado humano, que se busque la faceta falible del héroe y todo lo demás, pero que no sea una excusa para desvirtuar al personaje.
Es una verdadera pena, porque la saga tiene aspectos interesantes y creo que como idea funciona muy bien, pero ni está bien desarrollada, y mucho menos tiene un remate adecuado. No voy a entrar siquiera en esa tendencia tan habitual de copar la continuidad de elementos sin que sea algo necesario, como la presencia del Pingüino, pero sin que sea el villano que conocemos, o el papel del Hombre Cometa, que parece tener más protagonismo que le propio Batman. Tampoco creo que utilizar a Batman casi como un secundario sea un problema. Es decir, King utiliza herramientas y elementos en su narración que pueden o no ser las más adecuadas, pero si se construye una buena historia se pueden obviar, el problema es que a mí la sensación que me deja es la de un quiero y no puedo, y que con tal de contar su historia todo vale, llegando incluso a desvirtuar a todos los personajes o llevando la suspensión de la realidad a un límite exagerado. Lo mejor de todo, en mi opinión, sigue siendo el trabajo del dibujante Mikel Janín, que posiblemente hubiese brillado mucho más en una etapa más sólida y de mayor calidad.
Finalmente, tenemos el comienzo de una nueva saga, que de nuevo gira en torno a este compromiso matrimonial, que nos lleva a visitar a Thalia Al Ghul. Por cierto, no tiene desperdicio la cara de los integrantes de la Batfamilia al conocer el compromiso. Habrá que ver que sorpresa nos depara King con este personaje...